Corrientes, viernes 29 de marzo de 2024

Cultura Corrientes
ANFITEATRO MARIO DEL TRÁNSITO COCOMAROLA

El chamamé sumerge al mundo del arte en una expresión singularmente única y global

21-01-2023
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(Por Facundo Sagardoy para momarandu.com) A un día de llegar a su fin, la Fiesta Mundial ha hecho desfilar por el escenario Sosa Cordero a más de doscientos intérpretes de casi todos los géneros músicales a los pies de sus composiciones.  

Más allá del chamamé el arte, o visceversa, mientras el corazón de la plaza bajo el escenario Sosa Cordero se abre al canto de sus nuevos intérpretes, son límites que se desdibujan para dar movimiento a un collage fotográfico sin ensayo de la fidelidad con que las formas más sensibles a los sentimientos del pueblo avanzan junto a él.

Chamamé del presente histórico, da los ritmos urbanos, del renacer afrodescendiente, de la electrónica, el Internet y la música clásica, chamamé de la tribu, de la cultura, de la subcultura, del grupo, la junta, el individuo, de la pareja de baile, del cocinero, el caú, el funcionario, los invitados, los anfitriones, la virgen y los santos rebeldes, una constelación infinita de imaginación que nutre a sus formas folclóricas emergen de él.  



Los niños, las niñas, los grandes, los más grandes, los respetados y reputados, los sin suerte, sin fortuna, sin cargo ni gracia, los con y sin etiqueta, los que habrán llegado para ya no irse, los que se van con todo esto en el alma, en la coreografía invisible que escribe una danza y un canto nuevos para dar signo al sentido del tiempo.

Aquí es el encuentro, en una vorágine de voces, pasos y figuras que representan a miles de años de esta misma celebración que otrora vio el Amazona abrirse hasta esta Tierra sin Mal.

Así se baila y así se canta a la vera de los rios y de los arroyos. 

Y a la vera de cada peña o fogón. Recitado, amuchado o suelto, valseado, maceta, frentón, enamorado o "así nomá", copiado, auténtico, artístico, a lo loco, bien suave, calladito, a los gritos, pausadito o sin pausa, adornado o "pelado" de inspiración, casi obligatorio, académico, de señores y señoras, de mencho, de gaucho, de gausho, chamamé de acá, de allá y de más allá, y de allá hasta el fondo, y también de ashá, entre arrabales, chamamé de sierras, de pampas y, malambeado, de las patagonias.


 Las categorías regionales han quedado minúsculas. Serán los padres de este arte quienes en adelante harán de su entrega un punto de inflexión, un hito por venir en la historia de los pueblos amazónicos y mesopotámos, y en ello, la necesaria ampliación que hace al menos tres décadas reconocen en su traslúcida diversidad.

Tarragoceros, montieleros, cocomaroleros o de Abitbol, miquerianos, hasta borgeanos y yanelenses, reconocidos fundamentales por la luz auténtica que se forja con braza de San Bautista, resonancia de tambor al Rey Baltazar y coro a la Virgen morena, deberán abrir su propio sagrario para ingresar una nueva reliquia del amor popular. En este tránsito habrá artistas de corazón tan ancho como las puertas de la catedral donde descanzan los restos de Berón de Astrada, o tan angostos como arroyo seco, más no importa, serán todos ellos énclave de esperanza y tradición.