(Por José Miguel Bonet, para momarandu.com) El festival del chamamé, lugar de expresión popular, el público ávido de arte, escucha y atiende, el correntino, sabe premiar con un sapucay o castigar con su silencio.
No corresponde que los artistas y los locutores invadan potestades que son patrimonio indiscutibles del público, no se puede pedir un sapucay, ese grito ancestral e interior se da cuando el alma esta en lo máximo de su algarabia, si se pide será un sapucay barroco, no se pueden pedir palmas o aplausos, también eso es potestad absoluta del público, de esta forma se premia a los buenos.
Algunos locutores de forma imperativa solicitan que el público se pare o que haga tales gestos antes xxx artistas, en algún caso su alocución tiene reminiscencias monárquicas, refiriéndose al hijo del rey!.
El público correntino gran escuchador, se merece respeto, dejen que las cosas del alma y del corazón se expresen espontáneamente, no tratemos de madurar la fruta ya que ésta pierde color y dulzura.
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