Corrientes, miercoles 03 de diciembre de 2025

Deporte País

Boca se quedó con el Súperclásico

20-03-2022
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River fue más, pero Boca tuvo contundencia para ganar en el Monumental después de cinco años. El equipo de Battaglia festejó en el Superclásico. Aprovechó un error y bancó el triunfo con una estupenda actuación de Agustín Rossi. En el desarrollo, se vio lo que se esperaba: un Millo dominante y un Xeneize sin volumen de juego. ¿Importa?

Nuevo round entre las banderas del dominio del juego y los estandartes de la importancia de resultado. En un rincón, el aclamado River de Gallardo, múltiple campeón, siempre ofensivo, impecable físicamente, ganador por demolición o por desgaste. Del otro, el Boca de Battaglia, de andar inseguro, sin triunfos importantes (hasta este domingo), timorato por momentos, casi siempre incapaz de elaborar ataques que lleven al nocaut por insistencia, a la espera de una mano salvadora. ¿Qué podía verse en el Superclásico de ayer?

La respuesta a la pregunta anterior es sencilla: se vio lo que se esperaba. River dominó todas las facetas del juego. Y la mayor parte del tiempo. Pero en un segundo se descuidó, bajó la guardia (imperdonable para Gallardo), cometió un error y lo pagó caro. Boca, que hasta ese momento sólo había generado riesgo en una acción individual de Vázquez (en el ST), se puso en ventaja. Y a partir de allí, cuidó lo que tenía. A su manera, poco vistosa. Con sus armas, casi inofensivas.

Las apariencias del comienzo engañaron. No hubo un dominio tan claro, sino que ese arranque fue propio un electrocardiograma. No por las emociones, sino por los altibajos gráficos que se perciben en ese estudio. De la presión inicial de Boca a dos llegadas del inquieto Julián. Del toqueteo de River a dos arranques esperanzadores de Ramírez. Del control xeneize a dos llegadas claras millonarias, una de Barco y otra de Alvarez. Parejito. Pero con una salvedad: mientras el local hizo laburar a Rossi (a la postre la clara figura del partido), Boca ¡no pateó al arco en todo el primer tiempo! Reminiscencias del clásico por Copa Argentina en La Plata.

Dos razones tácticas para explicar por qué Armani no tuvo trabajo en la etapa inicial. Primero, Boca regaló hasta sus laterales. Cada vez que Fabra o Advíncula (el peruano fue inteligentemente reemplazado en el entretiempo) debieron reponer con las manos, dividieron el balón en un continuo e infructuoso intento por aguantar la pelota. Segundo, porque las estampillescas marcas de los jugadores millonarios obligaron a envíos largos hacia Villa quien, generalmente, picó adelantado.

Resulta paradojal que el gol de Boca haya llegado en una jugada que reunió las dos circunstancias criticadas en el párrafo anterior. Vázquez aguantó un lateral y buscó a Villa con un pase filtrado que parecía quedar largo. Y así habría sido de no ser por el error de González Pirez. El defensor creyó que Armani salía antes, cubrió mal y el colombiano puso el impensado e inmerecido 1-0, que se mantuvo hasta el final gracias a la actuación de Rossi.

Impensado. Inmerecido. Adjetivos que muestran que River hizo más para llevarse el clásico. Pero los libros marcarán que Boca ganó y sus hinchas festejarán. Sin embargo, el placer será efímero. La sensación a futuro es que a los de Battaglia aún les falta. Y a los de Gallardo, les sobra.