(Por Facundo Sagardoy para momarandu.com) Restos de cerámica de una aparente urna funeraria guaranítica y una piedra posiblemente marcada por el tiro de una flecha, hallados en las tierras bajas de Ituzaingó, fueron entregados al Museo Arqueológico y Antropológico de Corrientes para que determine autenticidad. Los objetos fueron recuperados por el historiador Dr. Enrique Galiana, y entregados en calidad de donación para que, de superar los estudios de rigor, sean incorporados al acervo de la Institución.
El Dr. Galiana expresó sentirse honrado con el honor de colaborar con el Museo Martínez al donar dos piezas de una urna funeraria guaranítica que fueron rescatadas para evitar la destrucción y una piedra tallada, destacó la importancia de someter estas piezas a estudios para validar su autenticidad, y subrayó la relevancia de preservar y valorar el patrimonio cultural guaraní en Corrientes.
Doctor Galiana, participó del encuentro de pueblos originarios que se ha llevado a cabo en el Museo Arqueológico y Antropológico de Corrientes, con una donación muy interesante
-Sí. Para mí es un honor colaborar con el Museo Martínez, como siempre lo hago, soy vecino y tengo mucho apego a esta casa por razones espirituales. Las dos piezas que corresponden a una urna funeraria fueron rescatadas por un señor cuyo padre y abuela tuvieron la gentileza de rescatarlas para evitar la destrucción. ¿De qué pieza se trata? Se trata de dos restos de una urna funeraria guaranítica de la zona de lo que hoy denominamos Yacyretá, que es Ituzaingó, donde estaban las viejas picapedereras que producían la piedra basáltica de todos los caminos de la República Argentina. Son piezas que me regaló un profesor de historia llamado Rodrigo Franco. Franco, muy gentil, me explicó la procedencia, cómo su padre lo había rescatado de la destrucción, lógicamente, que iba a producir el lago, y yo entendí que debía estar en manos del Museo.
Son dos piezas, una de cerámica y la otra una piedra, con una huella particular.
-Sí. La otra es una piedra que corresponde a un hacha de tipo guaranítico, creo que es arenisca, piedra arenisca, y fue encontrada en el margen derecho del río Paraná tomando la naciente frente arriba de Candelaria en Misiones, cuando todavía pertenecía al territorio correntino, se encontró en una especie de lugar donde había restos humanos, que no es un cementerio, porque los guaraníes y los indios pobladores de esa zona enterraban a sus muertos en vasijas, es decir, que no es un cementerio. Y estaban los restos humanos alrededor de otras piedras similares. La señora que yo conocí me explicó que era un hacha, y el hombre que trajo el regalo lo tenía guardado como una joya, y en agradecimiento a algo me lo obsequió. Y entonces yo dije, ¿por qué tiene que estar en mi casa una joya arqueológica de este tipo cuando debe estar en el museo exhibido para todo el mundo?
A partir de ahora, piezas se someterán a estudio, para corroborar las historias que usted cuenta, y validar sus huellas.
-Así es, yo no hice esos estudios, por eso traje para que los profesionales lo hagan. No me cabe duda porque he visto piezas similares en el Museo Arqueológico de Madrid, por ejemplo, he visto piezas similares en el Museo Arqueológico de Cáceres, España, en Munich, en Londres, en diversos lugares del mundo tienen piezas similares de otros tipos de etnias, similares. A mí me llamó la atención un pequeño desgaste de la atadura que tenía la piedra. Por eso deben someterse a la investigación correspondiente para determinar su autenticidad. No dudo que sean auténticas.
A simple vista, en ellas, hay técnicas muy interesantes, la técnica de chorizo, característica del pueblo guaraní.
-Sí, la mezcla del barro con la cascarilla de caracoles, de otras piedras, por ejemplo, piedras picadas, hacen que una urna signifique mucho para la tecnología que puede aplicarse en la actualidad para darle fortaleza a eso.
ESTUDIO Y CONSERVACIÓN
¿Qué opina de esa capacidad que tiene el Museo de poder hacer estos estudios y dar valor a estas piezas?
-No me cabe la menor duda que tienen la calidad científica y la calidad artística necesaria para determinar sobre la autenticidad de esto y que pueden aprovechar de la investigación y examen que hagan de las piezas para poder replicarlas en la actualidad, porque estas piezas son maravillosas.
Hay muchas piezas de este tipo en Corrientes. En ese sentido, su acción es un ejemplo para todos aquellos que hayan encontrado alguna.
-Todo aquel que tenga piezas de ese tipo debiera traer al Museo de la Arqueología a fin de que todo el mundo pueda observarlas y pueda aprovecharlas, porque la mezquindad de andar escondiendo este tipo de cosas me parece muy egoísta para el ser humano. Así que tendrían que traer. Y yo soy una persona que colaboró con el Museo hace mucho tiempo. Debo resaltar no por vanidad personal, sino por historia, que esta casa donde funciona el Museo de Arqueología y Antropología fue salvada con una acción de amparo mía y le agradezco al gobernador Ricardo Colombia en ese momento que reinauguró esta casa, que me dio el honor de poder cortar la cinta de la Casa Martínez.
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¿Qué opina de estos pasos, además de conservación y valoración del patrimonio arquitectónico, del casco histórico, que está dando Corrientes hacia la puesta en valor de la cultura guaranítica? Dentro de poco se viene la inauguración de un museo guaranítico.
-Se trata, simplemente de reconocer nuestro origen. Nosotros somos hijos de la Asunción, hijos de guaraníes y españoles. Nosotros somos fruto de ese mestizaje. Los que fundaron la ciudad de Corrientes un 3 de abril de 1588, en la Plaza 25 de mayo o Plaza Mayor, eran mestizos. El único realmente español era Juan de Vera y Aragón, los demás eran todos mestizos. Nosotros provenimos de la cultura guaraní. Lo único triste de todo este caso es que nosotros perdimos prácticamente el lenguaje por prohibiciones legales, pero nuestros padres hablaban el guaraní fluidamente, mi padre y mi madre se comunicaban en guaraní para que nosotros no lo entendamos, no lo escuchemos, pero el guaraní es un idioma dulce, y las costumbres guaraníes se mantienen, en todos nosotros, comemos el chipaá, la torta especial guaranítica, vivimos las vivencias guaraníes y las respetamos. La Facultad de Medicina, el Conicet y otros institutos en este momento están siguiendo una huella que dejó Liniers, escrita cuando fue gobernador de las Misiones, en que la mordedura de víbora y el veneno de víbora se cura, por ejemplo, con una planta llamada laurel amarillo y otras herbáceas. Vale decir que tenemos que seguir investigando y aprender de ellos, aprender de ellos a cómo curar el empacho, a cómo curar el fuego de San Antonio, la culebrilla, como se denomina, que los médicos a veces no pueden curar. Hay mucho que aprender, en especial, de esta maravillosa cultura.
Se viene la inauguración también del Museo Guaranítico, aún sin acervo constituido. Acciones como la suya demuestran que Corrientes tiene fuerza suficiente para constituir un gran acervo guaranítico, porque, lo dice Ignacio Mujica, en esta provincia radica un enclave muy importante de la cultura guaranítica.
-Lo conozco a Juan, es un hombre estudioso, un hombre trabajador, un hombre extraordinario, ahora vive por la costa del Uruguay. Sí, tiene futuro, lo guaranítico tiene futuro y tenemos que darle valor, porque los países que quieren crecer tienen que vender la industria más barata y no contaminante, el turismo. Y para nosotros vender el turismo tenemos que fortalecer el idioma guaraní, que es uno de los idiomas oficiales de la República Argentina, conforme al artículo 75, inciso 17 de la Constitución Nacional, que habla de los pueblos originarios, del respeto a la diversidad cultural y de sus instituciones, como la tribu, la Tierra, el respeto a la Tierra, el respeto a los dioses guaraníes, a sus creencias y a sus formas lingüísticas. Así que, si logramos instituir como un método de enseñanza obligatorio en las escuelas de la provincia de Corrientes y de todo el litoral norte argentino, la influencia guaranítica, podemos rescatar algo hermoso y valioso para ofrecer al mundo.
