Su nombre será recordado para siempre. Es que tuvo la fortuna y la responsabilidad de agarrar la pelota en el momento más caliente de este último tiempo. Y no le pesó el momento.
De hecho, había tenido la desgracia de haber puesto la mano en un intento de bloqueo de un remate francés, que le permitió a Francia haber igualado 3-3 en el segundo tiempo suplementario. Pero Cachete consiguió la revancha,
Su revancha y la de todos los argentinos: definió cruzado y se llevó la gloria eterna con el último penal para el título del mundo.