UNA VOZ ENTRE DOS MUNDOS. Zaracho representa a miles de argentinos que, desde el extranjero, sostienen sus pasiones y costumbres como forma de preservar la identidad.
Armando Zaracho nació en San Luis del Palmar, donde el tiempo se mide por el hervor del chicharrón y la siesta se respeta como a un santo. Pero hace veinte años que vive en Madison, Wisconsin, donde el invierno congela hasta las ganas y el verano es un espejismo que dura lo que un grito de gol. Allí, donde el idioma cambia y la carne no sabe igual, Armando conserva intactas dos cosas: la tonada del litoral y la pasión por Boca Juniors.
Radicado desde hace dos décadas en Madison, Wisconsin, Armando Zaracho es un correntino oriundo de San Luis del Palmar que conserva intacta su identidad cultural.
En diálogo con el programa Antes que se Imprima, que se emite por Radio Dos, relató su experiencia como emigrante en Estados Unidos, su pasión por Boca Juniors y el arraigo que mantiene con sus raíces a pesar del tiempo y la distancia. A sus 53 años, Zaracho es un hincha fervoroso del club Xeneize y sigue a su equipo en cada partido disputado en territorio estadounidense.
“Van a ser 20 años ya”, comentó sobre su estadía en EE. UU., donde reside con su familia. Zaracho trabaja en una universidad junto a su esposa, desempeñándose en tareas de mantenimiento y limpieza. “Hace 10 años que estoy trabajando ya en una universidad. Mi señora también”, explicó, refiriéndose a su rol en el área de pisos y al trabajo de su esposa en el sector conocido como housing, dedicado a los alojamientos estudiantiles.
Su vínculo con Corrientes no ha desaparecido. “Fui dos veces. Dos veces volví”, señaló con nostalgia, anticipando también su intención de regresar en el corto plazo. Entre los sabores que más extraña, no dudó en mencionar: “El chicharrón. La butifarra, el queso de chancho… eso no lo pudimos imitar”.
PASIÓN POR BOCA JUNIORS
Zaracho participó recientemente de una de las giras de Boca Juniors por Estados Unidos, asistiendo al partido contra el Benfica en Miami. El fanático sostuvo que la convocatoria superó ampliamente las estimaciones iniciales. “Creo que te quedaste corto con los 15.000 que dijiste recién. Yo pienso que estábamos de 35 a 40.000 personas de Boca en el estadio”, aseguró sobre el encuentro jugado ante más de 55.000 espectadores.
La distancia entre Madison y las ciudades donde se disputa la gira no fue obstáculo para este hincha: “Manejamos 24 horas para llegar hasta Miami. No nos costó nada porque veníamos con la pasión de ver a Boca”, contó. Zaracho también anticipó que tiene entradas para los próximos partidos, incluido el duelo contra el Bayern Múnich. “Ya está todo vendido. Menos mal que sacamos las entradas con anticipación”, dijo.
El itinerario de su travesía incluye varios estados norteamericanos. “Pasamos por Illinois, Tennessee, Atlanta, Georgia y después entramos a Florida”, detalló. La siguiente escala será Nashville, donde Boca disputará otro amistoso. “Nos queda bien en el medio. Volviendo, nos quedamos a ver a Boca en Nashville”, comentó con entusiasmo.
SENTIDO DE PERTENENCIA
Más allá del fervor futbolístico, Zaracho compartió aspectos de su vida cotidiana en Estados Unidos. En su entorno laboral, la rutina está marcada por el calendario académico: “En este momento están por entrar en las vacaciones de verano. Hoy decía 93 grados Fahrenheit, que creo que en grados Celsius son 33 o 34. Se siente como el calor de enero en San Luis del Palmar”.
La vida en el exterior, según afirmó, no ha logrado reemplazar los sabores del hogar. “Quisimos hacer chicharrón una vez, pero no salió bien. No es lo mismo. La carne, el queso de chancho… no tienen el mismo sabor allá”, enfatizó. Asimismo, mantiene el contacto con familiares y amigos en Corrientes: “Tengo tíos, primos, familiares por todos lados. De parte de madre y padre. No quiero nombrar a nadie porque después se me van a enojar”.
Cuando se le preguntó sobre sus impresiones respecto a la situación de los migrantes latinoamericanos en Estados Unidos, prefirió postergar la respuesta hasta “después del Mundial de Clubes”. En tono distendido, bromeó: “Cuando levantemos la copa, después hablamos de política”.
