(Por Guillermo Alfonzo). ¿Qué somos los hinchas de fútbol? Somos el alma, la voz, el latido de cada cancha.Somos quienes lloramos con la derrota y explotamos de alegría con un gol.
Pero detrás de cada bandera, de cada grito, ver a "tu" club, que se alimenta de esa devoción, un negocio millonario en AFA que se ríe de nuestra inocencia, mientras tu club se ahoga.
Cada fin de semana, cada vez que miramos la tabla, cada ilusión que nos da un jugador que sube de las inferiores, que nos impide ver que, mientras nosotros gritamos, otros cuentan billetes. ¡Tu amor, tu pasión, se está usando para tapar la miseria!
El Corazón del Hincha contra la Billetera de Pocos
Las inferiores, que son el futuro, que son la esperanza. Los vemos brillar en dos partidos y, de repente, se van. Se habla de "ventas millonarias", de "grandes negocios". ¿Y qué sentimos? Una mezcla de orgullo y un vacío inmenso. ¿Adónde fue esa plata? ¿Realmente sirvió para que "nuestro" club crezca, para saldar deudas, para mejorar el predio?
La cruda verdad es que ese dinero, que debería ser el pulmón de la institución, se esfuma. Se va en deudas históricas, en comisiones exorbitantes de representantes, en "favores" que nadie entiende, pero que la dirigencia no puede explicar. Los millones que entran por TV, por sponsors, por esas transferencias, no llegan al césped de tu club. Se quedan en los escritorios, en los bolsillos de unos pocos, mientras tu club sigue pidiendo a gritos un respiro.
La Soledad del Hincha y el Grito de Silencio
¿Y nosotros? Seguimos ahí. Aguantando. Defendiendo los colores. Criticando al árbitro, al técnico, al rival. Pero, ¿cuándo vamos a levantar la voz contra el verdadero enemigo? ¿Cuándo vamos a exigir saber qué pasa con el dinero que generamos?
Porque es tu socio que paga la cuota, es tu entrada cada domingo, es tu camiseta comprada, es tu club el que está en terapia intensiva. La AFA, en este juego perverso, centraliza, reparte y controla, pero sin la transparencia que merecemos. Es una máquina de generar riqueza que deja a la gran mayoría de los clubes en la inanición, mientras su poder político se fortalece.
Una Reflexión para Romper el Silencio
Ya no es suficiente con el "aguante". La pasión no puede seguir siendo el velo de la corrupción, la excusa para la desidia dirigencial y la opacidad financiera. Nuestro fútbol, el de la mística, el de los potreros, el de los clubes de barrio, se está muriendo de a poco mientras en las cúpulas se celebra la "buena salud económica" de un negocio que excluye a la mayoría.
Es hora de que los hinchas, el verdadero motor de este deporte, Que exijamos transparencia total, auditorías serias, y una gestión profesional que priorice al club por encima de los intereses personales. Que cada grito de gol sea también un grito por un fútbol más justo, más limpio, más nuestro. Porque si no lo hacemos, nuestra pasión será la que termine de cavar la fosa de lo que más amamos.