Corrientes, jueves 04 de diciembre de 2025

Cultura Corrientes

Discernimiento sobre la situación del joven

20-08-2023
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“(…) ni siquiera dentro de estos límites, se podrá investigar adecuadamente toda la variedad de los signos posibles” -Heidegger, Ser y Tiempo. 1927

( Por Constanza Márquez *). Encontrándome impaciente por vivir, busco siempre representar con cada desenvolvimiento cotidiano una pizca de signo con cada paso que doy, pero de un tiempo para acá he replanteado las circunstancias materiales de mi existencia; pasa que entre la espacialidad ficcional de mis pretensiones y la realidad perceptible hay una distancia notoria.

Sucede que en la actualidad del mundo es compartida la creencia (me refiero de esta manera a un hito en demasía divulgado) de que la actitud derrotista frente al porvenir es sino la consecuencia de nacer latinoamericano, tantos otros apuestan por la famosa crisis de la sustancia que provocan las innovaciones tecnológicas, hay quienes creen plenamente que el tardo-capitalismo se lo ha llevado todo y por su parte, otros que simplemente piensan en la - posibilidad de una generación perdida, desbaratada por la corrupción, el delito y esa “nueva música”.

En este punto es apropiado plantearse ¿Cuál es la situación que aqueja al joven hoy por hoy? ¿Realmente hemos dejado de vivir? Debiera aquello último importar a la mayoría de los lectores; una advertencia preliminar seria la siguiente, es de mi agrado informales que no encontraran aquí las respuestas a esas disyuntivas, más bien las presentes palabras tienen el encargo de hacerle pensar algo sobre nosotros que no sea la medida de nuestro valor como personas, ni los requerimientos para cumplir con el acto de vivir, sino que pretenden chocar con todo el plano de todo lo que lo atraviesa cotidianamente.

Dicho esto aclararé mi postura respecto al concepto de joven, porque no se indica solo una condición etaria, es más bien el que privado de un sentimiento elemental como lo es el entusiasmo por la vida se encuentra atascado por la rutina y el precio del dólar; es ese trabajador que no tiene tiempo para plantearse “el tiempo” porque madruga a las cinco de la mañana para llegar a las seis menos cuarto a casa, come y chequea el home banking; es también aquel estudiante adeudador de materias que planea terminar la universidad en cuatro años y “ser alguien” a la edad de 23, en fin, hay muchos tipos de jóvenes, sin dudas esta condición no apela solamente a situaciones de incertidumbre material, no obstante sirven para darle amplitud al enfoque del texto.

Volviendo a la clave del planteo, ya con el punto de partida esclarecido, ¿Qué debiéramos esperar de la vida? Más de uno se lo ha preguntado; por supuesto la respuesta genérica es la de ser feliz o más recientemente (dado los hechos canónicos del último tiempo) encontrar la paz. Estimado lector, es increíble como dispone la gente monetaria y espiritualmente para estos propósitos y la industria por otro lado es plenamente consciente de aquello.

Podrá parecerle una picardía escribir más de un párrafo sobre el meollo de la vida y aun así no llegar a ningún sitio, sin embargo déjeme decirle que en más oportunidades y con menos motivos se ha visto comprometido a situaciones de picardía símiles: toda información amerita ser tomada con pinzas y a la sapiencia de entender más temprano que tarde que en toda palabra subyace la ideología prefiero detener mis palabras aquí mismo, donde las vida nos somete a todos, estando solo para hallarla.
 
La autores es escritora y poeta misionera
**Texto enviado a momarandu.com para su publicación