(Por Francisco Tomás González Cabañas) Todo abusador fue antes abusado. En su caso lo fue en la escuela, dentro del aula, cuando la maestra le ató la mano izquierda para que escribiera con la otra, la que consagraríamos para que fuéramos “derechos y humanos”.
Probablemente haya sido “gorreado” en el baño o en el patio, cuando tal término, a diferencia de ahora, significaba que te habían ultrajado o sodomizado.
Por la norma, reiteradas veces. Trabajando en su adolescencia, no en los campos como sus padres, pero trabajo al fin, en las oficinas de los pertenecientes a la clase acomodada de su Corrientes, que debía lustrar.
Le dieron medallas después, para que no diera cuenta que seguían abusando de él, otorgándole premios y permitiéndole progresar, al menos desde la materialidad.
Avión negro mediante, la única clase sería la de los trabajadores, irrupción constitucional, los dueños del cuartel, actuando como los otrora celadores, deteniendo, encarcelando y ultrajándolo, como a tantos, simbólica, real e imaginariamente, otra vez.
La democracia le permitió, transformarse de abusado en abusador. Creyó durante mucho tiempo, que para redimirse de tanto odio y agresión, debía hacer lo mismo, o parecido, lo igual sin que sea idéntico, perpetró la iterabilidad de sus abusos padecidos.
Perdió un hermano ajusticiado, ganó una juez. Logró cuatro bancas, nunca tuvo poder. Empató en el mercado, apenas tenía para comer, hace tiempo le sobra, pero es de lo único que se puede enorgullecer.
Lleva tiempo, tratar de entender, las dislocaciones, las fracturas a las que asistimos de las lógicas binarias que pretenden confrontaciones agonales entre facciones unívocas. Las palabras median, entre el hecho y su recuerdo.
Salirnos del encierro de tales categorías, tal vez nos permitan pensar más allá de ganar y perder. De haber sido abusado para no abusar.
Nadie escapa de lo paradojal. No quiero que las presentes líneas puedan ser leídas o recordadas, sin embargo tengo la necesidad de ponerlas frente de mí.
Es la única manera de ser justo, no con quiénes no lo han sido conmigo, ni mucho menos para ponerme la toga de juez, sino para serlo con quiénes sienten y creen que el poder es sólo aquel que te permite brindarte y abrirte al otro, sin que comparemos las heridas cicatrizadas, alejando de tal manera el impulso de lastimar y dañar, porque, como todos, alguna vez fuimos alcanzados por el temible pavor de reaccionar sin querer ni comprender.
Escribí estas líneas hace tres años, cuando aún vivía y nunca imaginé que luego de muerto, continuaría siendo abusado, profanado en su memoria y en su hacer de quién hubo de ser.
Tal vez, ni mi padre fue, pudo con toda la furia, procrear para que hoy esté acá. Es lo de menos, en estas líneas que hoy te llegan, como desde hace tanto y de las que vos te preguntas ¿Para qué?
Te debo la respuesta, pero te brindo una conjetura como posibilidad.
Para todos esta historia terminará, espero que cuando sea tu final te arrepientas de tus abusos, y en este mientras tanto qué significa el vivir, puedas tener la delicadeza de responder, esta permanente invitación al pensar, para que cuando ya no estés, el ignorado, olvidado y profanado en tu memoria, no seas vos, cuando ya no tengas la posibilidad de responder.
No es un problema de nombres, ni de quién, tampoco de roles, cargos o de cuánto poder te hayas granjeado para ser lo que supuestamente hoy te da la seguridad para este mensaje no responder...
Se trata de las palabras que negas, de las invitaciones que rechazas, de la posición abusiva en la que te guareces, la que hará que cuando ya no estés, se te olvide rápido y pronto, y que incluso, la misma comunidad, tus propios hijos y seres queridos que hoy te vitorean, te enloden después de muerto, para que no puedas descansar en paz.
Y sí te parecen vanos vocablos en un whatsapp, para los guaraníes el alma se aloja en la palabra, esa que la filosofía occidental, señala que la humanidad se aviene "desde que somos una conversación"...
Tu palabra te define y la falta o que niegues la misma, te condenará a la disolución de tu subjetividad de la que se te dió la posibilidad de ser...
*Escritor. Filósofo.