El Defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, expresó con contundencia que los adultos mayores en Argentina atraviesan una “crisis humanitaria”. En diálogo con el programa "El Radar", que conduce el periodista Facundo Sagardoy por InfoDRadio, denunció que el sistema previsional está inmerso en una lógica política ineficaz y anacrónica, incapaz de responder a las urgencias alimentarias, médicas y habitacionales de los jubilados.
Semino enfatizó que “nadie supone en Argentina que con 400.000 pesos se pueda comer, comprar medicamentos o tener un lugar donde vivir”.
El especialista criticó la forma en que los distintos poderes del Estado han tratado las mejoras previsionales, como el bono de 70.000 pesos congelado desde hace catorce meses y los aumentos marginales que, en sus palabras, “no modifican sustancialmente su actual condición”. Señaló además que cinco millones de jubilados de la mínima, más quienes perciben pensiones no contributivas y PUAM, están sumidos en un proceso de “licuación” de sus ingresos frente a la inflación.
Para Semino, el reciente debate parlamentario sobre el bono y el aumento del 7,2 % es solo una manifestación más de un accionar político que califica de “espasmódico”. En su opinión, estas medidas no representan un plan sostenido de recomposición, sino respuestas momentáneas que generan expectativas vanas entre los adultos mayores.
INACCIÓN POLÍTICA Y DEGRADACIÓN PROGRESIVA
El Defensor señaló que tanto el oficialismo como la oposición han demostrado falta de compromiso sostenido con los adultos mayores. “El sistema político está totalmente indiferente a la situación”, afirmó, y añadió que el superávit fiscal del gobierno “lo vienen pagando los jubilados con su vida”. Subrayó que desde hace años se viene advirtiendo sobre la crisis del sector, sin que haya respuestas estructurales.
Al referirse al reajuste del 2,7 % otorgado recientemente, explicó que por el congelamiento del bono, en la práctica los jubilados vieron un incremento real del 1,8 %. “Se sigue degradando lo que ya estaba absolutamente degradado”, advirtió. Denunció además que las convocatorias a expertos para discutir reformas previsionales son meramente decorativas, y que las decisiones de fondo son políticas, no técnicas.
Semino indicó que las reformas estructurales no tienen impacto inmediato, por lo que es necesario inyectar recursos del Tesoro Nacional para resolver las urgencias básicas. “Proveer de alimento, medicamento y hábitat. Todo lo demás es verso”, concluyó.
UNA MIRADA ANACRÓNICA SOBRE LA VEJEZ
Más allá del diagnóstico económico, Semino cuestionó la concepción política sobre la vejez en Argentina. “La política sigue pensando la vejez con una lógica de hace 50 años”, manifestó, aludiendo a que se continúa viendo a los adultos mayores como un sector pasivo y dependiente, cuando en realidad podrían ser actores activos del consumo y la vida comunitaria.
El especialista señaló que fenómenos como la longevidad y los cambios en el mundo del trabajo deberían empujar a una revisión profunda del sistema previsional. En contraste, sostuvo que el pensamiento político argentino permanece “detenido en el tiempo” y “bizarro”, con concepciones que “suponen que los viejos se van a morir dentro de un rato, entonces ¿para qué gastar plata en eso?”.
También alertó sobre el impacto simbólico y social de la situación de los adultos mayores. “Los viejos somos el espejo que adelanta. Cuando ese espejo devuelve una imagen de desesperanza, los jóvenes dejan de proyectar su vida con ilusión”, explicó, en referencia al desencanto generacional.
JUDICIALIZACIÓN Y RESPUESTA CÍVICA
Ante un eventual nuevo veto presidencial a las mejoras previsionales, Semino anticipó que la Defensoría volverá a recurrir a la Justicia, como ya lo hizo frente al veto anterior. Aclaró que no se cuestiona la facultad constitucional del Ejecutivo para vetar leyes, sino la falta de fundamentos del veto anterior, lo que dio lugar a acciones judiciales en varias jurisdicciones.
“Los políticos ni se enteraron. ¿Qué van a hacer? Lo que ya hicieron. Silencio por el foro y siguieron con otros temas”, lamentó. Según Semino, mientras la dirigencia política debate reformas que no llegan a aplicarse, la situación de los jubilados se invisibiliza y pierde centralidad en la agenda pública.
También criticó el despliegue policial en las marchas de jubilados, señalando que los fondos que se gastan en operativos podrían destinarse a cubrir necesidades básicas. “Si me la dieran para dar los medicamentos que toda la gente viene a pedir todos los días… por lo menos existiría una actitud de buenos samaritanos”, sostuvo.
IMPLICANCIAS SOCIALES DE UNA POLÍTICA INSUFICIENTE
Finalmente, Semino advirtió que la crisis de los adultos mayores no es solo un problema del presente, sino un fenómeno que pone en jaque la estructura de la sociedad. “Cuando se habla de estas cosas, no se habla solo de la desgracia de los viejos. Es una mirada sobre el destino que espera a todos”, remarcó.
El defensor destacó que mientras en otros países se debate cómo adaptar los sistemas de seguridad social a los nuevos desafíos del siglo XXI, en Argentina aún se discute cómo “agregarle una papa al puchero que ya no pueden comer”. Esta falta de adaptación, opinó, no solo agrava la situación de los jubilados, sino que desincentiva los proyectos de vida de las generaciones más jóvenes.
Semino remarcó que el problema no radica en la falta de diagnóstico ni de conocimiento técnico, sino en la decisión política de actuar con urgencia. A su juicio, la solución requiere un cambio de enfoque que contemple a los adultos mayores como ciudadanos plenos y no como una carga social.