Monseñor celebró hoy el Te Deum por el 9 de Julio con una mirada profunda sobre la independencia como compromiso vigente. Articuló valores históricos, principios cristianos y desafíos contemporáneos en un llamado a la acción ética y ciudadana. Reivindicó la soberanía, la inclusión y la justicia como continuaciones del legado fundacional, y convocó a una sociedad más solidaria, reconciliada y comprometida con el bien común.
Durante la celebración del Te Deum por el aniversario de la Independencia Argentina, monseñor José Adolfo Larregain pronunció una homilía centrada en la importancia de recuperar el sentido profundo de aquella gesta de 1816. “La Declaración de la independencia de 1816 (…) implica una reflexión minuciosa sobre la identidad nacional, la soberanía, los valores democráticos y los desafíos del presente”, expresó al iniciar su mensaje.
El arzobispo señaló que el 9 de Julio no debe limitarse a una conmemoración simbólica. Para él, la fecha representa un hito fundacional que debe guiar el accionar del presente. “Preservar este legado supone reconocer la importancia de este desarrollo histórico y su influencia en la Argentina actual”, afirmó, y recordó que la independencia no fue un momento aislado, sino un proceso complejo en busca de una sociedad basada en principios republicanos.
En ese marco, destacó la necesidad de defender y promover los valores de participación ciudadana, respeto por los derechos, fortalecimiento institucional y soberanía. A su entender, la independencia sigue vigente como principio de acción: “Adherir a la independencia significa defender los intereses nacionales, promover la integración regional y participar activamente en la construcción de una patria más justa y soberana”.
EXIGENCIA ÉTICA Y COMPROMISO CIUDADANO
Monseñor Larregain invitó a mirar la independencia como un compromiso actual, más allá de su contexto histórico. “Un nuevo aniversario de la Independencia no es un acto pasivo, es exigencia continua y perseverante en el empeño de la edificación de una Argentina mejor”, afirmó, y subrayó que los ideales de los congresistas de 1816 deben traducirse hoy en acciones concretas por la justicia, la inclusión y el desarrollo sostenible.
Planteó además que esta responsabilidad implica una ciudadanía activa, que participe en la vida pública desde una perspectiva ética y comprometida. En este sentido, citó al papa Francisco al mencionar “la caridad política” como una de las mayores expresiones del compromiso cristiano. Señaló que los valores fundacionales deben actualizarse frente a desafíos como la pobreza, la desigualdad y la discriminación.
Al referirse a la parábola de Mateo 25 proclamada durante la ceremonia, el arzobispo destacó su mensaje de justicia y compasión. Subrayó que el juicio no se basa en la fe declarada, sino en las acciones realizadas a favor de los más necesitados: “Al ayudar a los más carenciados, lo estaban ayudando a Él mismo”, recordó, señalando que las obras de misericordia son expresión de una fe viva y auténtica.
ESPERANZA, RECONCILIACIÓN Y SERVICIO
En el tramo final de su homilía, monseñor José Adolfo elevó una plegaria por una Argentina más unida, solidaria y comprometida con los valores del bien común. “Pidamos al Señor en este día nos conceda la gracia de ser hombres y mujeres honestos y capaces, que amen y sirvan a la Patria como lo hicieron nuestros próceres”, expresó, llamando a una reconstrucción ética y espiritual de la sociedad.
Instó a los fieles a ser “artífices de reconciliación” en un contexto social marcado por la división, el enfrentamiento y el desencuentro. En ese marco, subrayó la necesidad de una “genuina solidaridad para con quienes están más heridos a causa de las injusticias y de la pobreza”, destacando la responsabilidad de toda la comunidad frente a estas realidades.
Finalmente, cerró su mensaje con una invocación que sintetizó el espíritu de su homilía: “Jesucristo Señor de la historia, te necesitamos”. Con estas palabras, el arzobispo reafirmó la dimensión espiritual de la independencia como un llamado constante a la acción solidaria, la reconciliación y la construcción colectiva de una Argentina más justa.