Nuevamente asistimos atónitos ante este nuevo atropello a la ciudadanía, un nuevo acto de “urbanismo creativo” llevado adelante por la actual gestión municipal de la ciudad de Corrientes. De la misma manera, hace poco más de un año avanzaban a marchas forzadas con el brutal, y mal llamado Plan Costero, que ante las nuevas condiciones
políticas finalmente se cae a pedazos como un castillo de naipes.
Es asombroso ver, cómo en tan poco tiempo, la actual gestión municipal ha generado condiciones de negocios para pocos, a costa del erario público (la farsa del Plan Hídrico, por ejemplo), y de los mejores espacios urbanos de nuestra ciudad. Entre otros: la grotesca decisión de instalar una marina deportiva nada menos que en la desembocadura del Arroyo Poncho Verde, (el ICAA, ausente como siempre.??), obra ya en marcha, y concedida por valores que dan risa si no fuera cierto, y que sólo beneficiará a un puñado de señores que no saben dónde alojar
sus “yates”.
La última perla de esta zaga de atropellos es la intención de instalar un Shopping justamente sobre la arena de la Playa Arazatí, espacio público por excelencia de nuestra ciudad, que justo hace diez años, y luego de una ardua batalla legal y cultural fue recuperada para el conjunto de la ciudadanía.
Es notable la facilidad con la que se olvidan algunas cosas: en ese momento (diciembre de 2009), la playa Arazatí concesionada a un par de “empresarios de la noche”, era un verdadero berenjenal de boliches y kioscos de pésima estofa, que arrojaban sus aguas servidas a las mismas aguas del balneario, sin embargo, hoy nuevamente volvemos a ver la playa absolutamente colonizada con una extraordinaria cantidad de kioscos y más instalaciones de toda laya. ¿Es necesario saturar de “negocios” todos los espacios públicos de la ciudad?
Sin embargo, eso no parece suficiente, y el intendente de nuestra ciudad, muy suelto de cuerpo solicita al Concejo Deliberante que se salte todas las normativas vigentes para facilitar el capricho del “gran empresario de la timba”, para ejecutar tal bestialidad urbana, sin la más mínima contemplación de ninguna naturaleza, urbana, ambiental, social, ciudadana, etc, etc. Evidentemente no hace falta, porque con la legitimidad de la billetera basta y sobra.
Este último acto de prepotencia y abuso, próximo a consolidarse, (porque todo indicaría que ya tiene “asegurada” la mayoría de las voluntades necesarias en el Concejo Deliberante de la Ciudad), no es más que una de las tantas actuaciones que han venido ejecutándose por la misma vía, es decir, por la simple razón de contar con la circunstancial mayoría de votos en el Consejo Deliberante, obviando, cuándo no omitiendo los pocos mecanismos de participación ciudadana, y saltándose cualquier normativa que sea, así lo hicieron con el Plan Costero, la cesión de la desembocadura del Arroyo Poncho Verde, las recientes reformas al Código de Planeamiento Urbano, desactivando completamente la Comisión de Seguimiento del mismo; la intervención en la Plaza Cabral, con una celeridad asombrosa, etc, y así podríamos seguir repasando todas las actuaciones de esta gestión, que se ha caracterizado por hacer exactamente lo contrario a lo que declama: transparencia, participación, bienestar general, etc, etc.
No hace falta ser un experto en la materia, para comprender que la edificación que se propone habilitar el municipio sobre las playas del Arazatí, no sólo generarán un impacto urbano y ambiental negativo al instalarse sobre al lecho del río, sino que, además, tal actividad, generará una mayor concentración a la ya colapsada Costanera Sur. El
privilegio para el shopping va acompañado, además, de la excepción para construir sobre el parque lineal, borde Este de la Costanera Sur, sobre el que discurre un importante colector pluvial de la ciudad, y dónde pretenden construir un edificio (placa) de ciento veinte (120mts) metros de frente por no menos de 60mts de altura.
Toda esta operación, además de la brutalidad en sus formas y contenidos, dejará además el pésimo antecedente para nuevos reclamos, que podrán habilitar operaciones de esa naturaleza, con el infantil pero no menos efectivo argumento: “Por qué yo no, y el sí..?”
La ciudad de Corrientes, ha plasmado su primer instrumento de urbano, en los años ´80 con la creación del Código de Planeamiento Urbano, desde entonces, y hasta no hace mucho tiempo atrás, (diez o quince años aproximadamente), este instrumento no sólo tuvo pocas actualizaciones, sino que además, en la práctica su aplicación era relativamente escasa. Desde ese tiempo a esta parte, es decir, en los últimos quince años aproximadamente, este instrumento urbano, ha tenido una serie de actualizaciones y reformas significativas, algunas más o menos discutibles, sin embargo, ha sido la forma adecuada de canalizar las demandas y necesidades crecientes en cuanto a la planificación de la ciudad. Es decir, ha habido un mecanismo institucional para resolver estas cuestiones, con los marcos participativos (ciertamente escasos) establecidos en las propias normativas, lo cual, en cierta medida le daba la legitimidad necesaria. Naturalmente tal legitimación puede ser más o menos criticable, pero es perfectible.
Sin embargo, hoy, en las actuales circunstancias, cuándo la ciudadanía reclama mayor participación en la toma de decisiones trascendentales para la ciudad, no se puede admitir ni sostener, que el recurso sea una Ordenanza de Excepción, nada menos que seis (6) excepciones al Código de Planeamiento Urbano
(http://www.momarandu.com/notix/noticia/05248_tassano-solicit-al-concejo-exceptuar-seis-regulaciones-para-queavance-el-shopping-en-la-playa-arazaty.htm), por el mero hecho que porque a un intendente “le parezca interesante” una intervención de esa naturaleza; o porque al dueño de las máquinas tragamonedas se le ocurra hacer lo que le plazca.
En éstos últimos años, hemos venido siendo testigos, de estas operaciones de carácter político, económico y urbano de alto impacto. Como ciudadanos, como vecinos de la ciudad, cuándo además, muchos de nosotros somos o hemos sido funcionarios en distintos estamentos relacionados con la actividad urbanística, y especialmente como docentes universitarios que participamos en la formación de profesionales que intervienen en la ciudad, no podemos dejar pasar esta situación sin emitir opinión alguna.
En virtud de esta situación, el conjunto de docentes de la FAU abajo firmantes, instamos al Consejo Directivo de nuestra Facultad, que tome posición sobre la problemática planteada, y proponemos además que dicha Resolución involucre la UNNE, habida cuenta que nuestra institución educativa tiene su espacio de participación en la Comisión Permanente de Seguimiento del Código de Planeamiento Urbano de la Ciudad de Corrientes.
Y por tanto, proponemos que en su parte resolutiva se declare:
1ro. - Expresar repudio a este tipo de operaciones de política urbana a espaldas de la ciudadanía en general.
2do.- Instar al Señor Intendente y al Honorable Consejo Deliberante de la ciudad de Corrientes, a que revean su
postura respecto de esta pretendida intervención.
3ro.- Solicitar que se abran y se convoquen los mecanismos necesarios de participación ciudadana (por ej: la Comisión Permanente de Seguimiento del Código de Planeamiento).