Augusto Roa Bastos
( Por Alejandro Bovino Maciel) . Para rectificar una nota aparecida y difundida donde se me atribuyó haber sugerido el otorgamiento del Doctorado Honoris Causa de mi querida UNNE para el escritor Augusto Roa Bastos allá por los ’90 deseo hacer una observación.
Debo aclarar que yo no intervine para nada en ese trámite. Normalmente es el consejo académico de cada universidad quien propone el nombre de alguna personalidad destacada en el ámbito de la ciencia, la técnica o la cultura para el otorgamiento de esta distinción. Por supuesto, era absolutamente justo que fuera don Augusto el merecedor ya que su vastísima trayectoria lo justificaba.
Intervine, sí, a pedido del rector, doctor Torres, para realizar el contacto entre la UNNE y el escritor. Cuando se lo habían otorgado, unos ocho años antes que yo apareciera en escena, Roa Bastos vivía en Toulousse, Francia. No era fácil el viaje y todo lo que supone abandonar tareas, trasladarse, etc. etc… por lo que el acto solemne de entrega, —que es un acto académico, no se puede hacer por zoom— debe ser presencial y con una conferencia del nuevo doctor. Finalmente se realizó unos ocho años después, cuando Roa Bastos ya había regresado a vivir a su Asunción del Paraguay.
Comisionado por el rector Torres fui a casa del autor (yo vivía en Asunción por aquellos tiempos, tuve que exiliarme ya que la reelección del nefasto Menem hacía imposible trabajar en Buenos Aires) y le expliqué que la UNNE necesitaba hacerle entrega del doctorado. Roa Bastos aceptó, la UNNE envió en la fecha convenida una combi en la que viajamos todos, incluyendo la hermana de Roa y otros invitados, y finalmente el acto se realizó en el Teatro Vera sin mayores inconvenientes. A partir de ese momento nos hicimos amigos con don Augusto. Todo este trámite lo hice como compensación por la formación que también gratuitamente me diera mi querida UNNE, no cobré un centavo, pero la universidad me había hecho profesional sin cobrarme tampoco un centavo. Siento que todavía quedo en deuda con ella.
Al día siguiente el secretario de la UNNE invitó a don Augusto a conocer Santa Ana. Allá fuimos toda la comitiva y la verdad es que se lo veía disfrutando y distendido a don Augusto. Dos fotógrafos periodísticos del Paraguay que vinieron con la delegación (uno de ABC Color y otro de La Nación de Asunción) tomaron imágenes de todo lo que sucedía.
Un tiempo después se hizo una exposición fotográfica con esas imágenes en la Casa de Corrientes en Asunción que estaba en pleno centro de la capital paraguaya al principio de este milenio. Poco después, Pierina Vallejos, que trabajaba en esa delegación de Corrientes en Paraguay recibió el pedido de José Kura, por entonces director de cultura de la Municipalidad de Corrientes, para realizar la misma exposición de fotografías en el centro cultural municipal de Corrientes. Con buena voluntad los dos fotógrafos que eran propietarios de esa colección accedieron, se enviaron las fotos (de tamaño grande, en color, con marcos) se expusieron en Corrientes pero nunca más las volvimos a ver. A propósito, si el señor José Kura, a quien Pierina Vallejos ya reclamó varias veces, las tiene, les rogamos devolverlas ya que los dos fotógrafos paraguayos siguen esperando su devolución.
BUENOS AIRES, agosto 2025