Los acosadores siempre han existido, pero hoy en día se trasladaron al mundo online, al igual que el resto de nosotros. Las plataformas populares como TikTok, Snapchat e Instagram están plagadas de trolls, haters y acosadores cibernéticos. Tarde o temprano, cualquier persona puede encontrarse con uno. Argentina Cibersegura, Asociación Civil cuyo objetivo es acompañar la educación digital, junto con la iniciativa Digipadres de ESET, que busca acompañar a madres, padres y docentes en el cuidado de los niños en Internet con el fin de generar conciencia acerca de riesgos y amenazas en el mundo digital, analizan cómo mantenerse protegido y qué medidas tomar si tú o tu hijo/a se convierten en el objetivo de un acosador cibernético.
“Es esencial fomentar la conciencia sobre los desafíos del mundo digital. Iniciar y mantener conversaciones abiertas, incluso con los niños y niñas pequeñas, que pueden ayudarlos a prepararse para afrontar estas experiencias y desarrollar resiliencia frente a la negatividad en línea. Así como los preparamos y acompañamos en la vida física, hay que hacer lo mismo en la vida digital.”, comenta Luis Lubeck, Mentor Educativo y vicepresidente Segundo de Argentina Cibersegura.
El acoso cibernético ocurre cuando alguien usa plataformas digitales (como redes sociales, aplicaciones de mensajería o juegos en línea) para dañar o atacar a otra persona. Este comportamiento puede adoptar muchas formas, como enviar mensajes malintencionados, publicar fotos embarazosas, difundir rumores o dejar comentarios hirientes. Si bien el acoso cibernético suele ser continuo y repetitivo, incluso un solo acto dañino puede causar un sufrimiento emocional significativo.
“Lo que hace que el acoso cibernético sea particularmente difícil es su presencia constante: puede ocurrir en cualquier momento, de día o de noche, y tiene el potencial de llegar a una amplia audiencia casi instantáneamente. Nunca se sabe quién puede ser víctima del acoso cibernético o un agresor; puede parecerse a cualquier persona, escondiéndose detrás de una identidad virtual. Esto puede hacer que la experiencia sea especialmente abrumadora para los niños y adolescentes, dejándolos vulnerables y expuestos.”, agrega Lubeck.
Los efectos que pueden tener estas experiencias en sus víctimas son graves. Un estudio publicado en la revista BMJ destaca que los niños que sufren acoso cibernético tienen más probabilidades de sufrir depresión y ansiedad.
Existen muchos tipos diferentes de acoso cibernético que los niños y niñas podrían enfrentar:
Exclusión social: Esto ocurre cuando un niño es excluido deliberadamente de actividades, como por ejemplo, dejándolo fuera de un grupo de mensajería o de un evento en línea del que todos los demás forman parte. Acoso: Implica mensajes repetidos y agresivos destinados a intimidar, amenazar o humillar a la víctima.
Outing o doxing: Estas actividades implican revelar información personal de alguien sin su consentimiento, a menudo con la intención de avergonzarlo, humillarlo o dañarlo.
Fraping (violación en Facebook): es la abreviatura de "violación en Facebook". Esto ocurre cuando un acosador cibernético obtiene el control de la cuenta de la víctima en las redes sociales y publica contenido vergonzoso o dañino en su nombre. Por supuesto, no es necesario que sea Facebook, se puede utilizar una táctica de acoso cibernético similar en todas las cuentas de redes sociales.
Trolling: Los trolls publican comentarios intencionalmente provocativos u ofensivos en línea con el objetivo de generar discusiones y molestar a otros. Acoso cibernético: El objetivo es rastrear a la víctima a través de las redes sociales, recopilar información personal sobre ella y enviar amenazas a través de mensajes o correo electrónico.
Todas las redes sociales son campos de juego potenciales para los acosadores cibernéticos, por lo que es bastante natural que también se tomen medidas preventivas. TikTok, por ejemplo, dedica una página completa en su blog a la prevención del acoso cibernético. Snapchat , que también es muy popular entre los más pequeños, ofrece consejos sobre sus funciones de control parental. E Instagram dedicó una página completa a su manifiesto contra el acoso, explicando a los usuarios cómo funcionan las medidas de prevención individuales.
Según los últimos datos de la OMS , el 11% de los adolescentes de ambos sexos denuncian haber sufrido acoso escolar. El número de incidentes de acoso cibernético es incluso mayor: el 15% de los niños y el 16% de las niñas afirman haberlo experimentado al menos una vez. Sin embargo, las estadísticas de Research.com muestran un panorama aún más alarmante: el 37% de los estudiantes de secundaria de los EE. UU. sufren acoso cibernético. Dado que los niños pasan cada vez más tiempo en línea (por ejemplo, la generación Z pasa hasta 9 horas al día en Internet, según Exploding Topics), es probable que la prevalencia del acoso cibernético aumente.
Argentina Cibersegura acerca algunas recomendaciones para abordar los incidentes de acoso cibernético:
Mantener el perfil privado: La configuración de privacidad es esencial para proteger las cuentas de redes sociales de los niños. Asegurarse de que las cuentas sean privadas y alentarlos a aceptar solo seguidores que conozcan personalmente. Las cuentas públicas pueden ser blancos fáciles para los trolls y los acosadores cibernéticos. Informar y bloquear: Si un niño se encuentra con un acosador cibernético, el primer paso es denunciar al usuario a la plataforma. La mayoría de las plataformas ofrecen opciones para denunciar contenido por incitación al odio, acoso cibernético o infracciones similares. Tomar capturas de pantalla para poder proporcionar pruebas si es necesario. Luego, después de denunciar al usuario, bloquearlo para evitar futuras interacciones.
No involucrarse: Enseñarle a los pequeños a no responder a los comentarios de odio. Interactuar con los acosadores suele agravar la situación, lo que les otorga la atención que anhelan. Explícales que los trolls suelen buscar provocar conflictos y hacerles perder el tiempo. Ignorarlos suele ser la respuesta más eficaz. Equilibrar la vida online y offline: Ayudar a los pequeños a comprender la importancia de las actividades, los pasatiempos y las amistades fuera de línea. Tener una vida fuera de línea sólida brinda un equilibrio saludable y apoyo emocional, lo que reduce el impacto de las experiencias negativas en línea.
Obtener ayuda cuando se la necesite: A veces, estos pasos pueden no ser suficientes, especialmente si el acosador es alguien se conoce en la vida real y el acoso ocurre en múltiples canales. Si la situación parece amenazante, no dudar en contactar a las autoridades. Asegurarse de recopilar pruebas primero tomando capturas de pantalla de los mensajes, comentarios y otras interacciones en línea que inciten al odio.
“Si tu hijo o hija sufre acoso cibernético, es fundamental brindarle apoyo para afrontar la situación. En primer lugar, incentivarlo a hablar: permanecer en silencio no hace que el problema desaparezca. Entre las medidas que puede adoptar el niño se encuentran bloquear al acosador, evitar la plataforma en la que se produce el acoso si es posible y buscar el apoyo de adultos o compañeros de confianza. En algunos casos, el niño podría considerar cambiar el nombre de su perfil o eliminar su cuenta y comenzar de nuevo con una configuración de privacidad mejorada. Si le das a tu hijo la posibilidad de tomar estas medidas, podrá recuperar el control y seguir adelante.”, concluye Luis Lubeck de Argentina Ciberseguridad.
Desde Argentina Cibersegura se sostiene que es fundamental tener conversaciones honestas y abiertas con las infancias sobre el acoso cibernético, además ayudarlos a reconocer los riesgos que pueden enfrentar en el mundo digital y enseñarles a navegar por las redes sociales de manera responsable. La ONG recomienda enfatizarle a niño que el acoso cibernético no es su culpa y asegurarles que buscar apoyo y ayuda no solo es aceptable, sino que es lo esperable. Es importante recordarles que cualquiera, incluso los adultos, pueden encontrarse con situaciones desafiantes en línea y que es importante abordar estos problemas juntos.