El tipo de cambio oficial acumula presiones: caen las reservas, aumenta la brecha, Brasil devalúa, cae el precio internacional de la soja. "
La reacción del Gobierno para defender el tipo de cambio actual es la de aumentar el torniquete monetario, sacar pesos de circulación y descomprimir así las presiones sobre el dólar.
Desde mayo, cuando los dólares paralelos rompieron la quietud, el valor de la divisa en el mercado sin regulación no hace otra cosa que superar récords. Ya van dos meses de presiones sobre el tipo de cambio oficial que agranda las expectativas devaluatorias. Las mismas, como ya sabemos, generan la profecía autocumplida: la idea de que el tipo de cambio está atrasado lleva a los importadores a aprovechar la oportunidad y comprar más a “dólar barato”, mientras que los exportadores toman la decisión de no vender y aguardar a una cotización más conveniente.
El gobierno asumía que el shock de ajuste que implementa llevaría la inflación en torno a dos puntos mensuales y eso desalentaría la compra de dólares. Las subas de precios promedio en torno a 5% tiran por tierra ese objetivo. Ahora, el gobierno liberal libertario propone “emisión cero total” en la “fase dos” para de este modo contener o, en el mejor de los casos, desarticular la corrida. Si hay menos pesos en circulación el dólar tendrá menos demanda, razonan.
Lo cierto es que la “fase dos” de su programa económico no dice nada sobre la oferta de dólares. Un aspecto determinante para evitar que la corrida desatada no termine en devaluación del tipo de cambio oficial. Máxime cuando en el mes de junio el Banco Central vendió más divisas de las que compró, con repercusión negativa en las reservas internacionales. Esto enciende las alarmas porque va a contramano de la tendencia, siendo junio un mes de bonanza para el Central por la venta de la cosecha del agro.