Corrientes, miercoles 16 de julio de 2025

Opinión Corrientes

Los jóvenes de hoy..gigantes de pie de barro,que se escudan en las pantallas

26-05-2025
COMPARTIR     

( Por Jose Miguel Bonet ). El periodista del New York Times Max Fisher analiza en las casi 500 páginas de su libro ‘Las redes del caos’ (Península, 2024), cómo las redes sociales han empobrecido la mente de las personas y erosionado la conciencia social y democrática.

En un trabajo de investigación periodística monumental, por su extensión y su exhaustividad, Fisher explica que la cultura del ‘like’ dirigida por el algoritmo “es probablemente el mayor experimento colectivo de la humanidad” y que su influencia es mucho más profunda de lo que imaginamos. Su tesis es que nuestros cerebros y nuestras conductas están a merced de una industria carente de toda ética cuyo único objetivo es apropiarse de nuestro tiempo y atención para convertirlo en dinero.Fisher, finalista del premio Pulitzer, se interesó por el poder de las redes sociales cuando estaba cubriendo el genocidio rohinyá por parte del ejército birmano (2017). Los sistemas de algoritmos de Facebook promovieron el odio y la violencia contra la población rohinyá a una velocidad y escala impactante. Tras años de investigación, Fisher publica Las redes del caos. La historia secreta de cómo las redes sociales empobrecen la mente y erosionan el mundo (Península). “Los algoritmos de las plataformas no solo estudian qué es lo que capta nuestra atención, también están promoviendo a gran escala determinados tipos de comportamiento”. Un estudio de las universidades de Stanford y de Nueva York demostró que estar desconectado un mes de las redes disminuye a la mitad la polarización y nos hace personas más satisfechas y alegres.

El antropólogo y periodista Miquel Pellicer, actualmente director de Comunicación Digital de la UOC, observa que el modelo de las redes sociales y su diseño de usabilidad fomenta esta necesidad de “prolongar nuestro interés”, aunque no sea un interés genuino sino más bien postizo. Y esto sucede en un contexto que muchos jóvenes perciben como inestable, tanto desde el punto de vista sociopolítico como económico e incluso ambiental.

Los retos que plantea esta dictadura de la validación instantánea son gigantescos. En lo que se refiere a nuestros hijos, la psicóloga Cabero apunta que “es imprescindible mantenerlos en el mundo real, ayudándoles a ponderar el sentido de la vida, de la autorrealización, del esfuerzo y de la construcción de su propio proyecto de vida. La emoción de la vida real es infinitamente más rica y satisfactoria que la de la vida detrás de una pantalla. Pero han de experimentarlo para convencerse de ello”. En una idea: es preciso empujarles a asumir su vida fuera de la red. Porque a diferencia de quienes no nacieron en plena era digital, muchos de ellos no conocen otro modo de relacionarse que no sea a través de una pantalla, y en consecuencia son menos competentes a la hora de construir y gestionar relaciones sociales reales.

Se están viendo ya otros efectos que muchos especialistas atribuyen al abuso del móvil y las redes. Los resultados del último informe PISA asustaron a padres y gobernantes, aunque no sorprendieron a los profesores. Se apunta al móvil como culpable, pero los especialistas van más allá: “Al estar acostumbrados a impactos audiovisuales breves les cuesta más leer y concentrarse”, apunta Miquel Pellicer. No es un hándicap exclusivo de los jóvenes. Nos pasa a todos los que estamos enganchados al móvil.

Pero es obvio que este contexto augura problemas de comprensión lectora y de competencias lingüísticas en los más jóvenes, además de una potencial merma en su creatividad: “El tiempo en clase y en los libros es más lento que la velocidad de los videojuegos, del scroll, y de los vídeos que consumen. No han entrenado la paciencia, ni la capacidad de atención, ni el interés por el aprendizaje, y tampoco se dan el tiempo de aburrirse y de crear soluciones interesantes a su aburrimiento”, observa Mireia Cabero.

Hoy en día la preocupación no es la venta de datos al mejor postor, sino el efecto directo que tiene en los votantes el auge de los discursos populistas a través de las redes: “Ya estamos viendo cómo los movimientos políticos con menos escrúpulos utilizan las redes para manipular a la gente, con campañas basadas en vídeos virales, bulos o noticias falsas que a menudo tienen un impacto directo en los resultados de las elecciones”, apunta el experto digital de la UOC.

Y todo esto sin poner en la ecuación el factor de la inteligencia artificial. “No se trata de dar una visión apocalíptica de la realidad, pero hay que ser consciente de cómo está cambiando todo”, comenta Pellicer. En un artículo publicado en diciembre de 2023, este experto propone una serie de indicadores para evaluar el impacto ético y democrático de las plataformas sociales, al que ha denominado ‘Índice de Desarrollo Digital’.

Lo importante hoy no es mantenerse vivo sino mantenerse humano.

George Orwell


*desde Mburucuyá.