Corrientes, lunes 08 de diciembre de 2025

Sociedad Corrientes

Larregain: "Semana Santa llega al país en una situación muy compleja, muy difícil"

27-03-2024
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El obispo auxiliar, José Adolfo Larregain, entrevistado por momarandu.com desafíos, reflexionó sobre la finalización del tiempo de cuaresma, observó un cambio en la percepción en la vivencia de la liturgia, y destacó el rol fundamental de la familia en la educación y la formación de valores.
 
Post pandemia, incendios, ahora el dengue, ¿Cómo llega el cristiano a esta cuaresma, monseñor?
-Sí, venimos bastante sacudidos por muchas cosas y hemos tenido una Cuaresma que ha sido complicada pero con mucha confianza, mucha esperanza, la mirada puesta en Dios, es decir, lo que se celebra litúrgicamente tiene un significado en la vida cotidiana y ordinaria, porque en realidad sería la vida misma que se lleva a la liturgia y se celebra, ¿no? ese sería el gran misterio de que la Cuaresma, como la palabra lo indica, 40 días está relacionado con la vida y con el tiempo existencial de vida de una persona donde pasa todas estas adversidades recordando los 40 años que es un número muy significativo, no solo 40 años sino también los 40 días, los 40 años después de lo de Dios en el desierto, todo lo que tuvo que sufrir, pasar los 40 años antes que estuvo esclavo en Egipto, los 40 días del ayuno y la penitencia y las tentaciones, todo lo que vivió Jesús, que en realidad tiene que ver con todo esto que usted recién me decía y me nombraba, la vida misma y lo cotidiano y lo ordinario de la vida que no nos deja de sorprender.

Hubo una generación que convivió con el sufrimiento en las décadas de los 70 u 80, pero ahora hay una nueva generación durante el siglo XXI que está de acuerdo en que hay que sufrir.
-Sí, eso es muy fuerte. Bueno, tiene que ver con los nuevos estilos, con los nuevos de pensar. Lo que pasa es que el dolor es parte mismo de la existencia humana. El sufrimiento no, es distinto. No es lo mismo dolor que sufrimiento. El sufrimiento sería la vivencia del dolor. Hay personas que tienen profundos dolores pero no tienen sufrimiento, y a veces hay personas que tienen grandes sufrimientos por cosas que a veces quizás hasta son pequeños dolores, ¿no? Esto es una distinción, pues bueno, los psicólogos desde allí se pueden hacer muchas distinciones y ver esto, pero el dolor es parte mismo de la existencia humana. Nos guste o no nos guste, por más que se quiera tapar, ocultar, el dolor está presente a lo largo de la vida. Y un símbolo de ello es que lo primero que hace un niño cuando nace es llorar, es el santo. Cuando un niño no llora es preocupante. Y entonces la existencia del dolor es parte misma de la vida, el tema es cómo se lo vive. ¿Cómo se lo vive? Si se lo asume, si se lo niega, si se lo tapa, si se lo transfiere, bueno, ahí está el gran desafío, ¿no? Y cómo ante las nuevas generaciones, cómo vivir estas realidades, ¿no?

LA SITUACIÓN SOCIAL ES PREOCUPANTE

Tiempo atrás uno recordaba la vivencia familiar, la asistencia a la Iglesia. ¿Hoy la mayoría espera Semana Santa para unas mini vacaciones?
-Sí, sí, mucha gente lo espera porque también lo necesita. Es enchufarse, descansar, el ritmo de vida que tenemos, la exigencia y todo eso es a veces muy fuerte y se necesita eso. Lo importante es la vivencia de la experiencia de la Semana Santa. Es decir, la Semana Santa puede ser una semana donde puede ser para pasear, para descansar, para hacer turismo, para pescar, para tantas cosas, como puede ser un tiempo de introspección, un tiempo de rezar, de pensar en la familia, en uno, de compartir, de aprovechar ese espacio y que sea verdaderamente una experiencia de Dios con una experiencia profundamente humana. Porque no es negación de la humanidad ni de la realidad de que vivimos, sino el contrario, es asumir plenamente esas cosas.

¿Cómo está viendo lo que la situación social después del 10 de diciembre?
-Es muy fuerte, es muy fuerte y es muy preocupante. Es una situación muy compleja, muy difícil, exige intervenciones de parte de quien corresponde, compromiso en la medida de las posibilidades de todos, acompañamiento de parte de las instituciones. Es decir, es un trabajo artesanal que hay que hacer, implica a toda la sociedad, si bien algunos tienen mayores responsabilidades que otros y compromiso desde el rol y del lugar donde están y desde la función, pero es algo muy preocupante, muy alarmante lo que está pasando en Rosario.

¿Y el punto de vista social cómo lo ve Monseñor?
-El punto social está muy complejo, la plata que no alcanza, la inflación, las necesidades básicas que cada vez, si antes la frazada quedaba corta, ahora se achico del todo y cada día es muy complejo. Imaginemos situaciones concretas de personas que pueden estar pasando problemas de enfermedad o cosas así, el costo de los medicamentos, la canasta básica, el transporte. Es decir, es muy, muy preocupante, muy serio y lamentablemente las clases más humildes, más pobres, las que menos posibilidades tienen son las que en este momento están siendo muy castigadas.

DESPRENDIMIENTO Y SER4VICIO AL BIEN COMÚN

¿Ve un Estado ausente, o falta un papel protagónico?
- Desde la iglesia se hace lo que se puede. Siempre el signo hermosísimo de la multiplicación de los panes y de los peces está no tanto por la capacidad de multiplicar panes y peces, sino principalmente por la generosidad de gente que tiene esa capacidad de desprendimiento y poner al servicio del bien común lo poco que tiene. Para mí, ahí es radica el milagro. No en multiplicar panes y peces y repartir, sino en tener la generosidad, la confianza, el desprendimiento de decir dejo un poco de lo mío, dejo mi tranquilidad, mi seguridad y lo pongo a disposición de los demás y del bien común. Esto siempre está. Aquí en Corrientes es maravilloso ver la generosidad que tiene la gente. Se da espontáneamente, pero a veces no basta y no es suficiente ante determinados casos y situaciones muy complejas, donde no sólo es un día y una situación puntual, sino que es todos los días y que es algo sistemático. Entiendo. Es decir, el Papa Francisco dio un ejemplo muy bonito. Es decir, si hay que cruzar a una persona por un río, bueno, podemos ayudarla y vemos cómo hacemos para cruzarlo en río. Ahora, si ya hay mucha gente que tiene que cruzar, hay que construir un puente. Y el que le corresponde construir un puente, eso ya no es una iniciativa personal.

¿El ser humano del siglo XXI entiende el concepto del pecado, entiende el concepto del temor a Dios?
- Creo que sí, que lo entiende, yo creo que lo entiende, pero con otras categorías y otros estilos y otros modos. Creo que estamos con una problemática seria que es el lenguaje. tenemos un lenguaje, especialmente el lenguaje litúrgico, el lenguaje que a veces utilizamos en la iglesia, es un lenguaje que nos ha quedado un poco desfasado, que generaciones grandes lo entienden perfectamente. Ahora, los jóvenes y las nuevas generaciones no entienden lo mismo o no lo entienden directamente. Creo que es un desafío actualizar el lenguaje y ver lo que verdaderamente se quiere decir.

¿Y en ese rol educador está la familia como punto central?
- Sí, lógico, porque lo que no se enseña en casa en ningún lado se enseña. Es decir, la escuela, la iglesia, la catequés y las instituciones pueden enseñar muchas cosas, pero hay cosas que se enseñan en casa y se encaja, no se enseñan o no se viven y son muy difíciles que se asuman. Eso se haga carne, se haga vida, queda arraigado en el corazón de una persona. El testimonio de caza de la familia, eso queda grabado pero a fuego en el corazón de una persona. Esto es muy importante.

¿La soledad de algo que está presente?
- Hay un espacio de la soledad que es importante que es necesario. Todos necesitamos algunos momentos de soledad. para discernir, para pensar, para reflexionar, para interiorizar. Las grandes momentos en la vida, muchas veces hay decisiones o hay momentos que tenemos que vivir en profunda soledad. Soledad no significa ser solitario, que eso es otra cosa. A veces nos encontramos con mucha gente solitaria hoy, que puede estar incluso acompañado pero sentirse muy solo o vivir muy solo o no comunicarse con nadie. O mucha gente que a veces está sola porque también lamentablemente nos encontramos como con abandonos familiares o de personas, los ancianos, tanta gente a veces que está tan sola, ¿no? Ese es un gran desafío.