La Academia volvió a adueñarse de Avellaneda sobre el final y gracias a Copetti, autor del gol del triunfo cuando faltaLa Academia volvió a adueñarse de Avellaneda sobre el final y gracias a Copetti, autor del gol del triunfo cuando faltaban cinco minutos.
Racing delira y sobran los motivos. Porque Fernando Gago pasó la tormenta y marca la importancia de la paciencia, en tiempos de volatilidad. Hoy la Academia festeja que festejó por tercera vez en el Libertadores de América y, transitoriamente, mira a todos desde arriba en la Zona A, sigue invicto y ganó los últimos tres que jugó. Independiente, de todo rojo a todo negro.
En apenas dos minutos, el equipo de Pintita encontró la ventaja con una de las tantas llegadas de Chancalay al área, para sacar un remate que dio en el palo y que Hauche, en el rebote, mandó al fondo de la red. El gol llevó tranquilidad en la visita y desesperación inmediata en el local, aunque el Rojo asumió el golpe y decidió trabajar el partido. Así, fue transformando al Chila Gómez en figura, especialmente con un manotazo a un remate de Romero con destino de ángulo.
Los cambios de Domínguez dieron su efecto en el segundo tiempo y el empate llegó con una genialidad del Saltita González, que buscó el espacio para sacar un remate inatajable que dio en la cara interna del palo para ingresar al arco. Tras el empate, todo era del Rojo. Presionaba, no dejaba salir a Racing y parecía que podía llevarse el clásico por insistencia.
Pero se durmió y lo pagó carísimo. La Academia pudo cruzar la medular, la pelota le quedó a Piovi y el 3 sacó el centro que Mura le bajó a Copetti, que transformó su flojo partido en heroico con un toque ante el achique de Sosa. Otra victoria agónica en el Ricardo Bochini, que deja a Racing como líder y a Independiente sumido en una crisis que no tiene fondo. Media Avellaneda, hoy delira. La otra, entre la bronca y la preocupación por no saber cuándo podrá reacomodarse, en la cancha y a nivel político.