La elección legislativa en la Ciudad de Buenos Aires evidenció una fuerte nacionalización del debate, favoreciendo a La Libertad Avanza en detrimento del PRO, que quedó tercero con una baja participación ciudadana. Entrevistado por momarandu.com, el analista Diego Dillenberger atribuyó la derrota del PRO a la falta de estrategia nacional, la desmovilización del electorado y una interna no resuelta que debilitó su propuesta. El radicalismo, por su parte, quedó fuera de escena sin obtener bancas ni impacto político relevante.
Las recientes elecciones legislativas en la Ciudad de Buenos Aires dejaron un saldo negativo para el PRO, que quedó relegado al tercer lugar. Con apenas cinco bancas obtenidas, el partido fundado por Mauricio Macri sufrió una de sus peores performances en la capital. Según el analista político Diego Dillenberger, esta caída se debió en gran medida a la incapacidad del PRO para responder a la nacionalización del debate impuesta por La Libertad Avanza.
La decisión de realizar elecciones legislativas locales por separado buscó separar lo nacional de lo porteño, una estrategia promovida por Jorge Macri. Sin embargo, la campaña no logró evitar que el eje nacional tomara protagonismo, favoreciendo así a la fuerza libertaria. "La performance del PRO fue muy mala por justamente esta nacionalización que era previsible", explicó Dillenberger.
Mientras el oficialismo porteño intentó sostener una discusión local en torno a la gestión de la ciudad, los votantes optaron por expresarse en clave nacional. La falta de una propuesta concreta para la ciudad por parte de La Libertad Avanza no impidió su éxito, debido a que supo capitalizar el voto útil antiperonista, tradicionalmente fuerte en Buenos Aires.
LA CAMPAÑA DE LARRETA Y EL VOTO DEL RENCOR
El rol de Horacio Rodríguez Larreta también fue objeto de análisis. El exjefe de gobierno, que obtuvo un escaso 8%, fue uno de los pocos candidatos que planteó propuestas para la ciudad. A pesar del resultado limitado, su participación evidenció una interna no resuelta dentro del PRO. “Hubo una movilización del rencor”, afirmó Dillenberger, aludiendo al enfrentamiento entre Larreta y Mauricio Macri en la campaña presidencial del año anterior.
Rodríguez Larreta logró ubicar tres legisladores en la Legislatura, superando incluso a figuras más visibles del PRO. “Si había un solo discurso unificado, el resultado del PRO podría haber sido distinto”, señaló el analista.
Además, Dillenberger subrayó que hubo oportunidades políticas desaprovechadas por el PRO, como el escándalo por la caída de la Ley de Ficha Limpia y el caso Libragate. Ambas situaciones podrían haber sido utilizadas como argumentos en contra del oficialismo nacional, pero no fueron capitalizadas por los candidatos del PRO.
FALTA DE ESTRATEGIA Y ALIANZAS
El PRO tampoco logró rearmar su coalición con aliados históricos, como la Coalición Cívica. Según Dillenberger, candidaturas como la de Paula Oliveto podrían haber reforzado el perfil institucional del partido, pero fueron relegadas. “Ni siquiera se les ocurrió reanudar lazos con la Coalición Cívica”, advirtió.
La ausencia de una estrategia nacional clara, sumada a una gestión local difícil de defender, dejó al PRO en una posición débil. La figura de Javier Milei, a través de su vocero Manuel Adorni, canalizó el descontento de los votantes, presentándose como la alternativa al kirchnerismo.
En este contexto, Dillenberger criticó también el rol de los asesores de campaña. En particular, cuestionó la influencia del consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubí, cuya estrategia de centrarse en lo municipal resultó insuficiente. “El PRO estuvo mal asesorado”, sentenció.
BAJA PARTICIPACIÓN Y CAMBIO EN LA CULTURA ELECTORAL
Uno de los datos más llamativos de la elección fue la baja participación electoral, que apenas superó el 53%. Para Dillenberger, se trató de un hecho histórico. “Creo que desde la democracia no hubo ningún distrito que tuviera una participación tan baja”, observó.
La falta de movilización del electorado afectó especialmente al PRO. Mientras La Libertad Avanza logró atraer votantes mediante un discurso nacional, el oficialismo porteño no consiguió entusiasmar a los vecinos. “El PRO no movilizó y la verdad que esto es realmente histórico”, concluyó el analista.
Esta apatía ciudadana también refleja un cambio en la cultura política de la ciudad. La autonomía de Buenos Aires, vigente desde hace más de tres décadas, no fue suficiente para mantener el interés en una elección de legisladores locales, evidenciando que el votante porteño sigue priorizando las discusiones de alcance nacional.
RADICALISMO DESDIBUJADO Y SIN REACCIÓN
El radicalismo, por su parte, tuvo una participación casi inexistente. No obtuvo bancas y, según Dillenberger, ni siquiera fue objeto de críticas. “Ni existía ni existía”, expresó, en referencia a la falta de visibilidad del partido durante la campaña.
La candidata radical, Lulú Lavié, no logró captar la atención del electorado ni posicionarse como una alternativa relevante. Comparada con figuras anteriores como Martín Lousteau, su desempeño fue considerado “muy flojo”.