Corrientes, lunes 13 de enero de 2025

Sociedad Corrientes

Democracia devaluada

09-01-2025
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(Por Alejandro Bovino Maciel*) Con los secuaces de la ECP (Escuela Correntina de Pensamiento) venimos elaborando conceptos y vigencias que este desmesurado siglo XXI está llevando vertiginosamente al abismo.

Cacareamos los términos “democracia”, “república” e “instituciones” sin que sepamos claramente de qué estamos hablando en medio de las arengas y gritos, que no permiten el análisis racional y mesurado del discurso.

La democracia es invento griego, salvo que ellos la practicaban en forma casi directa, sin la intervención de costosas campañas proselitistas y redes sociales embargadas por trolls que divulgan desde noticias falsas hasta vilipendios gratuitos a los candidatos con tal de desprestigiarlos. Nada de esto enturbió la democracia griega que consistía en el gobierno del pueblo y para el pueblo. Así de simple. Tampoco había multinacionales con férreos intereses económicos y financieros jalando de las decisiones políticas. Ni todo era color de rosas: en Atenas no votaban las damas (50% de la población) ni los esclavos (20 a 30 %) ni los metecos (extranjeros). De modo que los votantes, los ciudadanos griegos que escogían y eran escogidos no superaban el 20 % de la población.

República nace tiempo después y es una estructura de poder que intenta mantener el equilibrio entre quienes elaboran las leyes (legisladores), quienes las aplican (jueces) y quienes toman las decisiones prácticas dentro del marco jurídico (ejecutivo, presidente y ministros). Siendo tres poderes separados, la república es la garantía de que cada cual actuará independientemente de los otros dos, siempre que todo funcione sobre ruedas.

Todo este andamiaje ya lleva funcionando más de dos siglos y es sabido que, hecha la ley, hecha la trampa, los granujas humanos nos las hemos ingeniado para pervertir todo el sistema en el siglo XXI. ¿Seguirá sirviendo la democracia en países (mayoría) con ciudadanos desinformados acerca de qué es el Estado, cómo se lo integra, cómo funciona básicamente cada uno de los poderes? ¿Podrá sobrevivir la república a la presión de los poderes económicos y especialmente los financieros que no tienen patria alguna, salvo los negocios? ¿Existen alternativas al aparato electoral que es el punto débil de esta cadena de mandos? ¿No se han convertido tanto la democracia, como las instituciones de la república en meras cáscaras vacías que ya no representan cabalmente al bien común sino al bien económico de grupos concentrados?

Hay ideas que rebullen en el fértil campo de la politicología. Una de ellas es —y solamente la expongo como un ejemplo de los debates que nos debemos, no afirmo que me adhiero a ella— la lotocracia que consiste en seleccionar al azar, como se hace con los miembros de un juicio por jurados, a los funcionarios que desempeñarán las tareas para administrar el Estado por un tiempo determinado, digamos 4 años. Se puede objetar que no siempre el azar favorece a los mejores, que podría salir sorteado un imbécil. Pero si uno repasa los presidentes que se sucedieron en cualquier país con elecciones libres verá fácilmente que también accedieron al poder personas con mínimas o nulas capacidades políticas. No hace falta dar nombres propios, pero los últimos dos mandatos en Argentina (tanto el de derecha como el de centroizquierda) terminaron sin pena ni gloria, y el primero de ellos cargándonos una deuda bruta de 54 mil millones de dólares para su “reelección” que ni siquiera sirvió para continuar con su mandato.

El FMI, agradecido. Los buitres ya empezaron a rondar la deuda argentina.

Son ideas, que van y vienen cruzando el horizonte confuso de este siglo XXI.

*talomac@gmail.com 
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