( Por José Miguel Bonet*). El clima no es una religión. No hace falta “creer” en él para saber que existe porque para eso tenemos instrumentos. Con un reloj y un termómetro de mercurio como el que Daniel Gabriel Fahrenheit inventó en 1714 podemos constatar personalmente que las olas de calor son más frecuentes y más largas. Tenemos higrómetros, psicrómetros, cámaras, satélites y sensores para certificar que las sequías y los incendios también son más frecuentes y también duran más. Incluso contamos con instrumentos abstractos basados en observaciones estadísticas que nos ayudan a hacer predicciones.
La ecuación de Clausius-Clapeyront observa que, por cada grado de temperatura, la humedad en la atmósfera aumenta alrededor de un 7%. Gracias a esa observación podemos predecir que, después de la sequía, el calor y los incendios cada vez más largos, habrá tormentas tropicales cada vez más fuertes y abundantes, junto con subidas del nivel del mar. Podemos predecirlo porque hay un principio fundamental de la física que dice que todo lo que sube tiene que bajar, incluido el agua. No es una parábola o una profecía. Es la Ley de la Gravitación Universal.
El cambio climático es la mayor amenaza ambiental que atenaza al planeta. Lo que hace un tiempo parecía una simple advertencia, hoy ya es una tragedia con consecuencias dramáticas: el nivel del mar sube, las temperaturas aumentan y los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes. Por eso es urgente actuar de inmediato para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y garantizar la supervivencia de las futuras generaciones.
La pandemia de la covid-19, además, ha demostrado que el cambio climático plantea peligros aún mayores para la salud y la seguridad de los habitantes del mundo. A medida que los países hacen frente al coronavirus y tratan de emprender la recuperación de la economía, queda todavía más claro que la reconstrucción debe basarse en un modelo que avance sin fisuras hacia la neutralidad de carbono.Todos somos refugiados climáticos
¿Por qué la humanidad sigue avanzando tontamente hacia una tragedia segura?
Los humanos modernos, nacidos en una era climática llamada el Holoceno, hemos ingresado en otra distinta: el Antropoceno. Pero en lugar de un Moisés que guíe a la humanidad en este páramo nuevo y peligroso, una banda de negadores de la ciencia y contaminadores desorienta a la humanidad y la conduce hacia un peligro aún mayor. Hoy somos todos refugiados climáticos y debemos trazar un camino hacia la seguridad.
El Holoceno fue la era geológica que comenzó hace más de 10.000 años, con condiciones climáticas favorables que sustentaron la civilización humana tal como la conocemos. El Antropoceno es una nueva era geológica, con condiciones ambientales que la humanidad nunca antes ha experimentado. Es lamentable, pero la temperatura de la Tierra hoy es más alta que durante el Holoceno, debido al dióxido de carbono que la humanidad ha emitido a la atmósfera al quemar carbón, petróleo y gas, y al transformar indiscriminadamente los bosques y las praderas del mundo en granjas y tierras de pasto.
Qué imprudente por parte de la humanidad haber atravesado a toda prisa la frontera del Holoceno, ignorando —como los personajes de las películas de terror— todas las señales de advertencia.
Estos son sus resultados 115.000 has ardidas en nuestro pais,
La gente sufre y muere en un contexto nuevo, y lo que se viene es mucho peor. Se estima que el huracán María se cobró más de 4.000 vidas en Puerto Rico en septiembre pasado. Los huracanes de alta intensidad se están volviendo más frecuentes, y tormentas de gran envergadura están causando más inundaciones, debido a la mayor transferencia de calor de las aguas cada vez más cálidas de los océanos, la mayor humedad en el aire más templado y el ascenso de los niveles del mar. Todos ellos son fenómenos mucho más extremos como consecuencia del cambio climático inducido por el hombre.
El pasado julio, más de 90 personas murieron en los suburbios de Atenas (Grecia) como resultado de un incendio forestal devastador ocasionado por la sequía y las altas temperaturas. Este verano también están estallando grandes incendios forestales en otros lugares tórridos y devenidos secos recientemente, como California, Suecia, Reino Unido o Australia. El año pasado, fue Portugal el país asolado. Este verano se están alcanzando temperaturas sin precedentes en todo el mundo.El agua y el fuego, dos extremos del cambio climático
Habrá más inundaciones e incendios y serán más frecuentes. El tiempo no está loco. Lo hemos vuelto loco.
Pero el negacionismo sigue con su negociado, ajeno a toda esta muerte y este dolor. Y su negociado es negar la evidencia para crear confusión y evitar así que prosperen las medidas que deberían aplicarse para impedir que todo esto vaya a más. Cuando piensen en la economía, piensen también en los que han muerto abrasados o ahogados
Las cosas van a empeorar. El aumento de los niveles de CO2 generado por el hombre todavía no ha alcanzado su efecto pleno de calentamiento, debido al considerable retraso del impacto que tendrá en las temperaturas de los océanos. En las próximas décadas la temperatura media global aumentará otro medio grado, aproximadamente, de acuerdo con la concentración actual de CO2 (408 partes por millón) en la atmósfera. Y el calentamiento será mucho mayor si las concentraciones de CO2 siguen subiendo con la quema habitual de combustibles fósiles.
Para lograr el objetivo del acuerdo de París de limitar el calentamiento “muy por debajo de dos grados centígrados” con respecto a los niveles de antes de la Industrialización, el mundo necesita pasar decididamente del carbón, el petróleo y el gas a la energía renovable aproximadamente en 2050, y de la deforestación a la reforestación y la restauración de las tierras degradadas.
¿Por qué, entonces, la humanidad sigue avanzando tontamente hacia una tragedia segura? La razón principal es que nuestras instituciones políticas y los gigantes corporativos ignoran deliberadamente los crecientes peligros y perjuicios. La política tiene que ver con obtener y mantener el poder y los beneficios, no con solucionar problemas. Ni siquiera problemas ambientales de vida o muerte.
Administrar una empresa importante tiene que ver con maximizar el valor accionarial, no con decir la verdad o evitar un gran daño al planeta. Los inversores en busca de ganancias son dueños de los grandes medios, o al menos ejercen influencia a través de sus compras de publicidad. Así, un grupo pequeño pero muy poderoso mantiene el sistema de energía basado en combustibles fósiles a costa de un creciente peligro para el resto de la humanidad hoy y en el futuro.
Trump es el último tonto útil que cumple las órdenes de los contaminadores, instigado por los republicanos del Congreso, que financian sus campañas electorales con aportes de delincuentes ambientales como las Industrias Koch. El presidente ha llenado el Gobierno de Estados Unidos de lobistas industriales que están desmantelando sistemáticamente cada regulación ambiental a la que pueden echar mano.
La última de Trump ha sido nombrar a un exabogado de la megacontaminadora Dow Chemical para liderar el programa de limpieza tóxica de la Agencia de Protección del Medio Ambiente. Es para no creérselo,por suerte este politico de la sobervia y del polulismo facil ha llegado a su fin,puso al zorro a cuidar el gallinero.
EN SU artículo más reciente, publicado en la revista Nature el 23 de agosto, mide cuánto han afectado los años de fascismo a la selva. Al frente de un equipo de 30 investigadores del Instituto Nacional de Estudios Espaciales (INPE), Gatti muestra que los dos primeros años del Gobierno de Jair Bolsonaro, 2019 y 2020, tuvieron un impacto equivalente al peor El Niño jamás registrado, entre 2015 y 2016. El extremista de derecha es —ahora con pruebas científicas de alto nivel— una de las más (mal) acabadas encarnaciones del Antropoceno.
Las políticas de su Gobierno redujeron las multas medioambientales un 30% en 2019 y un 54% en 2020. En los mismos dos años, la deforestación aumentó un 82% y un 77%, respectivamente, y las áreas quemadas, un 14% y un 42%. Sobre la tierra arrasada se pusieron bueyes (un 13% más) y soja y maíz (un 68% y un 58% más). La exportación de madera bruta se disparó: una explosión del 683%.
Paea Javier Milei, El calentamiento global es otra de las mentiras del socialismo. Hace 10 o 15 años se discutía que el planeta se iba a congelar. Ahora discuten que se calienta, aquellos que conozcan cómo se hacen esas simulaciones van a ver que las funciones están sobresaturadas en determinados parámetros a propósito para generar miedo”.Además de decir sandeces como que en otro momento la Tierra se congeló y que por eso ahora se calienta, Milei recita una sola fuente: un artículo de Don Eastbrook que ni siquiera merece ser mencionado, ya que cientos de científicos de renombre reunidos por Naciones Unidas demolieron sus postulados. El asunto del calentamiento global no resulta de comparar temperaturas planetarias actuales con otras eras geológicas en las que el ser humano no interactuaba con el medio más que cualquier otro ser vivo.
Necesitamos un nuevo tipo de política que empiece con un objetivo global claro: la seguridad ambiental para la gente del planeta, cumpliendo con el acuerdo climático de París, protegiendo la biodiversidad y reduciendo la contaminación, que mata a millones de personas cada año. Esa nueva política deberá escuchar a expertos científicos y tecnológicos, no a líderes empresariales que actúan en interés propio ni a políticos narcisistas.
Los climatólogos nos permiten calcular los crecientes peligros. Los ingenieros nos instruyen sobre cómo hacer la transición rápida, en 2050, a una energía sin emisiones de carbono. Los ecologistas y los agrónomos nos demuestran cómo tener más y mejores cultivos en menos tierra, terminando con la deforestación y al mismo tiempo restableciendo la tierra degradada anteriormente.
Una política de esas características es posible. En verdad, la población la espera con ansias. Una gran mayoría de los estadounidenses, por ejemplo, quiere combatir el calentamiento global, quedarse en el acuerdo climático de París y adoptar la energía renovable. Sin embargo, mientras una elite estrecha e ignorante condene a los ciudadanos estadounidenses y al resto de la humanidad a vagar sin rumbo en el desierto político, lo más probable es que todos terminemos en un yermo del cual no habrá salida.
Y pensando en la genial Mafalda,cuando en nuestros deseos del nuevo año,invocamos que el año cambie todo y en realidad lo que debemos cambiar somos nosotros.
* desde Mburucuyá.