Corrientes, miercoles 03 de diciembre de 2025

Cultura Corrientes

La Cultura de Corrientes de Luto, cerró el Mariscal

07-05-2024
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( Por Jose Miguel Bonet*).El Mariscal cierra sus puertas y detrás de ellas quedan muchos vivencias y una rueda del carro de la Cultura Correntina.

La cultura del café puede expresar emociones, deseos,modos de ver y de sentir la vida. El café es más que una bebida que nos despierta. Según algunos, que no les deja dormir. El café es un estimulante que forma parte de nuestras vidas, En los cafés se arman y desarman complicidades y traiciones; se espera y desespera; se juega, se sueña. A las cafeterías acudimos en busca de compañía o para disfrutar en soledad de uno mismo; para hacer sesudas reflexiones, duelos postergados. Para llorar pérdidas y fantasear encuentros, o simplemente observar a los parroquianos que entran y salen constantemente: el mar de gente que fluye dentro y fuera del local.En esos lugares el tiempo y la cultura conforman un espacio de significación donde las identificaciones con los otros, el intercambio de palabras o simplemente de miradas producen y confirman nuestra identidad como factor determinante que contribuye a la preservación del saber social.En su diario ajetreo, las cafeterías trascienden su carácter comercial, rompen la barrera del consumo por el consumo mismo para convertirse en receptáculos de cultura mediante el diálogo permanente. En su seno se actualiza lo aceptado como tradición. Sólo a partir de la comunicación verbal y de sus prácticas cotidianas, la sociedad se regenera encontrando en el pasado elementos para enfrentar el presente.Hoy nos hemos quedado sin todo eso.El llamado "elíxir de la conversación" es quizá la única bebida que se adecua a los siglos y la gente, congrega discusiones y afectos en las cafeterías de todos los tiempos. El café y las cafeterías siempre han sido objeto de inspiración y tema para elaborar pinturas, canciones, poemas, novelas o crónicas. Forman parte de una valiosa cultura de distintos relieves geográficos, pero sobre todo, de un patrimonio y una necesidad creciente de sentido social, sobre la que poco se habla.

 Entre los famosos que bebían café figura Napoleón, a quien le encantaba tomarlo mientras jugaba ajedrez; Voltaire se bebía hasta 50 tazas al día; Beethoven tenía fama de contar obsesivamente sesenta granos de café para preparar su taza. Las historias son innumerables, pero todas ellas han puesto de relieve el pensamiento y la inteligencia creativa individual como una forma de asociación con el café.En tanto, el énfasis en lo social ha corrido por cuenta de las calles, oficinas, estaciones de autobús, comercios y espectáculos masivos de diversión, pero sobre todo de la privacidad del hogar. ¿Quién de nosotros es capaz de iniciar su día sin beber apresuradamente una taza de café antes de salir a enfrentar los avatares diarios. Sin embargo, para dar un paso adelante, más allá de las interacciones fugaces que propician las ciudades, podemos empezar a considerar desde un punto de vista más antropológico lo que podría entenderse por inteligencia social como una experiencia de interacción con el otro, como una forma de concebir una ética y una estética más democrática.Por citar un caso, las cafeterías son ejemplo de los espacios-lugares más proclives para realizar estas prácticas urbanas. Lugares de confluencia y producción simbólica de los consumidores, donde el patrimonio material y cultural se crea y se recrea sin cesar. En los cafés se construyen amistades; se cuentan, recuentan e inventan historias, realidades y ficciones; se finiquitan negocios, se inventan mundos alternativos, nuevos lenguajes, modismos, se organizan confraternidades, se rompen relaciones, se conspira y se inspira. Se expresan temores e inquietudes, se buscan o encuentran compañeros de vida, se tejen, entretejen y destejen romances y amoríos.En fin, en el corazón de estos locales bullen las pasiones; los deseos se forman y deforman constantemente; en ellos la gente se reúne para evocar o añorar tiempos pasados, pero también para tratar de dar respuesta a los variadísimos interrogantes que plantea la dinámica del momento presente,todo esto hemos perdido al cerrar sus puertas.

El Mariscal nos unia con los Libros de su biblioteca,que invitan al misterio de la lectura y de pensar,de personajes que tienen su lugar asignado como de un mojón,de la tertulia y a veces de discusiones intrigadas que quieren ver en la verdad la luz.

Con sus aires refinados de de antiguo almacén de ultramarinos ,supera las fronteras y convocaba a aspirantes a habitué de todas partes Y allí seguira viviendo sin estar la mesa de los dinosaurios , como escuchando los acordes de todos sus participantes e invitados que parecen sonar desde la trastienda de sus salones avejentado . Se sabe del café que un Correntino Alcides y lo llamó igual que un in nombre bien parisino EL MARISCAL.Mucho de su decoración lo hicieron los pintores, hombres de letras, periodistas y músicos que gastaron sus sillones: “Los artistas gastan poco –dice Alcide t- pero dan lustre y fama …!!!!.todo eso hoy ya es recuerdo.

Ya es un sitio histórico principalmente reconocido por haber albergado el encuentro entre los escritores,pintores:,músicos,políticos y muchos bohemios y siguen!!!

Lugar mágico fin donde mucha veces se olvidaron rencores y polémicas,lugar propicio para el diálogo ,acaso por esas simetrías que, según Borges, le gustan al destino.

Y todo esto me recuerda a

Nuevo Café de Levante, del que un personaje de la talla de Valle-Inclán dijo que «ha ejercido más influencia en la literatura y en el arte contemporáneo que dos o tres universidades y academias».

El Marical copiab a los bares de raigambre española donde se dan conversaciones entre los intelectuales los bohemios que lo conviertia en el café literario de Corrientes con más patrimonio,hoy todos son huerfanos

Y detrás de sus puertas como el ave feniz estara mesonero mayor ALCIDES con su parsimonia rebosada de afectos.

Para terminar una frase que siempre repetía el hoy ya inmortal Alejandro Mauriño era el único bar desatendido por sus propios dueños.

Y como diría Sabato,era ese lugar mágico,donde ni el amor,ni los profundos desecuentro son obra de la casualidad,si no que nos están ,misteriosamente reservados,nunca supe si se los reconoce porque ya los buscaba o se los busca porque ya bordeaban los aledaños de nuestro destino.

Un parroquiano más!!!