El vecino Juan Carlos Romero, residente en la segunda sección del Paraje Arroyo Pelón, relató en declaraciones a momarandu.com la grave situación que atraviesan numerosas familias de la zona rural de Corrientes, particularmente en las localidades comprendidas entre San Luis del Palmar, Empedrado y otras dos localidades.
Según su testimonio, los caminos se encuentran completamente anegados desde hace más de diez días, lo que mantiene a los habitantes aislados y sin posibilidad de recibir asistencia. “Los vecinos más afectados están en la parte de la cuarta sección de San Luis para Empedrado, que está totalmente incomunicado hace más de 10 días”, explicó.
La situación geográfica de la zona, con caminos de ripio y rutas secundarias que enlazan con la Ruta 5, dificulta aún más el acceso para la provisión de alimentos y servicios esenciales.
Romero describió con precisión las condiciones del terreno y la ubicación del paraje, al que se accede desde la entrada de San Luis por la ruta ripiada número seis, camino que conduce hacia Mburucuyá.
A lo largo de unos 60 kilómetros desde la capital correntina, se llega a una zona baja donde el agua ha cubierto completamente las vías de acceso. Desde allí, un desvío lleva a la escuela N°120 y a los parajes Empedrado, y otros dos aledaños, actualmente los más perjudicados por el avance del agua. En ese contexto, la situación de aislamiento ha empeorado en los últimos días debido a nuevas precipitaciones que agravaron el anegamiento del terreno.
Romero estimó que son unas 25 viviendas, que representan aproximadamente 100 familias, las que permanecen sin contacto con el exterior. “El total está totalmente aislado, no se puede llegar ni a caballo ni en vehículo, solamente en una canoa o lancha”, señaló. Los vecinos no han recibido provisiones de alimentos ni agua potable desde que comenzó la emergencia, y la ayuda llega únicamente a través de un comerciante del lugar que dispone de una pequeña embarcación. Sin embargo, el abastecimiento resulta insuficiente.
“Él tiene una canoa y está ofreciendo agua por lo menos en este momento, pero verdura, agua y alimentos perecederos no tiene; leche principalmente para los chicos no hay, porque las vacas no se pueden ordeñar”, añadió.
El impacto en las condiciones de vida es preocupante. Las familias, además de enfrentar el aislamiento, deben convivir con el agua dentro de sus hogares. “La mayoría tiene agua en las casas”, confirmó Romero, y explicó que los vecinos intentan proteger sus pertenencias y animales colocándolos sobre mesas improvisadas o dentro de galpones elevados.
Pese a la gravedad del escenario, la mayoría de las familias se resiste a abandonar sus domicilios. “No quieren abandonar su domicilio por cuestiones de robo”, explicó, agregando que también hay quienes no tienen medios ni transporte para evacuar la zona.
