El consultor reflexionó con momaradu.com sobre el impacto del acto de Javier Milei en la arena política, las dificultades para establecer su partido propio y la necesidad de contar con fuerzas sólidas para competir en elecciones futuras. Afirmó que la euforia de su discurso figura su necesidad de reconfigurar el poder para operar dentro del sistema y advirtió que el Gobierno aún se encuentra carente de instrumentos jurídicos para implementar su plan de propuestas.
Ivoskus observó que la comunicación sigue siendo fundamental para el Presidente. Remarcó que con un 54% de apoyo tras el ballotage, aún debe mantener la confianza de su base mientras se enfrenta a desafíos como la inflación y manifestaciones sociales.
Afirmó que esto sugiere que el gobierno sigue en modo de campaña, tratando de convencer a la ciudadanía de su enfoque para resolver problemas estructurales que requieren tiempo y paciencia, y destacó la capacidad del gobierno para mantener su narrativa frente a la población.
Por otra parte, se refirió a la presencia de Karina Milei, a su liderazgo político y a la capacidad de los candidatos de Milei en el interior del país frente a las elecciones de 2025.
-¿Qué impresión le dio el acto de Milei?
-Ingresan a una nueva arena, que es la arena política. Han tenido muchas dificultades para llegar ahí, tanto en 2021 como en 2023, para conseguir un partido político. Han tenido que utilizar o montarse en partidos existentes, no propios, y creo que lo toman como un gran paso para entender que, si uno quiere participar de la vida democrática de un país, el instrumento jurídico para hacerlo son los partidos políticos. Eso hace que tengan que reconfigurar posiciones o situaciones para poder competir en los próximos procedimientos electorales con total independencia y sin depender de nadie. Creo que, hacia la interna, sobre todo un grupo político nuevo que se conforma, lo ven con muchísima euforia, como si se sacaran un peso de encima en términos del próximo proceso electoral en Argentina. De ahí pueden surgir muchos análisis. Yo siempre digo lo mismo, ¿no? Depende de la posición desde la que uno mire, el contexto del país, las conjeturas, las negociaciones, y sobre todo, el efecto futuro que ofrecen al país, y si la ciudadanía está dispuesta a acompañarlos o no. Para todo eso, necesitan inexorablemente un partido político, y la sociedad ha visto también que uno de los grandes problemas para llevar adelante al menos sus ideas y lo que han propuesto en campaña está asociado a la imposibilidad política en la ejecución cotidiana. Hay tantos senadores, diputados, inclusive peleas con gobernadores y recursos, y eso creo que ha quedado muy demostrado. Tal vez eso se refleje en esta euforia por conseguir un partido para poder competir en las próximas elecciones.
-¿Y en los discursos? ¿Siguen en campaña o ya entendieron que deben gobernar?
-No podría responder con certeza, pero sí puedo decir que hoy por hoy hay un concepto de campaña permanente, sobre todo cuando tenés un gobierno que se sostiene a partir de la opinión pública. Todo gira en torno a lo mismo: ¿cuál es la principal red que sustenta el gobierno de Javier Milei? Es la opinión pública, ese 54% que lo apoyó en el ballotage y lo sigue acompañando. No son todos los argentinos, ojo, ¿eh? Es el 54% al que él le habla, trata de convencer, convocar y liderar hacia el futuro que proponen para la Argentina. No tiene otra red de contención.
CAMPAÑA PERMANENTE
-¿Cómo ves que manejarán la comunicación frente a desafíos sociales, como la inflación o las marchas?
-Hoy, ellos entienden que lo importante, más allá de gobernar, es la comunicación. A través de redes sociales y medios de comunicación, buscan mantener la macroeconomía, aunque con costos sociales, como las marchas universitarias o los problemas de los jubilados. Lo que se busca siempre es comunicar que se está trabajando, que se está solucionando, y que la herencia del gobierno anterior tiene un peso importante. Insisten en que no se pueden resolver problemas profundos en solo nueve meses, y ahí es donde entra la paciencia de la sociedad. Las mediciones indican que, al menos ese 54% que lo votó, sigue dando un margen de confianza, pero también hay un cambio de paradigma. Milei instaló la idea de que nos tiene que doler para mejorar en el futuro, algo que otros gobiernos intentaban disfrazar. Los gobiernos anteriores que intentaban hacer ajustes lo disfrazaban de diversas maneras. En el caso de Milei, él dice abiertamente que hay que hacer ajustes porque, si no, nunca vamos a estar bien, y que debemos sufrir ahora para estar mejor en el futuro. Ese discurso ha calado en una parte de la sociedad. Pero, claro, después deben existir señales concretas que demuestren que ese sufrimiento llevará a un mejor Estado. Un ejemplo sería la baja de la inflación, que era el principal problema cuando Milei fue electo presidente. La obsesión del 87% de los argentinos en ese momento era bajar la inflación. Recuerdo que se hablaba de que habría que ajustar con la inflación, el tipo de cambio, la explosión de la economía, etc. Estos primeros nueve meses han servido para que ese sufrimiento tenga algún justificativo concreto, como la baja de la inflación. Creo que ahora vamos a entrar en una segunda fase, en la que se necesitan otro tipo de resultados, y ahí veremos si la sociedad acompaña o no este tipo de posturas que toma el gobierno.
-En cuanto a los mensajes relacionados con la inflación y los que votaron a Milei, ¿hay alguna contradicción en la comunicación del gobierno?
- En Argentina, ya nadie se sorprende de que se junten a comer un asado. El problema es que esos eventos no vienen acompañados de resultados concretos para la sociedad. Ese es el termómetro con el que la gente va a medir al gobierno: ¿hay efectos positivos que se sientan en la vida cotidiana de los ciudadanos? Porque no es solo una cuestión de discurso o comunicación; tiene que haber resultados. Si la sociedad empieza a sentir que hay avances, aunque sean pequeños, la narrativa puede sostenerse. Pero si no, va a empezar una guerra de narrativas. Por ejemplo, hoy se planteaba en los medios que desde que asumió Milei, los aumentos a los jubilados han sido un 10% por encima de la inflación. Habrá que ver los números, pero eso se menciona como un título en varios medios de comunicación. Lo que quiero decir es que, en ciertos momentos, la sociedad empieza a distinguir entre una lucha política vacía y propuestas con fundamentos. Si el gobierno puede mostrar políticas concretas que mejoren la situación en el mediano plazo, podría obtener resultados favorables. Pero, como dije antes, esto es una guerra de narrativas, y las etiquetas que queden en la mente de los ciudadanos son las que van a definir el futuro del gobierno.
KARINA MILEI Y LOS CANDIDATOS DEL INTERIOR
-Karina Milei, más allá de lo que políticamente significa su presencia acompañando al presidente, ¿el discurso fue para presentarla como futura candidata o para darle mayor visibilidad en el espacio?
-Siempre se ha reconocido mucho el trabajo de su hermana a lo largo de su carrera política y de su vida. Lo que pasó el otro día es que ella fue quien se cargó al hombro la construcción de un partido nacional y su presentación en sociedad ante la estructura política del partido. Es lógico que quien haya hecho ese trabajo tenga la posibilidad de dar un discurso en un acto de gobierno o en determinadas situaciones. Pero no creo que esto la posicione como una candidata. En mi opinión, hay un error de lectura ahí. Lo que se está mostrando es un liderazgo político, no necesariamente una candidatura. Karina es la secretaria general de la presidencia y, según el propio Javier Milei, es "el jefe". Entonces, no creo que estén buscando su candidatura, sino darle visibilidad a su liderazgo político. Esto podría abrir un camino para ella en la arena política, pero no lo veo como algo a corto plazo, tal vez en miras al 2027. De todos modos, pensar en tres años adelante en Argentina es bastante ciencia ficción. Pero, insisto, no lo veamos como una candidatura; lo que buscan es hacer visible un liderazgo político que antes estaba más en las sombras, en un rol de apoyo detrás de escena, y ahora empieza a mostrarse de manera más pública.
-¿Cuánto creés que los candidatos de Milei en el interior podrán captar de su imagen?
- Eso va a depender mucho de la campaña. La diferencia con la elección a gobernador, donde él todavía no era presidente, es que en ese momento se anticiparon las elecciones, era un escenario muy distinto. En 2025, Argentina tendrá 24 elecciones, con candidatos diferentes en cada provincia, pero creo que puede haber una campaña nacionalizada. Milei y su partido van a necesitar un voto de acompañamiento al gobierno. Ahora que tienen un partido nacional, ese voto será más sobre un proyecto nacional con Milei a la cabeza, más que sobre liderazgos locales o regionales. La gente estará votando diputados y senadores nacionales, y me parece que será una campaña más asociada a un proyecto nacional que a individualidades en las provincias. Esto ya se ha visto en otras campañas en Argentina y en otras partes del mundo: si hay una narrativa sólida, creíble, y un proyecto de mediano plazo, eso puede tener entrada en la sociedad, más allá de los nombres individuales.