(por Noel Eugenio Breard *). Desde la localidad de Bella Vista, Corrientes, recibí un informe que refleja una situación que se repite en los más de 2.500 municipios de la Argentina.
Un productor local me informó que la empresa TANSA Textil, ubicada sobre la ruta 27 y con 700 trabajadores, debió indemnizar a 38 empleados. El motivo: la entrada masiva de telas importadas, en volúmenes equivalentes a toda su producción. La importación indiscriminada está golpeando de lleno a la industria nacional, desplazando la producción local, el empleo y el valor agregado argentino.
El impacto también alcanza al sector agroindustrial. El distribuidor de frutas Main Process dejó de recibir frutilla, lo que provocó que más de 150.000 kilos quedaran en el suelo solo en la cuenca de Desmochado. A esto se suma una histórica planta de enlatados de pimientos, también sobre la ruta 27, que decidió no abrir esta temporada para evitar fundirse trabajando.
El actual programa económico de estabilización mantiene un dólar anclado artificialmente, con altas tasas de interés que desalientan la producción. Desde el levantamiento del cepo para personas físicas, entre abril y septiembre, se compraron 24.549 millones de dólares, y el tipo de cambio se sostiene gracias al apoyo financiero de Estados Unidos, con el objetivo de garantizar el pago de deuda del próximo año.
Mientras tanto, las textiles de todo el país están al borde de achicarse o despedir personal para sobrevivir.
La Argentina central, concentrada en el puerto, sigue endeudándose sin desarrollo real, priorizando los intereses del capital financiero internacional y los fondos especulativos, mientras se debilita la Argentina federal y productiva.
Sostener tasas de interés positivas respecto de la inflación implica una transferencia de recursos del sector industrial y agroproductivo hacia el financiero. Son decisiones políticas —y muchas veces ideológicas— que abren la puerta a importaciones sin control y “inclinan la cancha” a favor de los de afuera.
Un país solo puede ser sustentable en el tiempo si protege su producción, su industria, su conocimiento y se maneja en forma sustentable con los compromisos externos.
Es hora de cuidar lo nuestro y cambiar el rumbo antes de que sea tarde.
*Senador Provincial UCR.
