Corrientes, lunes 13 de enero de 2025

Sociedad Corrientes

Navidades Extranjeras

06-12-2024
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( Por Alejandro Bovino Mciel) . Cunde en estas fechas de los últimos meses el avance de “películas navideñas” made in Hollywood. Se han vuelto insoportables porque el modelo original de sentimentalismo barato con profusión de cotillón navideño puede causar tortícolis o meteorismo en cualquier espectador que conserve un ápice de gusto.

Para el mundo yankee no hace falta recordar lo que se conmemora en Navidad. Jamás, ni siquiera de refilón mencionan el nacimiento de Cristo, el único ser humano que vino a enseñarnos el perdón y una turba de italianos y judíos lo mandó ajusticiar. Nada de eso, en las navidades yankees se menciona una y otra vez a “Santa” (o Papá Noel) que vendría a ser la versión comercial de San Nicolás de Bari, un santo italiano del siglo IV que la tradición dice que regalaba juguetes a los niños pobres en la noche del 6 de diciembre de cada año. ¿Se comprende por qué los yankees inventaron al gordo que viene en trineo (ridículo porque en Bari no existen trineos, ni renos, ni inviernos crudos) a regalar? Simple: por una cuestión de marketing simplemente. La sociedad norteamericana actual ha convertido al consumismo en su filosofía comercial. La palabra “negocio” y “compraventa” suena a sus oídos muy más dulce que la música sublime de mil villancicos y diez motetes del señor Bach.

El cine o las series de Netflix no pueden sino reforzar esta pasión por la mercadería y, como Jesús no cotiza demasiado alto en el mercantilismo, simplemente lo borraron como si fuese un invitado molesto e inclinaron toda la atención en este santo regalón, porque un regalo se debe comprar, el propietario del bazar vende, la industria de chucherías crece y así, todos contentos. Hasta que apareció la milenaria sabiduría oriental y la China le instaló en el patio de casa tal producción masiva de chucherías para la compraventa que enloqueció al señor Trump antes de asumir.

No hay que hacerse mala sangre. Seguramente, al asumir, el señor Trump justo antes de las remanidas Navidades, impondrá algún arancel a los productos chinos, el señor presidente de la China protestará en los foros correspondientes y después de cinco meses el asunto será olvidado en las mesas de negociaciones y en la Navidad 2025 los chinos vendiendo y los yankees comprando y asunto solucionado.

Todo queda en su sitio, pero ni a mí ni a usted el cine o el servicio de Netflix por los que pagamos, nos librará de la oferta de películas navideñas invariablemente estúpidas y anodinas. Nunca faltan mascotas y niños, que son el ingrediente apto para la sensibilidad. Tampoco disfraces con gorros y hojas de acebo que hace parecer a las personas elfos perdidos en Manhattan. Pero por sobre todo los libretistas hollywoodenses persistirán en la manía de escribir guiones vacíos y torpes para lucimiento de actores como Jim Carrey, Adam Sandler o Ben Stiller.

¡Dios nos salve de una Navidad frente a la pantalla!

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