( Por Alejandro Bovino maciel). Acaba de celebrarse, en Buenos Aires, el coloquio de Cippec en la sede de la entidad, sobre la avenida Callao (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) con representantes de todas las fuerzas políticas y asociaciones y ONGs afines que trabajan en conjunto como observadores de las políticas públicas en favor de la sociedad.
La convocatoria fue para valorar las ventajas que tendría la implementación a nivel país de la BUP (boleta única de papel) para las futuras elecciones.
¿Qué es la BUP? Es ingresar al cuarto oscuro para votar y encontrar que hay una sola boleta donde figuran todos los partidos, candidatos y opciones que el ciudadano/a debe tildar para elegir, por ejemplo, me gusta para el cargo de presidente el que está por el partido naranja, para Diputado Nacional el que está por el partido marrón, para senadora nacional la que está por el partido violeta, para gobernadora la que está por el partido amarillo, y así, todos los candidatos y cargos a disposición del ciudadano/a en una sola hoja cuya distribución será responsabilidad del Estado y la Justicia Electoral.
Actualmente, como habrá podido comprobar el votante, cada partido trae sus propias boletas donde figuran los candidatos/as propuestos para todos los cargos en competencia. Esto genera mucho movimiento y, obviamente, las escuadras políticas más consolidadas tienen sus distribuidores y las boletas impresas y listas en cada rincón del país. Los nuevos partidos o candidatos independientes no tienen la misma chance logística y eso genera que “falten boletas” y se genere sospechas cruzadas a la hora del escrutinio.
Todo el coloquio estuvo centrado en ese tema, que pasará a ser un proyecto de ley a tratarse en Diputados. Pero me interesa resaltar lo que dijo en la apertura Gala Díaz Langou, directora ejecutiva de Cippec: “Estamos atravesando un contexto global de crisis de representatividad, reflejado en un aumento en la desconfianza en las instituciones públicas y los gobiernos. Argentina no es la excepción. Mientras en el mundo la confianza de la sociedad en el Estado es del 47%, en Argentina ese porcentaje es de apenas el 17%”.
Creo, honestamente, que esa apertura dio en el clavo. Mucha gente dice estar decepcionada de la política. Lo siento, jamás podremos vivir sin la política mi querida señora, mi abnegado señor. Es el modo de compartir las responsabilidades del funcionamiento del Estado. Aunque algún mesiánico diga que “hay que destruir el Estado” no existe forma alguna de convivencia humana sin ese Leviatán que don Hobbes ya nos dijo que aunque antipático como el monstruo bíblico, el Estado nos es indispensable. No existe ningún país, provincia, departamento, municipio, condominio de edificio ni aldea libre de regulación común de las relaciones entre las personas basadas en las leyes. No existe. Quien dice ser enviado para destruir el Estado no se postularía para presidirlo. De manera que sus hechos ya invalidan sus dichos. Esas son payasadas para la sub 20 que en su mayoría consume slogans vacíos y no tiene pensamiento crítico.
La política es inherente a la sociedad, es el motor, el combustible y el aceite que permite que todas sus partes funcionen de un modo más armonioso. Pero si bien la política es indispensable, otro tema es ¿qué forma de política? Y aquí sí, los argentinos/as nos debemos un amplio debate. La señora Gala Langou tiró una primera piedra: la crisis de representatividad nos llevó a tener un 83 % de ateos políticos. Gente que está decepcionada del candidato que promete y el funcionario que después no cumple. ¿Me representa realmente un señor al que voté porque juró barrer con toda la clase política (casta), ganó las elecciones y lo primero que hizo fue rodearse de lo más fallido y rancio de la politiquería argentina del siglo XX y XXI?
Creo que esta es la base del debate.
¿Habrá formas alternativas de representación que tengan más poder de control del ciudadano común sobre los ayer candidatos y mañana funcionarios? Porque, tal como están las cosas, la democracia actual me pide tenderle un cheque en blanco por cuatro años a la persona que asume el ejecutivo. Y nuestra chequera argentina ya no tiene más que un 17 % de fe en el Estado como para habilitar esa chequera. La Escuela Correntina de Pensamiento viene proponiendo este revisionismo social y político. Eso es pensamiento puesto en acción.
BS AS 24/9/2024
www.alejandrobovinomaciel.webador.es
