El dirigente kirchnerista José Ottavis, casado con Celia Brítez, está envuelto en un escándalo que combina denuncias de corrupción millonaria, presiones religiosas y un estilo de vida ostentoso.
La asociación civil que fundaron, "Amarte Argentina", recibió millones de pesos del Fondo de Integración Socio Urbana (FISU) para ejecutar obras en Monte Caseros, que nunca se finalizaron. Además, la sobrina de la esposa de Ottavis denunció que el exdiputado se presenta como "la reencarnación de Jesús" y obliga a los miembros de la asociación a rezar el rosario, afectando a personas vulnerables.
Tras su paso por la farándula y la lucha contra su adicción a las drogas, Ottavis retornó con un perfil místico. La sobrina de Celia Itatí Brítez, su esposa, contó en un informe emitido por TN que lo conoció "por intermedio de una amiga que trabajaba con él, directamente" y que lo describió como alguien que "trabajaba espiritualmente, con tarot y lo que tenga que ver con eso".
Sobre la gestión de la asociación, Brítez relató: "Estaba la FISU, así que necesitaban la documentación, nosotros hicimos todo el trabajo territorial, mostramos las fotos de los barrios en situaciones límite que estaban. Empezamos a comunicarnos más con Ottavis".
En cuanto a las prácticas religiosas impuestas, denunció que "me daban una orden que todos los martes a las 7 de la tarde tiene que parar todo Amarte Argentina y obligarle a hacer el rosario a todos. Y el que no rezaba, que lo anote. Y empezaban con el tema de la bolsita. No retiraban la bolsa de alimentos. Entonces se quedaban, porque es gente muy vulnerable".
La sobrina también describió el giro místico del exdiputado: "Me dice, ‘Mirá, yo soy la reencarnación de Jesús’ y mi tía era la de María Magdalena". En un episodio aún más inquietante, relató que la llevó a una iglesia y quiso forzarla a comulgar pese a que no había recibido la primera comunión.
"Pasó un mes, vuelvo a Buenos Aires y ya estaba él vestido de cura. Y ahí mi tía me dice ‘Fabi, ¿vos sabés lo que significa que Jesús te dé la comunión?’. Yo dentro de mí decía que esto se estaba yendo de mambo".
Brítez contó que tras decidir apartarse de la organización, "entró gente de todos lados. Saquearon el galpón. No podía sostenerlos. Tenía todo detallado, en qué familia estaba una chapa, no me podía hacer ninguna denuncia".
Desde 2024, la pareja es investigada por presunta malversación de fondos estatales y conformación de una asociación ilícita. A través de la organización Amarte Argentina, obtuvieron más de 11.300 millones de pesos destinados a realizar obras de infraestructura en Corrientes —como pavimento, redes de cloacas, tendido eléctrico y viviendas— que nunca fueron concluidas. En su lugar, se descubrió una red de cooperativas irregulares.
Brítez explicó que en febrero de 2022 dejó la asociación cuando le exigieron afiliar a los beneficiarios al Partido Justicialista. "Para el que no se afiliaba, no había bolsa (de alimentos)", señaló.
Sobre los fondos, denunció irregularidades: "Cuando voy a la reunión de la FISU en Desarrollo Social, presentaron la carpeta con la empresa ejecutora, y cuando yo escucho, los números eran tres veces más de lo real del Gaucho Gil o del Kilómetro 9. Estaban exagerados, tenían una carpeta con sobreprecios, con números inflados, que es la que se aprueba".
Entre las obras pendientes estaban 56 viviendas llamadas "núcleos húmedos", de las cuales solo comenzaron 30, que permanecen incompletas o en mal estado, con un presupuesto de 3.000 millones de pesos. También debía construirse un centro comunitario y una usina de arte, que quedó reducido a un esqueleto de ladrillos.
Por otro lado, en el barrio Arca, Amarte Argentina recibió 600 millones para preparar lotes con servicios y construir viviendas familiares, pero solo delimitó terrenos y levantó un salón de usos múltiples.
Falsificación de firmas, chequeras en blanco y una mansión: el lado B de las obras inconclusas
Las denuncias incluyen además la falsificación de firmas para intervenir cooperativas, como Textiles Correntinos, cuyo presidente desconocía su nombramiento hasta que fue inscripto en el domicilio de sus padres. Un damnificado contó que lo hicieron firmar chequeras en blanco y luego lo dejaron sin un peso, advirtiendo que "están usando a la gente para beneficio de ellos".
Mientras las obras quedaban inconclusas, Ottavis y su esposa viven en una mansión valuada en cerca de un millón de dólares, con tres pisos, dos ascensores, terraza, pileta y jacuzzi, ubicada a nombre de Celia Brítez. En un intento por frenar la cobertura periodística, la esposa apareció para impedir la filmación durante un informe televisivo.
Fuente: Ipro.