(Por Alejandro Bovino Maciel).Cualquier optimismo respecto de la gestión del actual elenco gubernamental se va disipando. No hay esperanza que resista los dislates del presidente. La Casa Rosada prácticamente se ha convertido en una agencia de viajes para uso de los hermanos que en esta semana emprendieron el 12º viaje en reuniones de clubes de ricos que hasta la fecha no han generado la “lluvia de inversiones” que prometían las exenciones fiscales del RIGI. Una investigación del diputado Rodolfo Tailhade acaba de descubrir que la “licenciatura en economía” que Milei dice haber titulado en la UBA es inexistente. El “doctorado Honoris Causa” que exhibe y por el cual se registra con el título de “doctor” no fue por ninguna universidad sino por un vago instituto (ESEADE) que dirige su amigo Alberto Benegas Lynch y, aunque se lo hubiese otorgado una universidad establecida, el honoris causa no habilita nada, es puramente decorativo, no implica estudio ni mérito alguno. Es una medallita más de esas que le encantan lucir a Milei con un entusiasmo sospechosamente adolescente para un señor que ya pasó los 50 años.
En realidad la carrera de economía la realizó en la Universidad de Belgrano (privada) que en modo alguno puede ser calificada como una universidad de excelencia. Es una más, entre las privadas. La UBA está encabezando el ranking de universidades en Latinoamérica, arrebatándole por tres años consecutivos ese sitio a la de San Pablo, Brasil. Pero los estudios de Milei en la UBA son inexistentes. Ni por la vereda pasó. Quizás eso explique el ensañamiento que tiene contra la universidad pública: el zorro y las uvas, la fábula de Esopo.
Las actitudes personales caprichosas no ayudan a generar confianza en el ámbito exterior. Recientemente desistió de participar en la Reunión de mandatarios del Mercosur en Asunción, pero esa misma semana asistió a Camboriú para reunirse con Bolsonaro, para la entrega de una medalla de tan dudosos méritos como la política de Bolsonaro y sus hijos. Ha dicho públicamente barbaridades del presidente Lula da Silva al punto que Brasil ya llamó a “consulta” a su embajador en Buenos Aires. Este es el paso previo al retiro de las relaciones diplomáticas del principal socio de la región. Imagínese el lector, la cauta lectora, si Brasil cortase abruptamente los acuerdos comerciales (está en su derecho, no se puede insultar gratuitamente al presidente llamándolo “comunista y ladrón”) la industria automotriz argentina, ya jaqueada, se desmoronaría como un castillo de naipes.
También destrató al Presidente chino, tildándolo de comunista, esclavista y mil adjetivos más que los hace públicos como si estuviese opinando en un club de barrio.
La inflación de junio superó a la de mayo, pero Milei lo celebra. El dólar está trepando a 1.500 pero Milei lo minimiza. Todos los indicadores de crecimiento económico son desastrosos, pero Milei dice que es efecto de la primera etapa, y ahora que ya entramos en la segunda etapa, eso se revertirá. Si hay algo que no mienten son los números. No hay razón alguna para celebrar nada. Todos los números de la economía argentina están en rojo. No hay segunda ni tercera etapa que resucite esta situación caótica en la que nadie gobierna. El ministro Caputo está buscando desesperadamente dólares para el vencimiento de le deuda de Macri pero, como decía el tango que cantaba la Merello: ¿dónde hay un mango, viejo Gómez, que los han limpiado con piedra pómez? No hay forma de afrontar ese pago y entonces la Argentina deberá declararse en default. El déficit fiscal cero pero no podemos pagar nuestras deudas. La solución que busca Caputo es reendeudarse para pagar deuda, algo que ya intentó en los ’90 Domingo Cavallo con el resultado que vivimos en el 2001. El FMI tampoco parece tener los brazos abiertos para seguir tirando dólares a esta Argentina cuyo gobierno irresponsable no genera la menor confianza.
Todas esas actitudes impulsivas, arbitrarias y poco serias del Presidente después son relativizadas o contrariadas por sus propios ministros. La Canciller se pasa desmintiendo bloopers, hace malabarismos para explicar lo inexplicable y también, de paso, se muestra soberbia y prepotente que es la defensa que tienen quienes saber que no tienen razones para exponer.
En fin, tenemos el gobierno en piloto automático mientras los hermanos Milei se pasan de paseo buscando medallitas con las que decorar los escasos logros económicos hasta la fecha. La inflación se detuvo, pero ya recomenzó su ascenso. El dólar estuvo planchado estos meses, pero ya reaccionó y empezó a subir esta semana hasta llegar a los 1500 el viernes. Las cuentas del Debe y Haber no cierran ni con poxipol.