Alejandra Monteoliva asumió este martes al mediodía como ministra de Seguridad de la Nación, en reemplazo de Patricia Bullrich, quien dejó su cargo para partir al Senado por la Ciudad de Buenos Aires. La ceremonia en el Salón Blanco -colmado de invitados- comenzó a las 12 del mediodía y ofició más como una despedida de la funcionaria saliente más que como la bienvenida de la entrante: el oficialismo se dedicó a subrayar continuidad, firmeza y un mensaje interno sin matices sobre el rumbo que seguirá la cartera. El Presidente Javier Milei fue el encargado de tomarle juramento mientras, en primera fila, ministros y figuras del entorno más cercano asistieron a la actividad.
A tono con el estilo de la propia Bullrich, Monteoliva usó su primera aparición oficial para marcar que nada se mueve del libreto original. Habló de continuidad y de despliegue territorial. “Nuestro trabajo en fronteras, el despliegue en todo el país y la lucha contra el narcotráfico y las organizaciones criminales mantienen la misma dirección. La doctrina Bullrich sigue fuerte”, enfatizó en declaraciones con la prensa acreditada.
Consultada por el futuro del Plan Bandera, Monteoliva fue directa. Sostuvo que se trata de una de las prioridades de su gestión y anticipó un viaje inminente a la ciudad de Rosario. “Las reuniones con fiscales, fuerzas federales y autoridades provinciales son parte de un trabajo que no se va a interrumpir. El plan no se detiene”, aseguró. El comentario buscó retener la imagen de continuidad que el oficialismo considera vital para no abrir flancos en un territorio que carga con la mayor visibilidad en materia de violencia criminal.
La situación en la provincia de Buenos Aires también apareció entre las inquietudes planteadas. La ministra admitió que es un distrito que concentra la preocupación permanente del área. “Cuando hay delito y violencia, se convierte en prioridad. La articulación con el gobierno provincial es constante y las fuerzas federales acompañan como parte de una estrategia complementaria”, sostuvo. En paralelo, aclaró que el equipo del Ministerio se mantiene casi sin cambios, salvo algunos funcionarios que pasarán a ocupar bancas en el Congreso.
El Gobierno había oficializado la salida de Bullrich horas antes, mediante un decreto publicado en el Boletín Oficial, con un agradecimiento explícito por su gestión. El recambio se inscribe en la segunda etapa del Gabinete, con un Milei decidido a exhibir cohesión y a blindar áreas sensibles en plena discusión de reformas. Entre los presentes, se dejaron ver el jefe de Gabinete, Manuel Adorni; la secretaria general de Presidencia, Karina Milei; el ministro de Defensa, Luis Petri; el titular de Economía, Luis Caputo; la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello; por Sald, Mario Lugones; el ministro de Interior, Diego Santilli y el canciller Pablo Quirno.
El clima del acto dejó escenas curiosas. El titular de Salud, Mariano Lugones, apareció con una curita en la frente; ante la consulta por el golpe, recurrió a una mímica que nadie terminó de descifrar. Patricia Bullrich, en su despedida formal, se mezcló con los uniformados con la misma energía de siempre, mientras que la ausencia de Santiago Caputo llamó la atención -alegó trabajo y no fue el único, también se ausentaron Mariano Cúneo y Federico Sturzenegger- tanto como un episodio final: la bandera que decoraba la jura terminó desplomándose, un detalle que algunos atribuyeron al trajín del montaje y otros a un exceso de simbolismo involuntario.
El acto llegó a continuación del Decreto 851/2025, publicado este martes en el Boletín Oficial, que hizo efectiva la salida de Bullrich, quien presentó su renuncia para asumir como senadora nacional. Desde el Gobierno agradecieron por “los servicios prestados” durante su gestión.
Con la publicación del decreto y el traspaso sellado, la nueva ministra ya había dejado clara su hoja de ruta en redes sociales: agradeció a Bullrich, reivindicó su legado y prometió sostener “una conducción con resultados y convicción”. Su recorrido, que arrancó en Córdoba, pasó por Colombia y se consolidó con perfiles técnicos en seguridad tanto en gobiernos provinciales como nacionales, busca instalarla como una figura con solvencia en un ámbito donde Milei carece de margen para experimentos.
Bullrich, por su parte, ofreció un respaldo sin fisuras. Recordó el trabajo conjunto durante los últimos años y aseguró que Monteoliva reúne “profesionalismo, coraje y honestidad” para sostener el rumbo. Fue su forma de cerrar una gestión que, incluso desde su salida, pretende marcar la arquitectura conceptual de la política de seguridad nacional.
El Gobierno espera que la nueva ministra combine los antecedentes técnicos con una performance política que le permita validar una continuidad que consideran estratégica. Con desafíos abiertos en Rosario, el Conurbano y la escena internacional, el desembarco de Monteoliva deja una señal nítida: el oficialismo apuesta por profundizar el esquema vigente más que por ensayar movimientos bruscos. Y, sobre todo, por evitar que Seguridad se convierta en un frente de incertidumbre en un momento en que no tiene espacio para sumar problemas
Fuente: Ámbito.