Corrientes, miercoles 03 de diciembre de 2025

Política Corrientes

Por quién doblan las campanas, el Estado de derecho

03-09-2025
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( Por  José Miguel Bonett) .Muchas veces se olvida. Si nos preguntan en qué consiste una democracia, la imagen que nos viene a la cabeza suele ser una urna. Y es cierto: el sufragio universal y el gobierno representativo son rasgos inherentes a cualquier sistema democrático. Pero, en su forma más lograda, la democracia liberal también incorpora otros condicionantes, como el Estado de derecho y, sobre todo, el sometimiento de todo poder al límite que imponen las leyes. Ninguna autoridad, ni siquiera la soberanía nacional, está por encima de ciertos frenos institucionales que impiden que las mayorías ejerzan una violencia tiránica sobre las minorías.D Garrocho
Quienes defendemos las instituciones democráticas, el Estado de derecho, la limitación de todos los poderes y un arbitrio sensato y prudente de la opinión pública solemos lamentar el avance de los populismos como un agente patógeno y extraño a nuestra propia tradición. La pléyade de intelectuales que nos alerta sobre el deterioro de nuestras democracias suele construir argumentos eficaces para criticar al adversario, pero rara vez asume la cuota de responsabilidad que le corresponde al propio sistema en crisis.
 El liberalismo no está sucumbiendo por la acción de sus enemigos, sino por el agotamiento de sus propios objetivos. Si Marx predijo el colapso autoinducido del capitalismo —con escaso éxito—, Patrick Deneen hace algo muy parecido al aplicar la autofagia del sistema al paradigma liberal. El patológico individualismo, el desmedido prestigio de las elecciones propias o la ruptura con la herencia y los lazos comunitarios serían algunos de los elementos que han acabado erosionando el modelo político que nos permitió soñar con el fin de la historia.

Autores tan sagaces como Alexis de Tocqueville o Giuseppe Tomasi di Lampedusa nos enseñaron que el curso de la historia es irreversible y que no existe restauración posible cuando un mundo se acaba. Deneen comparte esta intuición y nos acusa a quienes seguimos confiando en el viejo orden mundial de no ser más que unos nostálgicos. Según su diagnóstico, el marco liberal no podrá reconstruir las instituciones y los principios que él mismo ha destruido. Su percepción es letal, y me gustaría encontrar argumentos que demuestren de una vez por todas que está equivocado. Tal vez por eso resulta tan interesante leerlo.
Muchos indicadores evidencian una dramática degradación institucional que tanto la prensa como los electores hemos tolerado, siempre y cuando quienes la perpetraran fueran de los nuestros. Pero ningún sistema sobrevive únicamente a fuerza de señalar a sus adversarios. O bien la democracia constitucional redobla su exigencia y empieza a cumplir sus promesas, o el día que alguien venga a arrasarla nos habremos quedado sin argumentos para defenderla. La democracia no es un fin, sino un medio. Y cualquier medio, si aspira a legitimarse, necesita probar su eficacia. Para vencer, los demócratas tendremos que ser mucho mejores de lo que hemos sido hasta ahora.

Jose Miguel Bonet desde Mburucuys
Extractos de un articulo de G. Garrocho.