El consultor político, entrevistado por momarandu.com analizó la situación de Javier Milei tras nueve meses de gestión. Mencionó que si bien llegó con una alta imagen positiva, algunas de sus medidas económicas no son bien aceptadas por la sociedad, y señaló que ha empezado a mostrar signos de desgaste, con una tendencia a la baja en las encuestas.
Buttie destacó que el veto a los jubilados es un tema delicado, ya que este segmento no es parte del nicho electoral de Milei, a diferencia de los jóvenes.
Sin embargo, mencionó que los jubilados, quienes apoyaron a Patricia Bullrich en las elecciones, podrían sentir el impacto de esta medida, lo que podría generar consecuencias para Milei, especialmente en su objetivo de déficit cero y con decisiones que afectan a sectores tradicionalmente vulnerables.
Remarcó que la imagen pública de Milei podría verse afectada por la represión a jubilados, con imágenes recientes que evocan momentos de crisis pasadas, como las de los años 90.
Buttie mencionó que las expectativas en torno a los primeros meses de gobierno suelen ser altas. Comparó la situación de Milei con las gestiones de Alberto Fernández y Mauricio Macri, quienes también gozaron de una alta imagen positiva al inicio.
- Milei llegó con una alta imagen y sigue sosteniéndose aunque desde el punto de vista económico la sociedad no lo acepta tanto.
- Sí, a ver, hasta el momento mantiene la positiva superior a la negativa. Digo "hasta el momento" porque la tendencia que venimos observando ya hace un par de meses es hacia la baja. Pero bueno, la última medición, que fue la de agosto a nivel nacional, lo marcaba con un 50% de imagen positiva y un 47% de negativa. Obviamente, lo del veto a jubilados es algo que le queremos prestar especial atención, porque identificamos que no es el nicho electoral de Javier Milei, sino todo lo contrario. Su nicho principal son los jóvenes, principalmente los jóvenes masculinos. Sin embargo, los jubilados, o sea, el segmento de la franja etaria más alta, pertenecen al nicho electoral de Patricia Bullrich, que se anexó hacia el caudal electoral de Milley para el balotaje, principalmente porque también había un desagrado con el gobierno anterior. Entonces, no es un votante fidelizado, es un votante blando, y hay que ver cómo impactan estas decisiones en el gobierno de ser taxativo respecto a cualquier variable que modifique el objetivo del déficit cero.
- Docentes, jubilados. Teniendo en cuenta las imágenes de jubilados llorando por gas pimienta, nos lleva a los 90. ¿Puede afectar su imagen?
— Sí, totalmente. Y a ver, muchas veces uno quiere ver el minuto 80 de un partido que recién arranca, ¿no? Me parece que es natural que Milei mantenga estos niveles de aprobación. Es natural porque se mantiene fresco el recuerdo del gobierno anterior, principalmente para su nicho electoral, el 56% que lo votó en el balotaje. Pero, digo, no es sorpresa, porque recordemos que Alberto Fernández, para esta misma época, también en el marco de la pandemia, tenía cerca del 70% de imagen positiva. Y Mauricio Macri, para esta época, en 2016, tenía cerca del 60%. O sea, si yo evalúo las últimas gestiones, Milley está cerca del 50%. Te venden un éxito que hasta el momento no ha llegado, que hasta el momento no se ve. Y obviamente hay un factor esperanza, movilizado principalmente para que no vuelva el gobierno anterior en su base electoral. Pero también, a ver, todavía los resultados no se están viendo. La recesión está impactando, el ajuste está impactando. Y las medidas que va tomando el gobierno, no solamente con los jubilados, sino esto de, bueno, cercar el acceso a la información pública... Dejaron los pergaminos de la libertad en la puerta de la Casa Rosada y aplicaron pragmatismo puro, el peor que podemos conocer. Entonces, me parece que, bueno, no me quiero curar porque la sociedad es dinámica y obviamente el gobierno puede contar con herramientas que le permitan aumentar su imagen, liberar el espejo, bajar impuestos, promover la productividad y que vengan las inversiones. Hasta el momento, nada de eso pasó. Así que, en la medida en que eso no pase y las medidas del gobierno sigan siendo en contra de los segmentos históricamente más vulnerables como han sido los jubilados, y no sobre la casta política como siempre lo definió, ahí vamos a ver una disociación entre una gran parte de la sociedad y el gobierno.
- Claro. ¿interesa a la sociedad como algo que afecta personalmente o no? Y por otro lado, ¿cómo ve a La Libertad Avanza en el Congreso?
— Bueno, lo de Alberto Fernández nosotros lo medimos como una encuesta ad hoc, o sea, una encuesta especial, y nos dio justamente que, primero, Alberto Fernández tiene cero credibilidad respecto al hecho. El 50% le cree a Fabiola y un 33% no le cree a ninguno de los dos. O sea, hay un segmento incluso que es muy apático de la situación en sí con ambas figuras. Después, Alberto Fernández debe tener un 90% de imagen negativa y un 6% de positiva. Claramente, es una figura sin proyección política y que ha quedado absolutamente relegada de cualquier tipo de cercanía o representación hacia algún sector. Y, por último, con respecto a Alberto, para un 50% de la población debería estar detenido en este momento con respecto a los hechos de violencia, principalmente porque no acató. La pregunta era: en la medida en que Alberto no había acatado el dictamen de un juez, de que no debía tener contacto con Fabiola, o sea, violó esa imposición. Yo considero que Alberto Fernández debería estar detenido en este momento. El 50% decía que sí, un 30% que debería estar en un juicio, y un 15% no sabía o no tomaba parte. Entonces, la clave está en entender que Alberto Fernández ha quedado totalmente limitado. Pero eso no ha sido capitalizado por el gobierno, o sea, no es algo que le haya permitido al gobierno recuperar puntos o mostrar cierta cercanía; son dos carriles totalmente distintos. Y con respecto a Villarroel hace bien en no contestarle a cualquiera que no sea Javier Milei, y como Javier Milei no la ataca, sino todo lo contrario, me parece que mantiene esa conducta. Me parece que lo que expresan las terceras o cuartas líneas de gestión, como esta diputada, son más aspiraciones de generar un ida y vuelta o ruido, y no de generar realmente una impronta dentro de la gestión. Villarroel tiene aspiraciones legítimas y también habría que indagar por qué mantiene una posición individual, o en su defecto personalista, con algunas cuestiones como es Lijo. También debería indagar por qué no se le cumplieron los acuerdos electorales y preelectorales, como manejar el Ministerio de Defensa y Seguridad desde su formación.