La actriz, protagonista de una renovada versión del unipersonal sobre Frida Kahlo, dirigida por Julia Morgado, que llegará al teatro Guido Miranda de Resistencia. destacó el desafío de encarnar a una figura icónica, abordando su vida desde una perspectiva integral que conjuga dolor, creatividad, militancia, diversidad y vigencia. La propuesta teatral no solo rescata la historia de Frida, sino que invita a una reflexión profunda sobre la autenticidad, el feminismo y el valor del arte como encuentro comunitario.
La actriz, bailarina y presentadora argentina Laura Azcurra protagoniza una nueva versión del unipersonal sobre Frida Kahlo, el más representado del mundo. La obra, escrita por el dramaturgo mexicano Humberto Robles, será presentada el jueves 5 de junio en el teatro Guido Miranda de Resistencia. Bajo la dirección de Julia Morgado, esta propuesta escénica busca dar nueva vida al legado de una figura icónica del arte y el feminismo latinoamericano.
“Mis sentimientos son de puro honor y plena responsabilidad”, afirmó Azcurra al referirse al rol de interpretar a la artista mexicana. En su relato, la actriz destacó la capacidad de Frida para compartir públicamente su vulnerabilidad, y cómo esa honestidad emocional ha quedado plasmada en su pintura. “Nos habilita a todas las personas a también mostrarnos vulnerables”, expresó.
El relato biográfico sobre Kahlo, tal como lo presenta Azcurra, repasa episodios fundamentales de la vida de la artista: la poliomielitis durante la infancia, el accidente a los 17 años, y su relación con la pintura como vía de expresión. Desde esa perspectiva, el espectáculo adquiere una dimensión intimista y política al mismo tiempo.
UNA VERSIÓN CON VIGENCIA Y SENSIBILIDAD
A pesar de que el texto original fue escrito en 1998, Azcurra y Morgado trabajan en una versión contemporánea que, sin traicionar el guion, aporta frescura y nuevas lecturas. “Tratamos de que otras formas de su personalidad también se vieran en la obra”, explicó la actriz, quien subrayó la intención de reflejar a una Frida también “simpática, divertida y anfitriona”.
La puesta busca contrarrestar la imagen monocromática de Kahlo asociada exclusivamente al dolor físico y emocional. “Pareciera que el único color que Frida tenía era el de la angustia”, advirtió Azcurra. En cambio, la obra propone una Frida integral: luminosa, apasionada, contradictoria y profundamente humana.
La juventud de la directora fue un componente clave para renovar la mirada sobre el personaje. “Eso también me dio una visión súper interesante de poder contar algo disruptivo, pero con mucho amor y con mucha vigencia”, destacó Azcurra, en referencia al enfoque generacional del proyecto.
LA FRIDA POLÍTICA Y VANGUARDISTA
La actriz destacó el carácter revolucionario de Frida Kahlo. “Era muy vanguardista”, afirmó, y lo atribuyó tanto a su militancia política como a su forma de vida y expresión estética. “Frida nació en 1907, aunque se autopercibía haber nacido en 1910 por la Revolución Mexicana”, recordó la actriz.
Para Azcurra, el compromiso político de Kahlo y su vínculo con la identidad mexicana son inseparables. Desde su vestuario hasta su arte, la pintora reivindicaba la cultura popular y campesina. “Siempre estaba muy sintonizada con los y las trabajadoras”, explicó, y remarcó su pertenencia activa al Partido Comunista y su empatía con las luchas sociales.
Frida, según la actriz, también fue pionera en vivir libremente su sexualidad y cuestionar los modelos tradicionales de pareja. “Los acuerdos que tenía con su marido eran de poder ir viviendo la vida sintiendo lo que sintieran”, señaló, aunque reconoció las dificultades prácticas de esos planteos en su época.
DIVERSIDAD Y FEMINISMO EN UNA SOLA FIGURA
Azcurra fue enfática al señalar que Frida encarnaba, en su sola existencia, una multiplicidad de identidades y resistencias. “Frida era mujer, latinoamericana, marrona, discapacitada, bisexual, hija de una mujer campesina y de un padre exiliado de Europa”, enumeró.
Para la intérprete, ese cruce de identidades no solo explica el carácter resiliente y combativo de la artista, sino que constituye la raíz de su influencia feminista. “En ella estaban todas las diversidades también”, resumió. Esa amplitud vital, según Azcurra, hace que el mensaje de Frida se mantenga vigente y potente.
“El sello más fuerte feminista de ella tiene que ver con que su sola personalidad reunía a todas las diversidades”, sostuvo. Desde esa mirada, la obra no solo retrata una biografía, sino que propone una reflexión sobre la autenticidad, la identidad y la libertad.
TEATRO COMO ENCUENTRO Y RESISTENCIA CULTURAL
Más allá del contenido de la obra, Azcurra hizo una firme defensa del teatro como experiencia social. “El ritual del teatro es muy importante que lo sigamos manteniendo vivo”, afirmó. En tiempos de consumo audiovisual instantáneo, la actriz reivindicó la presencia y el encuentro como valores centrales.
La gira que lleva adelante por distintas ciudades del país se inscribe en ese deseo de compartir el arte de manera federal. “Estoy muy agradecida porque no siempre los proyectos teatrales pueden llegar a tantos lugares”, expresó. Desde su perspectiva, llevar el teatro a otras provincias es una forma de democratizar la cultura y consolidar el rol comunitario del arte.
“La liturgia de ir al teatro, de sacar una entrada, de entender que es un día y una hora, que no es on demand, es algo hermoso”, insistió Azcurra. La actriz subrayó la necesidad de que los adultos transmitan esa experiencia a las nuevas generaciones, especialmente tras la pandemia.
FRIDA EN GIRA: PASIÓN Y MEMORIA VIVA
La función en Resistencia es parte de una gira nacional que incluye también la ciudad de Posadas y otras localidades. Para Azcurra, cada encuentro con el público es una oportunidad para resignificar la figura de Frida Kahlo y mantener vigente su mensaje. “La obra de Frida es una pieza muy viva”, afirmó.
En ese sentido, la actriz considera que el arte teatral permite una cercanía única con el público y una conexión emocional intensa. “El teatro es un hecho vivo y presente para compartir”, aseguró. Esa vitalidad escénica es, en su opinión, un legado que debe preservarse.
Consciente del impacto simbólico del personaje que encarna, Azcurra concluye su recorrido con entusiasmo y compromiso. Frida Kahlo, una mujer atravesada por el dolor, la pasión y la lucha, vuelve al escenario para dialogar con el presente. Y Laura Azcurra, en su interpretación, busca renovar ese vínculo con respeto, sensibilidad y potencia.