Corrientes, jueves 04 de diciembre de 2025

Sociedad Corrientes

El general San Martín también tuvo su mascota!!!

25-02-2025
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( Por José Miguel Bonet*). Un animal de compañía o mascota es un animal doméstico que se conserva con el propósito de brindar compañía o para el disfrute del cuidador. A diferencia de los animales de laboratorio, animales para la crianza o ganado, animales para el transporte o animales para el deporte, los animales de compañía son conservados para un beneficio personal.


San Martín no conocía personalmente a Bolivar, aunque ambos se dispensaban un respeto muy considerable y valoraban mutuamente. Su correspondencia a través de cartas así lo demuestra. Además, era usanza de la época intercambiar regalos ante los encuentros que dirimirían cuestiones de estado entre las personalidades involucradas. Ese rito ceremonial y diplomático formaba parte de un cordial protocolo cuando se producían reuniones muy trascendentes. Indudablemente, “la entrevista de Guayaquil” lo fue (26 y 27 de julio de 1822).

Pero no hubo acuerdo en la reunión. Bolívar por ese tiempo ya había anexado prácticamente Guayaquil a la Gran Colombia y será San Martín quien ofreció ponerse bajo las órdenes de Bolívar, pero el venezolano no aceptó. Mucho se ha escrito al respecto. Hasta un joven Sarmiento con 35 años entrevistó sobre el tema a un veterano San Martín en Francia durante 1846. Sin dudas, será la famosa entrevista de Guayaquil una de las páginas de la historia que más tela dejó por cortar. No será hoy ese nuestro tema, aunque prometemos volver.

Habíamos quedado en aquella instancia protocolar. San Martín le obsequió a Bolivar una escopeta, dos pistolas y un caballo de “paso peruano”. Eran regalos propios de un verdadero militar. Bolívar, por su parte le regaló un retrato de él mismo y un perro.

San Martín no alcanzó a estar dos días en Guayaquil. La reunión (dijimos) había fracasado y será ahí, cuando el General debió haberse dado cuenta que sus tiempos en América estaban contados. Emprendió el regreso a Perú. De ahí a Chile. Luego a Mendoza. Lo acompañaba su frustración y el perro regalado por el venezolano. Lo llamó “Guayaquil”, en honor a la reunión con Bolivar.

Así fue; tras el paso cordillerano y su estadía en Mendoza por ocho meses en La Tebaida de Los Barriales, partirá a Buenos Aires para emprender (a principios de 1824) el camino del exilio definitivo en Europa. ¿Cuáles fueron, tras los heroicos años de campañas libertadoras, los únicos acompañantes de San Martín en su viaje al viejo continente? Su hija Merceditas y su perro “Guayaquil”.

Lo cierto será que “Guayaquil”, el perro trotamundos, morirá de muy viejo. Fue el mismo San Martín quien lo enterró en los jardines de su propia casa de Grand Bourg, y será también el Libertador quien redactó en la lápida: “Aquí duerme Guayaquil”.

Para terminar una anécdota de ocasión. Dicen las crónicas que una situación que le causaba gran deleite a San Martín, era exponer ante sus visitantes un truco (actoral y “mágico”) que realizaban con “Guayaquil”. El evento giraba ante un supuesto juicio que el General le efectuaba al perro y terminaba con la simulación de un fingido fusilamiento con su bastón.


“Guayaquil” aparentaba morir. “Se hacía el muertito” y la artimaña recién terminaba ante el grito del San Martín: “¡Arriba!”; “¡Arriba!”. Y era ahí cuando el can se levantaba como simulando que había resucitado. Los aplausos marcaban el final del truco.

“Debout!”; “Debout!”. Aunque no lo crean también existía una versión para el público francés.

Es importante destacar el humanismo y su apego al cuidado medioambiental del General. Un claro ejemplo fue cuando en sus “Máximas a Merceditas”, como buen adelantado en materia ecologista, advertía a su querida hija de la importancia de ser cuidadosa con el ambiente y con todos los integrantes de la naturaleza. “Humanizar el carácter y hacerlo sensible aún con los insectos que no perjudican”. La reflexión fue escrita sobre una lista de doce consejos, con el fin de procurar que le sirvieran de referencia y guía en su vida futura. Puntualmente ese axioma a Mercedes se completaba con una cita del escritor irlandés Laurence Sterne (1713 - 1768): “Sterne ha dicho a una mosca, abriéndole la ventana para que saliese: ‘Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos’”. Así concluía una de “las máximas” que fueron escritas en Bruselas durante 1825


*desde Mburucuyá

Bibliográfica.Gustavo Capone