Corrientes, miercoles 03 de diciembre de 2025

Cultura Corrientes

En tiempos de crisis la lectura está en crisis

13-09-2025
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( Por José Miguelñ Bonet).Leer no es sólo decodificar de modo mecánico un conjunto de caracteres previamente inscritos en un soporte material.

La lectura tiene una historia, presupone la activación de la subjetividad y su encuentro con otros mundos pensados, soñados, descritos. Para comprender su trayectoria es necesario hurgar en las tradiciones en que se enraíza este fenómeno, vital para el desarrollo de la cultura escrita, indagar en sus modalidades primarias, esto es, remontarse a la antigüedad clásica griega, cuna de las tradiciones occidentales.

Es obvio que no puede pensarse la antigüedad griega en términos modernos cuando se habla de libro o de la lectura. Tómese por ejemplo la difusión de lo escrito en un ámbito donde muy pocos sabían leer aunque, como se verá más adelante, no se dejara de disfrutar el contenido de los textos a través del oído.

Una transición entre la escasa presencia del libro y su distribución pública la enmarca el erudito francés Roger Chartier desde el siglo VI hasta finales del V a.C. Separación que se evidencia cuando en su obra Fedro, Platón hace decir a Sócrates que todo texto escrito “circula en múltiples direcciones” susceptible de ser malinterpretado.

Leer ahora es distinto . La industria editorial ha resistido mejor que ninguna otra industria cultural la transformación digital. Pero la mayor oferta de entretenimiento e información y las innovaciones tecnológicas —a las que se ha sumado en los últimos tiempos la irrupción de la inteligencia artificial— han generado cambios profundos que han protagonizado un debate intenso en los últimos meses, sobre todo en medios anglosajones.

Para algunos, como cuenta Joshua Rothman en un ensayo reciente de The New Yorker, el smartphone posibilita el sueño de andar con una biblioteca en el bolsillo; para muchos otros ofrece un acceso a formas de ocio o información más atractivas y accesibles. Entre 2003 y 2023, la población que lee por diversión en Estados Unidos ha caído un 40%, según un estudio publicado en la revista científica iScience. Las disparidades según raza, estudios e ingresos han aumentado con el tiempo. El Fondo Nacional para las Artes, agencia del Gobierno estadounidense que financia proyectos culturales, señalaba en 2023 que la proporción de adultos que leían un libro al año en Estados Unidos había pasado en una década del 55% al 48%. La cifra de jóvenes de 13 años que leían por diversión casi cada día había pasado, en el mismo tiempo, del 27% al 14%. En el Reino Unido, una encuesta de National Literacy Trust, organización cultural independiente, indicaba una caída del 26% en el número de niños que leen cada día en su tiempo libre desde 2005 (es particularmente elevado en los que reciben comidas escolares gratis: el 39,5%, frente al 43,8%). La lectura está asociada a mejores resultados académicos e ingresos. Los signos no son iguales en todas partes: en España, el barómetro de la Federación de Gremio de Editores de España señala desde 2017 un aumento del 5,8% en el número de personas que leen por ocio.

Ahora, cuando proliferan las reacciones frente a las pantallas, también genera preocupación la inteligencia artificial. Algunos estudios apuntan a posibles efectos negativos: “Del mismo modo que confiar en un GPS entumece nuestro sentido de la dirección, confiar en la IA para escribir y razonar puede resultar entumecedor para esas destrezas”, señala un informe de investigadores del MIT. Su llegada y sus ventajas obvias para escribir o resumir textos reforzarían la idea, formulada de varias maneras en las últimas décadas, del fin de la “galaxia Gutenberg” y el regreso con internet a una cultura que se parece más a la oral, una “oralidad secundaria”, en palabras del filósofo del lenguaje Wayne Ong. La escritura posibilitó una revolución intelectual, porque aligera el esfuerzo cognitivo de la memoria y permite la elaboración de expresiones precisas y complejas, así como del razonamiento lógico. Ong y sus seguidores apuntaban el riesgo de recuperar algunas de las limitaciones que padecían sociedades previas a la escritura.

La sensación de libertad que sentimos al leer un libro es difícil de describir, pero además, la lectura nos ayuda a combatir el aburrimiento, fomenta el desarrollo personal y profesional, favorece la conversación y las relaciones, libera emociones. Es un ejercicio para mantener un cerebro sano y animado y un buen antídoto contra la soledad.

No hay peor analfabeto que aquel que sabiendo leer no lee decia Don Miguel de Unamuno.

Una sociedad que ha dejado de leer,tambien deja de pensar y eso es muy grave.


*desde Mburucuyá