(Por Alejandro Bovimo Maciel). En 2021 se estrenó, en Asunción del Paraguay, una obra de teatro que pensamos hace más de 20 años con Marta Quiles en mi casa del Almagro donde me visitó. “La casa de la rosa plateada” es la historia de un prostíbulo de fronteras en nuestra provincia de Corrientes en el siglo XVIII durante la Revolución de los Comuneros.
José Mazzó, el director de la obra, me hizo prometer una segunda parte cuando fui al estreno (también estuvo aquella noche Marta Vidoni, hija de Marta Quiles) en el Teatro Paraguayo Americano de Asunción, en 2021.
Pero me propuso un desafío: como tiene muy buenos cantantes (hacen puestas de zarzuelas paraguayas que exhuman cada año) quiso que fuera un musical. No tengo experiencia en ese género, pero como en cuestión de escribir no temo nada, acepté. A fines del año pasado envié toda la obra que se llama “La rosa de oro” y el elenco artístico Anástasis empezó a trabajar en la musicalización, a cargo del compositor Ronald von Knobloch, la dirección escénica de Koki Delvalle y José Mazó, un ensamble coral, voces solistas y el acompañamiento del ensamble musical bajo dirección de Knobloch y Gonzalo González. Con 12 personajes en escena, la obra apunta a tener un criterio realista frente a un mundo casi mágico de aquellas zonas del siglo XVIII, cuando aún no estaban perfectamente delimitadas las fronteras entre Brasil, Argentina y Paraguay. En ese clima rural de supersticiones y miedos, una hechicera venida del Brasil intenta manipular a la sociedad en base a magia y maldiciones. Los turbios manejos de la Compañía de Jesús con su injerencia directa en el gobierno de Corrientes ponen más difíciles las cosas. Saladas, por ejemplo, fue trasladada dos veces a pedido del Superior de los Jesuitas ya que su desarrollo mercantil estaba compitiendo (y ganando espacio) con las célebres estancias que los curas tenían en las inmediaciones y administraban con la compraventa de productos alimenticios. Después de la famosa expulsión (año 1767) de los jesuitas de los dominios de España, Francia y Portugal los santos padres aprendieron la lección y no volvieron a inmiscuirse en cuestiones políticas. Pasaron esa labor al Opus Dei y otras compañías papistas (como la célebre “Legión de Cristo”, del mexicano Marcial Maciel) pero los jesuitas se volcaron al desarrollo de las ciencias y la enseñanza.
“La rosa de oro” alterna cantos y coreografías con pocos diálogos secos (es decir, sin música) que nos llevan de mano a la historia de Águeda, su madre adoptiva Angélica, su padre Manuel víctima constante de los jesuitas que lo citan a sus empresas bélicas, la pérfida Iluminada Riquelme, y especialmente la vecina Egidia Ponsillo. Reflexionar acerca de nuestros miedos es muy saludable. Todo siempre está en nuestra cabeza: los fantasmas, los muertos, todos son producto de supersticiones y nuestros temores infantiles que desconocemos y por eso afloran sin que tengamos dominio sobre ellos.
La “rosa de oro” se estrena el 5 de julio en el Teatro del Salesiano de Asunción del Paraguay. Creo que es importante dar a conocer en qué está trabajando cada autor y cada creador de Corrientes. Es un modo más de sentirnos unidos: en eso reconozco la correntinidad, en ese diálogo que es como un puente que nos mantiene unidos a pesar del tiempo y la distancia, dos señores que nunca nos hablan. Pero obran.