Luis Alarcón: "La dictadura genocida oscureció el día argentino un 24 de marzo de 1976"
23-03-2021
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Foto: Luis Alarcón.
(Por Facundo Sagardoy para momarandu.com)"Espero que esos lectores formen parte de esa humanidad que no se adormece ante el horror, sino que reacciona con vitalidad ante los atropellos de la muerte", dice a momarandu.com el periodista y escritor Luis Alarcón, antes de dar por inaugurada su novela autobiográfica no-ficción “Los Años del Eclipse”.
Luis Alarcón es periodista y escritor. Ha trabajado en periodismo gráfico y radial, en numerosos medios de comunicación, entre ellos, los diarios Época y El Libertador, donde se desempeña actualmente.
Nació en Resistencia, Chaco, el 14 de marzo de 1956.
Sus padres fueron Aida Bertoni y Poen Alarcón, ambos fallecidos; su padre era un reconocido empresario del arte del teatro, algo que él heredaría más tarde.
Alarcón siempre llevó en la sangre el don de la escritura, incluso dice que quizás eso fue lo que lo impulsó a estudiar, en sus comienzos, la Licenciatura en Comunicación Social.
Terminó la escuela media en la ciudad de Corrientes, donde se quedó definitivamente en 1985, por razones laborales.
Es Licenciado en Periodismo en la Universidad de la Cuenca del Plata, y padre de Lisandro y Lucrecia Alarcón.
Fue detenido el 27 de mayo de 1976 de la redacción de un diario ya desaparecido de la provincia del Chaco llamado "Crisol", y preso político hasta 1983.
Alarcón presentó hoy, 24 de marzo, a las 19 horas, por You Tube, junto a Miguel Ángel Molfino y a Silvana Pérez, su obra, en el marco de las actividades por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
-M.:¿Qué hechos narra "Los Años del Eclipse"? -Luis Alarcón: “Los años del eclipse” es una novela de no-ficción, autobiográfica, que narra una fugaz y adolescente experiencia revolucionaria que tuve como militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Eso duró unos dos años. Luego vino mi tiempo en la cárcel, período que duró siete años y medio (desde 1976 a 1983).
En medio de la lucha y de los años de terror, se “cuela” una historia de amor, que se manifiesta en un intercambio epistolar con una chica que me hizo el aguante espiritual. La otra gran protagonista de esta historia es mi madre. No podía ser de otra manera. Las de Plaza de Mayo son madres, no padres. Con eso esta todo dicho.
-Momarandu.:¿Por qué eligió ese nombre para dar vida a su novela? -Luis Alarcón: Cuando se produce un eclipse, el día se oscurece. La dictadura genocida oscureció el día argentino un 24 de marzo de 1976. Y oscureció gran parte de nuestras vidas. A los 30 mil desaparecidos los oscureció para siempre. Por eso mi novela se llama “Los años del eclipse”.
Foto: Tapa: “Los años del eclipse”, de Luis Alarcón.
PERIODISMO, LITERATURA Y PODER
-M.:¿Por qué escribir una novela hoy? -Luis Alarcón: Siempre es tiempo para la novela. Es un género totalizador, que incluso puede incluir otros géneros. Uno dentro de una novela, si quiere, puede hasta reproducir un expediente judicial. Todo es posible en el universo novelesco. Incluso la realidad.
-M.:¿Qué hechos -narrativos o no- merecen del transcurso de su producción ser destacados? -Luis Alarcón: En cierta manera, te lo dije al comienzo: anécdotas de la militancia revolucionaria, mezcladas con historias familiares, mis amores, mis dudas, mis sueños… Y luego las anécdotas carcelarias, el esmero que pusimos en sobrevivir en un ambiente negador de la vida.
-M.:¿Qué función cumplía el periodismo cuando dio sus primeros pasos en él y cuál/cuales cumple hoy? -Luis Alarcón: Abracé la profesión periodística a los 19 años, porque era lo más parecido a la literatura, con la diferencia que te pagaban un sueldo para poder vivir más o menos (la poesía no te da para comer). Pero además, porque quería contar la realidad. Eso creía que hacía el periodismo. Pero ahora, a las puertas de la vejez, me doy cuenta que el periodismo “inventa” la realidad. Eso ya no me gusta. Prefiero la ficción literaria, que es más honesta y maravillosa.
Foto: Luis Alarcón.
-M.: ¿Qué tensiones se mecían sobre el ejercicio periodístico entonces, y cuáles hoy? -Luis Alarcón: Las tensiones supongo que son las mismas, sólo que en mi “juventud periodística” yo era más ingenuo y no las percibía. Hoy son demasiado ostentosas: el poder político y económico condiciona y distorsiona la función periodística. La atadura a la “pauta oficial” y a los poderes concentrados nos ata las manos.
-M.:¿Cómo recuerda sus años de encierro? -Luis Alarcón: Si te cuento mis recuerdos, te cuento mi novela. Sólo te anticipo que mis ojos vieron miseria y grandeza en estado puro.
-M.:¿A quién recuerda con mayor aprecio? -Luis Alarcón: Recordar a algunos es casi olvidar a otros, porque no todos parecen caber en el cerebro; y no quisiera caer en esa injusticia. Algún científico (no yo) podrá explicarnos los extraños vericuetos de la memoria. Incluso el libro podría haber recordado hechos que no están en sus páginas. Las palabras nunca terminan de designar la totalidad de las cosas, como diría Foucault.
-M.:¿Qué utopía considera debería enarbolarse hoy tanto dentro como fuera del ejercicio periodístico? -Luis Alarcón: La Revolución Francesa fue la utopía liberal; la Revolución Rusa, la utopía socialista. Sin ir más lejos, entre nosotros el peronismo naciente del 45 soñó con la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Creo que hay que seguir por esos caminos. ¿Se lograron todos esos sueños colectivos? No. Pero no se puede concluir en que no vale la pena soñar. Porque también es cierto que los logros de hoy fueron los sueños del pasado.
HUMANIDAD QUE NO ADORMECE
"Me he topado con varias definiciones para encuadrar este libro: novela de no ficción, novela autobiográfica o novela a secas. Al comienzo, la definía como una "obra testimonial", sin saber muy bien qué significaba eso. Al final , cuando este texto salga del horno y caiga en manos de los lectores, serán ellos quienes dicten sentencia", señala Alarcón en la contratapa de "Los Años del Eclipse".
"Podría especular que los géneros literarios ya no son lo que eran y cosas por el estilo. Pero ¿para qué adentrarse en terrenos farragosos de los que no podré salir por mis propios medios?", expresa.
"Es obvio -se verá inmediatamente- que el protagonista se llama Luis Alarcón, es decir, yo mismo (odio decir la palabra "yo", pero ¿qué remedio queda?), y que todo lo que ocurre y los personajes de este drama son irremediablemente reales. Sin embargo, ¿cómo no ver en la realidad también una forma de metáfora? Si este libro no tuviera una proyección más allá de mí mismo, su círculo de lectores no pasaría la frontera de mis familiares y amigos. Su misión como literatura fracasaría, entonces, irremisiblemente. Y no me gusta el fracaso, como a la mayoría de los seres humanos", reflexiona.
"Todo lo que aquí ocurre le ocurrió a un muchacho que tuvo utopías, que luchó por ellas en un momento que amó, que fue torturado, que vio cosas horribles y que tuvo esperanzas. Toda esa carga de experiencias y emociones acunaron el nacimiento de este libro", afirma.
"Su definición (volveremos al tema inicial) y su meta solo dependen de ese lector que, necesitado de un libro para esperar el turno médico, o para entretenerse en los días de vacaciones que le tocan pronto, o buscando en los anaqueles de librerías algo para regalar a un amigo/a en su compleaños, encuentre en estas páginas su propia existencia y la existencia colectiva", señala.
"Si al estar leyéndolo, por ejemplo, en la cama, no se duerme en la tercera línea, esta obra habrá logrado la meta de despertar su interés. Ojalá", concluye.
-M.:¿Qué espera del lector una vez luego abra la primera y concluya la última página? -Luis Alarcón: Espero que esos lectores formen parte de esa humanidad que no se adormece ante el horror, sino que reacciona con vitalidad ante los atropellos de la muerte. Mi historia es una más entre miles de historias similares. Espero que autor y lectores encontremos ese diapasón común que nos interprete y nos interpele como personas.