El preparador físico Fernando Signorini, reconocido por haber acompañado durante once años a Diego Maradona, ofreció declaraciones a momarandu.com antes de reunirse con el gobernador Gustavo Valdés. En ese marco, analizó la situación del deporte argentino, advirtiendo sobre la falta de políticas públicas, la mercantilización de los jóvenes atletas y las consecuencias sociales derivadas de esa lógica. Criticó que los adolescentes sean vistos como “clientes de un negocio”.
El preparador físico Fernando Signorini, reconocido internacionalmente por su extensa trayectoria junto a Diego Maradona, ofreció declaraciones a momarandu.com antes de reunirse con el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés.
Signorini abordó con crudeza los problemas estructurales que atraviesan al deporte argentino, la falta de políticas públicas orientadas a su desarrollo y las consecuencias sociales que genera la mercantilización de los jóvenes atletas.
Con una mirada crítica, Signorini advirtió sobre los efectos del sistema actual, en el que las familias ven en el deporte una salida económica inmediata, mientras los jóvenes son seducidos por el espejismo del dinero rápido.
Según expresó, la ausencia de estrategias estatales integrales agrava la situación de muchos adolescentes que caen en “ese gravísimo error” por falta de contención. “No hay políticas que puedan ayudar a combatir eso, que es una barbaridad”, afirmó.
“En los lugares de decisión tendrían que estar las personas más capacitadas”, sostuvo, al tiempo que señaló la necesidad de jerarquizar institucionalmente el deporte. “Si el deporte fuera tan importante, no sería secretaría, sería ministerio”, observó, citando a Armando Tejada Gómez: “Hay que cambiar las cosas como la taba. Si no cambia todo, no cambia nada”.
Signorini subrayó que la formación deportiva no puede desligarse de la educación y la ética, y lamentó que la lógica del negocio haya desplazado al espíritu original del deporte.
En ese sentido, remarcó que la falta de formación crítica y de valores en las nuevas generaciones es consecuencia directa de un sistema que prioriza la rentabilidad sobre la humanidad. “Las nuevas generaciones están formadas por las generaciones anteriores”, explicó, recordando una cita de Jean-Paul Sartre: “El hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”.
LOS JÓVENES Y EL NEGOCIO DEL DEPORTE
En su diagnóstico, Signorini señaló que el sistema deportivo contemporáneo tiende a moldear a los jóvenes para la obediencia y el consumo, más que para la autonomía y la creatividad. “A los chicos los quieren frívolos, estúpidos, groseros, vulgares. ¿Por qué? Porque así los manejan mejor”, advirtió. Reclamó, en ese sentido, una mayor conciencia social y educativa, insistiendo en que “el fútbol es de los futbolistas, no de los dirigentes inescrupulosos”.
El preparador físico alertó además sobre la creciente deshumanización del deporte, en el que los jóvenes ya no son vistos como deportistas, sino como piezas de un engranaje económico. “Hoy son clientes de un negocio que está llevando inclusive a hechos de una brutalidad inconcebible”, denunció. Según explicó, las presiones competitivas, las frustraciones por quedar fuera de las convocatorias y la falta de contención emocional han derivado en tragedias: “En Argentina se han producido suicidios de chicos en edad juvenil porque quedan fuera de las convocatorias”.
Signorini insistió en la responsabilidad compartida entre familias, instituciones y medios de comunicación. Sostuvo que los mensajes mediáticos basados en la idea de que “hay que ganar a cualquier precio” son profundamente nocivos. “Cuando se dice que hay que ganar, no es importante si no es lo único que importa, todas esas cosas hay que erradicarlas”, expresó, aludiendo a la necesidad de un cambio cultural que devuelva al deporte su dimensión formativa y humana.
El profesional también llamó la atención sobre el rol de los padres, muchas veces atrapados por la presión económica y social. “Los padres presionan tanto a sus hijos, y los mecanismos de gobierno tienen que intervenir para que los medios no bajen esos mensajes peligrosísimos”, observó.
Su reflexión, sin embargo, no se limitó a la crítica: reconoció la complejidad del contexto en el que las familias intentan sobrevivir. “La necesidad tiene cara de hereje; si no tienen para comer, si no tienen para comprar un remedio, los hijos son la única vía”, sostuvo, responsabilizando al Estado por la falta de oportunidades que empuja a los sectores más vulnerables a esas decisiones desesperadas.
MARADONA, MALVINAS Y LA MEMORIA COMPARTIDA
Consultado sobre su vínculo con Diego Maradona, Signorini repasó los años compartidos en una relación marcada por la lealtad y el compromiso. “Fueron once años, casi cuarenta mil días”, señaló, evocando tanto los triunfos como las adversidades. “Lo acompañé para arriba, no lo podía abandonar cuando iba para abajo”, recordó, aludiendo al costado humano de una amistad que trascendió los límites del deporte y la fama.
Signorini enfatizó que estar junto a Maradona en los momentos difíciles fue una forma de coherencia moral. “Con todo lo bueno y lo malo”, subrayó, como un recordatorio de que la verdadera fortaleza se mide en la constancia y no en el éxito efímero.
Por otra parte, al referirse a la causa Malvinas, expresó que el país todavía mantiene una deuda moral con quienes combatieron. “Es un sentimiento de culpa que tendría que no solamente preocuparnos, sino comprometernos”, afirmó, convocando a una reflexión colectiva sobre el reconocimiento y la memoria.