(Por Facundo Sagardoy) Andrés Paredes transita un momento único, casi místico, en la escena artística del litoral. Sus obras, sembradas en la tierra roja de la región y extendidas hacia las fronteras de Paraguay, Brasil y Corrientes, son un mapa vivo de memoria y naturaleza. Hoy, sus collages y tintas dialogan en espacios públicos y galerías, con una presencia que crece y se afirma como puente entre lo local y lo federal. Su obra no solo habita el MUBA o la Galería Yuyal; respira en la raíz misma de la tierra colorada, donde la materia inerte vibra con el alma del paisaje.
En esta expansión del arte, Paredes observa con sana envidia el movimiento que late en provincias como Chaco y Corrientes, donde el arte contemporáneo se convierte en política de Estado y celebración colectiva. Lo que antes fue un tímido brote hoy florece en museos, ferias y espacios que convocan artistas, galeristas y público con fervor renovado. Esa fiesta del arte es también un canto al devenir cultural, un proceso que transforma la región y abre caminos para las nuevas generaciones, que aprenden a entender el valor y la economía del arte como forma de vida y resistencia.
Su reflexión profunda se posa ahora en lo inerte, en la tierra que parece callada pero vibra con fuerza ancestral. Después del desierto de Atacama, la naturaleza para él ya no es solo selva o vegetación, sino piedra y tierra, materia viva que guarda secretos y potencia. Esa búsqueda, que crece en cada muestra, es un llamado a reencontrarse con la esencia del territorio y su memoria, celebrando la identidad desde lo más elemental. La inminente apertura del Museo de Arte Contemporáneo en Corrientes es para él una promesa, un faro que ilumina este camino y sostiene la esperanza de que el arte sea siempre espacio de encuentro y transformación.
— Andrés Paredes, estás viviendo un hermoso momento e inédito en Corrientes y en Chaco. Estás exponiendo en el Museo de Bellas Artes René Brusau, en Arte Co, y en Galería Yuyal. ¿cómo te sentís?
— Bueno, la verdad es que me siento muy cómodo en mi región. O sea, siento que trabajo... al principio pensaba que mi obra tenía que ver solo con la Tierra Colorada, Misiones, parte de Paraguay, parte de Brasil y parte de Corrientes. Después, investigando, me doy cuenta de que se extiende cada vez más, ¿no? El año pasado tuve una gran invitación de los juradores para hacer unas obras en el puerto y este año, bueno, también fue una invitación a intervenir los espacios comunes de la feria. Por primera vez estoy participando como expositor, invitado por una galería que es de Chaco. Y sí, como decís, tengo una muestra individual en el Muba, muy grande, con más de 140 obras; además, una muestra en la galería Yuzal, que es una muestra bastante alternativa. Y bueno, acá están las intervenciones en los espacios públicos y una serie de collages inéditos en la galería Yuzal. Estoy muy contento de poder participar como artista.
— En esta misma mesa, lo quiero dejar registrado, están Luis Niveiro, Marcos Benítez. Qué opinas de este gran movimiento que envuelve el arte visual e inspira a otras disciplinas y a los artistas a crear.
— A mí me da una sana envidia, porque realmente que el arte sea política de Estado en esta provincia que es vecina a la mía, donde no pasa absolutamente nada... que tengan un premio como el Salón de la Universidad Nacional del Nordeste, que se esté construyendo un Museo de Arte Contemporáneo, que la feria ya sea el séptimo año consecutivo, realmente es para celebrar, ¿no? Creo que se están formando generaciones nuevas de artistas que ya crecen sabiendo qué es un galerista, qué es un coleccionista, cómo se vende una obra, cómo hay que presentarse... realmente es muchísimo, y le hace muy bien a toda la cultura y al arte visual. Nosotros estábamos con Luis en el primer Arte CO, que fue una experiencia que empezó como muy tímida, pero muy sólida, y ahora realmente se ve como algo muy consolidado y muy convocante. Entonces, esos fenómenos, que el arte pueda llamar tanto público y que haya ventas, y que se genere todo este nivel de prensa nacional y galerías de otros países y de otras provincias, es como una fiesta, ¿no? Primero un encuentro con los actores de la región y después una fiesta del arte.
— Qué expones en Yuyal, que luego de abrir, vendió una de tus obras casi de inmediato.
— Sí, hice una serie de collages y traje una serie de tintas pintadas en un salto de agua en Misiones, en el salto Yasy, que, bueno, hay un video que documenta todas esas obritas. Por un lado está toda la obra en el museo; entre la galería de Buenos Aires y el museo, me propuse hacer obra nueva, inédita. Siempre está bueno correr, producir cosas nuevas y ver la respuesta de la gente. Y como vos decís, cuando la respuesta termina en una venta, en una colección, es un aliciente para seguir produciendo, seguir haciendo otra serie similar o seguir explorando y experimentando nuevos formatos.
— Estás en distintos espacios, con formatos diversos, distintas materialidades, ¿dónde te sentís más cómodo?
— La muestra que está en el MUba se mostró en las 17 salas del Museo de Arte Contemporáneo de Salta, que es un museo muy importante para nosotros en Argentina, porque este año cumplió 25 años. Mi idea era hacerlo federal, o sea, esa muestra empezó en el MUBA, en el MAC de Salta, se va al MUBA y termina en el Museo Sívori en septiembre. Entonces, la idea era que empiece federal y termine en Capital, que suele ser al revés. Va a terminar con algunas partes, algunas salas no van a ir. Eso es lindo también, o sea, de Salta a Chaco vinieron dos camiones de obra para montar esa muestra, después esa muestra se va a Buenos Aires y se va a mostrar en septiembre. Por lo pronto, preparar esa muestra grande y Arte CO en el medio, pero también tomar distancia y verla, verla desde lejos y reflexionar. Siempre después de una muestra hay mucho proceso de reflexión.
"El desierto de Atacama fue un shock y un puntapié para mi obra"
— ¿Hacia dónde te lleva esa reflexión?
— Bueno, a muchos lugares. Primero, como que mi trabajo con la naturaleza... siempre pensé que la naturaleza estaba solo en lo vegetal. Esta muestra nueva habla de la tierra, de las piedras, y estoy incursionando en encontrar la naturaleza en lo inerte, sea en las rocas, en la propia tierra y en lo que parece que no tiene vida, pero que realmente existe como materia vibrante. Ahora viene la muestra nueva que habla justamente de la Tierra, y un poco está en el Muba. Bueno, hice una muestra acá en el Museo Vidal en Corrientes hace no mucho tiempo, en 2022, que se llamó "Rojo Toro", que hablaba de la Tierra Colorada y de la yerba mate. Es un poco reflotar esa idea de la región, de la Tierra Colorada y de la mezcla entre lo inerte y lo vegetal.
— ¿Por qué lo inerte? ¿Por qué la tierra? ¿Por qué la naturaleza?
— Yo estaba, te digo, convencido de que la naturaleza primero estaba solamente en lo vegetal, en la exuberancia de la selva, de la vegetación. Después, dentro del cuerpo humano, trabajé con algunos experimentos, pero el año pasado tuve la experiencia de estar haciendo una residencia en el desierto de Atacama, estuve 25 días en San Pedro de Atacama. Tuve un shock, ¿viste? Un cambio radical de hábitat y encontrar en ese desierto, en esa mineralidad, algo muy potente que realmente me llamó muchísimo la atención. Fue el puntapié para incorporar todo este nuevo repertorio, por así decirlo, de la tierra.
— Qué opinas de la próxima inauguración del Museo de Arte Contemporáneo de Corrientes, que impulsa Luis Niveiro.
— Me encanta, me encanta. Hay muchas tratativas para algunas obras y Luis es un amigo también, así que estamos todos muy expectantes por ver ese lugar que es exclusivo y específico para el arte contemporáneo. Es como una gran celebración. De vuelta te digo, es una sana envidia como misionero de ser vecino y tener provincias tan pujantes y desarrolladas con el arte como Chaco y Corrientes.
— Muchas, muchas gracias Andrés.
— No, gracias a vos. Me gané el premio.
