La inflación del consumo masivo subió 1,6% en la primera semana y 3,7% en la segunda, para Econoviews. Valores muy por encima de los obtenidos en el mes de junio en done hubo subas del 0,6% y de 0%, respectivamente. “A esto se suma un mes estacionalmente más difícil y el tema climático (el extremo frío en buena parte del país) seguramente dejará una marca en los precios de julio”, reflexionan en la consultora de Miguel Kiguel.
Además del salto de la harina y sus derivados (que llevaron a 2.300 pesos el kilo de las panaderías cordobesas), de las frutas y verduras, la carne también tuvo un movimiento por arriba de los que venía teniendo. Sobre los aumentos, el presidente de la federación de supermercados, Victor Palpacelli, dijo a LNM que, si bien “hay movimientos en algunas marcas, hay que esperar una semana más para ver si se trata de subas generalizadas”.
También en el sector observan las tensiones como una eventual amenaza ya que siempre que hubo “subas bruscas en el blue, la industria las ha trasladado a precios”.
Al margen de lo que resulte en julio, inquieta que la desaceleración de la inflación no estimule al consumo que aún continúa deprimido. Desde el arribo del gobierno los precios escalaron en promedio 126%. En ese mismo período, los alimentos subieron 4 puntos porcentuales menos, mientras que, dentro de ese renglón, la carne subió menos que el promedio. Tal es así que entre diciembre y junio los cortes de vacunos que mide Indec incrementaron 99%. Esto significa 27% menos que la inflación general. Sin embargo, la demanda no se recompone.
El último informe de la cámara de la industria de la carne proyecta en 44,7 kilos el consumo por habitante anual, de acuerdo a lo consumido durante el primer semestre. Esto significa en comparación con el año pasado, que cada argentino demandará en promedio 9 kilos menos que durante el 2023. Además, el consumo aparente de junio mostró una merma respecto a mayo, con lo cual no se avizora que el desplome de la demanda haya tocado fondo aún.
El consumo, destaca el informe de la cámara, está por debajo a los niveles que registraba durante el primer semestre del 2021 cuando la pandemia arreciaba. El desplome de la demanda es tal que en el sector lo señalan como de los más bajos de la historia. Con todo, el mercado interno tracciona el 70% de la producción total de carne vacuna, se trata de la cifra más baja desde 1996.
Asimismo, la depresión de los bolsillos es tal que los sustitutos naturales de la carne bovina tampoco repuntan. Habitualmente se observa una dinámica en la demanda que vira hacia el pollo o cerdo cuando los cortes vacunos se encarecen, pudiendo así netear la caída de la demanda de vacunos. Nada de esto está pasando. Las tres carnes vienen en caída. La Bolsa de Comercio de Rosario proyecta que el consumo total de carnes bovina, aviar y porcina se ubicaría en los 105, 7 kilos por habitante en el año. No solo muy por debajo de los 116 kilos del año pasado, sino que, a estos niveles, cada habitante consumirá siete kilos menos de carnes en comparación al promedio de los últimos diez años.