Corrientes, miercoles 03 de diciembre de 2025

Cultura Corrientes
CUENTOS PARA NO DORMIR LA SIESTA

“Ni me mueve el infierno tan temido”

06-09-2025
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(Por Susana Santos*) Los tres primeros de los cuatro cuentos de Alejandro Bovino Maciel comparten el tema de la Muerte. O mejor dicho, más que la muerte, e inseparable de ella, el peso y la carga del transcurso del tiempo sobre la existencia humana. La estructura de cada uno de los cuentos del tríptico no es igual, pero tampoco el paso del tiempo es idéntico para todos los humanos.

“La siesta guaraní” es un gran fresco, o uno pequeño si se prefiere, del provinciano ámbito de Corrientes (o Asunción). Pasar no pasa nada, o pasan siempre los mismos: la siesta y el tiempo / la muerte. “Santa la Muerte. Huesuda, Blanca”. El narrador desafía mediante el tópico del memento mori (recuerda que has de morir): “¿Quieren conocer un anticipo de su defunción? // Siesta de enero en Corrientes o Asunción. Da igual la madre que la hija porque esta es una historia de madre e hijas, ya lo verá”. Una promesa que alcanza acabado cumplimento.

Bajo apariencias tiernas, irónicas y hasta cómicas la presencia de la Muerte (“no es la muerte común y corriente la de Corrientes” –reza el retruécano-) instala una verdadera tragedia en el sentido griego del término. Hay un protagonista condenado de antemano, y la Muerte (“que llamaremos entre nos ‘Muerte hija’”) será una muerte joven y andrógina como la de El Séptimo Sello –film de 1957 de género fantástico y acción retrotraída al Medioevo europeo de la Peste Negra del cineasta sueco Ingmar Bergman-, pero no puede dejar ser lo que es. El tiempo le sucede desde afuera (sus traslados) pero por dentro es extática en el sentido de que carece de toda transformación psíquica. Es resistente al tiempo, pero el tiempo tiene tiempo: se tiene a sí mismo.

Desterrados del cielo prometido, “cuerpos humanos sin sombras”, “mujeres afantasmadas atraviesan el resplandor sin decir palabras” son dirigidos por el “séquito de celebrantes de la Muerte” hacia la siesta, a los “recovecos tramposos” de la historia fundacional de la ciudad de San Juan de las Siete Corrientes.

La configuración urbana no responde a una ‘patria geográfica’ sino a una ‘patria vital’. A un orden en el cual caben las pasiones y los sueños de un narrador que también imagina su propia muerte (en manos de la parca Cloto, que ovilla la bobina bovina de su vida), sin plegarse a rituales mezquinos o consensos inicuos. El sostén del cuento, disimulado o cubierto bajo la prolífera temática de la muerte, no se cifra en lo que el narrador busca sino en lo que el narrador no encuentra: su sombra en la profusión de las formas.

La confrontación permanente entre la muerte y el tiempo “su hermano inhumano” en el relato configura una profundización dramática de la soledad humana que aún en su caricatura envuelve una crítica al egoísmo crematístico de nuestros días “esta muerte negocia cheques al portador”. La Muerte hija no jugará al ajedrez como la Muerte bergmaniana pero decide visitar a “unas viejas amigas de su madre, oficiosas para las tareas macabras”. Las tres Parcas: Cloto, Láquesis, Átropos, quienes montan un auto sacramental que nosotros lectores estamos convocados (u obligados) a presenciar.

En “La Muerte hija y las tres Parcas (Melodrama neorrealista en un acto, en forma de entremés sin enseñanza)”, las Parcas o Moiras son los personajes principales. Tan de acuerdo a la mitología griega, las tres hermanas deciden desde el momento del nacimiento de cada persona cuál será su destino, cuánto, cuándo y cómo morirá. Cloto, la más joven de las tres, con su rueca ovilla los hilos de la vida. Láquesis decide el largo de la hebra de esa vida humana. Y Átropos, la más terrorífica de las tres, con sus temidas tijeras corta el filamento vital, determina el instante preciso de la muerte cumplida. Sin la presencia de brujas como en los cuadros Hilan delgado o las variaciones del mismo tema en Átropos o las parcas del sordo pintor aragonés Francisco de Goya y Lucientes, la Muerte joven y las Parcas del entremés discurren sobre la historia, la memoria, el tiempo y el olvido. Recusación de todo idealismo pareja a una concepción del materialismo y de la historia, que implica una crítica a cualquier forma de relato totalizador.

Quedará en el filo de sus últimas líneas una respuesta a los que quieren alcanzar el ideal de perpetuarse: vanitas vanitatum, vanidad de vanidades según el bíblico Eclesiastés.

En el cierre del tríptico, “Confidencia final de la Átropodos”, el último tijeretazo corta la madeja de un personaje que entre otras jóvenes angustias sufrió la de rendir sus últimas materias de médico (el autor Bovino Maciel es un reconocido médico psiquiatra). Fatal, final, letal, el corte desnuda toda trascendencia, desacraliza la obra de la vida humana, la hace descender a su carácter terrenal, frágil, fragmentario, histórico.

EL FOTÓGRAFO DE DURANGO

Hora de retomar la primera persona: así elige Bovino Maciel el narrador de “El viajero”. El protagonista es un argentino que se halla en Guadalajara pronto para el regreso a Ciudad de México. En lo inmediato, verá frustrado su propósito por la emergencia de una peste y el aviso de que se ha suspendido el traslado aéreo. Animoso, planea un nuevo viaje, pero esta vez en micro, con nuevo destino, Monterrey. También cancelado. Consigue un pasaje a Durango con la promesa de que allí le será fácil conseguir pasaje a Monterrey. Se aloja en una habitación del Hotel Roma, “donde durmió el mismísimo Francisco Villa”, héroe indiscutido de la Revolución de 1910.

Del encuentro fortuito del viajero argentino con el fotógrafo mexicano Max y su perro Luis resulta una conversación sobre la codicia humana que es codicia de poder, una reflexión sobre el arte y la religión en sus relaciones con el mundo. Una conversación ética acaso ‘rara’, poco estadística, que caracteriza un tiempo que sólo se produce cuando las experiencias no permiten al pensamiento ni el anteponerse al pensar ni menos aún el abandonarse a su ausencia.

*Doctora en Filosofía y Letras de la UBA.
CUENTOS PARA NO DORMIR LA SIESTA
MOGLIA EDICIONES, 2025
COLECCIÓN CLAROSCUROS