El partido de ida jugado en Brasil tuvo emoción, pierna fuerte, nervio. Un penal tajado por el invnecible Rossi. Y cero gol. Bien copero resultó.
El primer tiempo, sin ser del todo bueno, resultó emocionante. Seguramente el punto de máxima ebullición llegó a los 42 minutos Rossi le atajó, de manera soberbia, el penal que pateó fuerte y a media altura Róger Guedes. Sí, otra vez el arquero de Boca se lució atajando un disparo desde los 12 pasos. La virtud del 1 xeneize para ganar cuando lo ejecutan con la pena máxima es increíble. De lo mejor de los últimos años en ese sentido.
Pero antes de ese momento cumbre el partido fue parejo. Los de Battaglia, sin ser agresivos ni mucho menos, se pararon bien en el campo y trataron de lastimar a partir de la sabiduría de Benedetto y las gambetas de Zeballos y las corridas de Villa. Pero el elenco argentino estaba partido. Los volantes (Varela, Pol y Romero) estaban más preocupados por marcar que por jugar y eso se fue acrecentando con el paso de los minutos.
Corinthians tampoco hacía demasiado. A decir verdad, hasta el penal (insólito manotazo de Rojo a Mantuan en la cara, dentro del área), casi no le había pateado nunca al arco del bueno de Rossi. Y sobre el filo del descanso el Pipa Benedetto lo tuvo de volea pero ahora el que mostró toda su elasticidad para hacer una atajada notable fue Cassio. Y por eso se fueron sin abrir el marcador a los camarines. El resultados estaba abierto y el empate era lo más justo al cabo de ese primer cuarto de los cuarto que componen la serie de 180 minutos que se definirá la semana que viene, en la Bombonera.
Boca lo volvió a emparejar en el arranque del complemento. Si bien la primera la tuvo local con una buena aproximación, al rato Oscar Romero ejecutó con maestría un tiro libre pero Cássio voló notable para rechazarla a un costado. Entonces empezó un partido otra vez parejo, de ida y vuelta. Pero de ida y vuelta un poco lenta. Más cansados, los protagonistas (de ambos equipos) dejaban más espacios y eso favoreció al espectáculo.
Adson lo perdió solo desde el punto del penal tras un hermoso centro atrás de Mendez. Y Boca, cuando pudo, aceleró y también estuvo cerca aunque sin tener chances claras de gol. Pero sobre el final el partido fue bajando por el tobogán de la conformidad. Fue como si los dos equipos empezaran a pensar en la semana que viene. Como si patearan la definición para dentro de siete días. Y así será nomás.
