Corrientes, lunes 13 de enero de 2025

Sociedad Corrientes

Política para mañana

02-01-2025
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(Por Alejandro Bovino Maciel*) Este insólito siglo XXI asiste a grandes estragos conceptuales: primero, la famosa desideologización colectiva (el famoso “fin de la historia” que proclamaba el filósofo F. Fukuyama.

Segundo, la crisis de los grandes partidos políticos tradicionales. En nuestro medio, el Radicalismo ya casi desaparecido (no presenta candidatos propios a elecciones presidenciales en los últimos 3 o 4 comicios) y los que nacen son fugaces (ARI, Coalición Cívica, el PRO Cambiemos) y, sumado a todo esto, el absolutismo del mercado por sobre las decisiones políticas y sociales. Hoy por hoy la política está más pendiente de las reacciones histéricas de la Bolsa y no al revés, como sucedía hace no más de cuarenta años. Esta moda de la desideologización solamente funciona para las izquierdas. La derecha nunca se caracterizó por grandes debates: gobierna el más fuerte (económica o militarmente) imponiendo el libre mercado que ya sabemos que es el que menos libertad garantiza a la sociedad en su conjunto. La izquierda, por su propia base de admitir todos los disensos, termina fragmentada en docenas de capillas inconexas que pueden servir para nutrir el debate público, pero a la hora de los comicios siempre les faltan números.

Hay algo que irrumpió repentinamente quebrantando la vida política: los discursos agresivos. Lejos del debate que necesita toda democracia basada en el pluralismo, el discurso agresivo corta toda relación con el otro. El Presidente, por ejemplo, desde que empezó su incursión en programas de televisión hace unos tres años, se caracterizó por el agravio, el insulto, los gritos y los berrinches más propios de un nene caprichoso que de una persona racional que, si está seguro de tener la verdad, no apelaría al insulto y la degradación ante la menor objeción. Sabe que no sabe. Es un economista financista que siempre trabajo asesorando en finanzas a varias cuentas empresarias. Esa es toda su experiencia. Conoce el movimiento de cuentas generales, conoce algunas variables económicas pero todos sus ex camaradas que lo acompañaron en sus inicios y con los que terminó peleado fatalmente aseguran que de macroeconomía no entiende casi nada. Por eso en cada intervención en foros se cuida de hablar de economía, e insiste en ese discurso macartista que ve comunistas hasta debajo de las camas. El único que piensa en el comunismo es el señor Milei. Ya no hay comunismo en ningún país del vasto mapamundi. Pero como esa arenga la viene repitiendo desde que daba shows en la calle Corrientes, insiste una y otra vez predicándoles a los ricos que se cuiden de un fantasma que no existe. Todo esto no pasaría de ser una mota de color si no hubiese implementado un sistema de agentes de persecución en las redes (los trolls) comandados por un tal Cerimedo que tiene captura recomendada en Brasil por los acontecimientos violentos luego de las últimas elecciones, cuando el extremista Bolsonaro perdió por goleadas ante Lula. Cerimedo, bolsonarista, está sindicado como uno de los organizadores de la horda de toma del Palacio de Justicia y del Planalto, imitando a los secuaces de Trump con la toma del Capitolio. Este sistema de vigilancia y control foucaltiano que depende de trolls funciona 24/365 en las redes, que es casi el único sitio donde se pueden expresar con mensajes breves pero violentos sus seguidores bien pagos. Y esta violencia instalada ya empieza a dar resultados: ha pasado a la calle. Hay crispación general, cualquier reacciona mal por cualquier motivo. Este clima de tempestad es lo que menos necesita una democracia si quiere ser pluralista, que significa dialoguista.

*talomac@gmail.com
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