( Por Jose Miguel Bonet). «Jamás puede lograrse la nacionalización de las masas por la acción de procedimientos a medias o por la simple observancia de un llamado puntode vista objetivo; esa nacionalización sólo es posible por obra de un criteriointolerante y fanáticamente parcial en cuanto a la finalidad perseguida.- Adolf Hitler, Mi lucha
Para Mosse, cultura era ese “estado o hábito mental que puede convertirse en una forma de vida íntimamente vinculada a los retos y a los dilemas de las sociedades contemporáneas”3. Para la sociedad alemana, desde las guerras napoleónicas y a lo largo de todo el siglo XIX, esos retos y dilemas representaban la necesidad de unificación social ante una realidad caracterizada por la atomización del hombre.La Nacionalización de las masas” se desprende el uso de la estética y la semiótica para explicar el valor estético que tenían para la sociedad alemana los monumentos nacionales, así como su significado. De igual forma, dichas disciplinas fueron artísticas, como por ejemplo, el uniforme diseñado para los gimnastas, los cuales resaltaban los contornos de sus cuerpos, y de esta manera daban vida al ideal griego de belleza a través de un cuerpo masculino “endurecido y ágil
En la “Nacionalización de las masas”, Mosse expuso cómo a partir de las guerra de liberación de Alemania frente al ejército de Napoleón (1813-1814) surgieron movimientos nacionalistas que fueron conformando una religión secular compuesta por mitos que fueron dotados de símbolos exteriorizados posteriormente en una liturgia, similar a la liturgia cristiana, que finalmente cohesionó a la religión con el culto a la nación. Es por esto que analizó el tema del nacionalismo en Alemania como un fenómeno cultural cuyo análisis necesitaba ser abordado precisamente desde el campo de estudio de la historia cultural, pues consideraba a la teoría política como insuficiente:
«Nos hemos ocupado de un fenómeno cultural que no puede subsumirse en cánones tradicionales de la teoría política, por que no se desarrolló como un sistema lógico o coherente que pudiera comprenderse mediante un análisis racional de sus escritos filosóficos».5
Para Mosse, la consolidación del nacionalismo alemán fue el resultado de un proceso que había abarcado poco más de un siglo, período durante el cual se había desarrollado el culto a la nación, y cuyas expresiones culturales evocaban el anhelo del pueblo alemán de lograr una unificación nacional, a raíz del desencanto general de una sociedad industrial, cuyas instituciones no ofrecían refugio ante la condición de miseria y atomización social en que dicho pueblo se encontraba. Influido por la obra “Cultura y Sociedad” del filósofo Herbert Marcuse, Mosse creía que la reacción tanto de la sociedad de masas, como de la élite intelectual y política de Alemania durante prácticamente todo el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, que consistió en deificar a la figura del pueblo, se debió precisamente a la contradicción de las instituciones políticas, que no ofrecían refugio a la sociedad alemana ante una realidad muy difícil de soportar.6
En este sentido, la religión secular nació como una respuesta a una cultura burguesa dominante, y se manifestó a través de una liturgia compuesta por expresiones culturales como los coros, las agrupaciones de danza y de tiro, las compañías de teatro y la construcción de monumentos nacionales7, constituyendo para el pueblo alemán una materialización de los sentimientos, algo que reaccionaba en contra de lo que Herbert Marcuse denominó “cultura afirmativa”, es decir, el conjunto de valores como la libertad, la bondad y la belleza, creados por la burguesía, que se encontraban en el alma y sin posibilidad de ser exteriorizados, pues los sentidos quedaban sometidos a ella.
En suma la obra “La Nacionalización de las masas” contiene no solamente una explicación científica de un proceso histórico trascendental, como lo fue la nacionalización de la sociedad alemana, a través del estudio de su cultura, sino que además, al adentrarnos a la trayectoria personal de su autor George Mosse, su contenido expone el peso que ejerce la postura ideológica del historiador en la producción historiográfica, no como algo que vela la objetividad de una obra histórica, sino aquello que lo hace buscar respuestas a interrogantes producidas por la propia realidad en que se encuentra inmerso, una realidad que sirve como generador de inquietudes ineludibles, que una vez estudiadas arrojan conclusiones poco alentadoras pero necesarias para que una sociedad logre sortear el olvido voluntario y se reconcilie con un pasado tormentoso.
Lo del Gauchito Gil,será una provincializacion de la masa?
*desde Mburucuyá- Artículos varios George Massa,Arturo Cristerna.