Corrientes, jueves 09 de mayo de 2024

Sociedad Corrientes

Acusaciones fantasmas

23-04-2024
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(Por Alejandro Bovino Maciel*) Supe, por una queridísima amiga de Corrientes que me pidió anonimato, que alguien le dijo que escribo estas notas porque estaré defendiendo algún cargo que me dio La Cámpora.

No me avergonzaría de pertenecer a una agrupación como La Cámpora que tiene cumplida solidaridad ante cualquier catástrofe que afecte a las sociedades de pueblos y provincias argentinas. Pero en rigor de la verdad, no estoy afiliado a La Cámpora, ni al Peronismo, ni a ningún partido político por el momento. Eso no significa que coma vidrio. Evalúo las políticas de cada partido político, y apoyo las iniciativas de quienes sé que van a pensar en el bien común antes que en sus negocios personales o locuras delirantes.

El Peronismo tiene dos aspectos: un partido político y una doctrina. En el partido militan personas de carne y hueso que pueden tener miles de errores. El mismo Juan Perón en los ’70 vino para asumir la última presidencia ya muy enfermo y averiado; puso como vice a su propia mujer de quien, en Madrid, no se cansaba de decir que no servía ni para hacer huevos fritos. Como si eso fuese un detalle, puso como escudero a José López Rega cuyo currículum era poco menos que siniestro. ¿Quién puso en esos puestos a una mujer inútil y un sádico resentido? El señor Perón. Ahí vemos fácilmente la debilidad de las personas de carne y hueso; aunque por suerte Perón fue mucho más que un señor achacoso: fue una doctrina política que se ocupa de la distribución de la riqueza de las naciones en forma más equitativa que la que nos propone el capitalismo crudo que es todo para el patrón y limosnas para el empleado. Por esta razón los ciudadanos debemos vigilar con lupa a las personas que encarnan una doctrina. Si el justicialismo me seduce como forma de asumir la distribución de las ganancias es mi deber fijarme bien quién será el candidato que guiará su aplicación. Hay mucho disfraz y máscaras en el peronismo. Menem fue el mejor ejemplo de lo que es un impostor. Alberto Fernández fue un disfraz que hubiese merecido el primer premio en el carnaval. Sé perfectamente que los partidos que se definen como de centro derecha, son derecha. La derecha es el club de los ricos y empresarios: no pensará en mí, que soy laburante, jamás. Quieren todos los privilegios para ellos.

En cuanto a mi sueldo: soy absolutamente libre de opinar lo que me venga en ganas, no dependo de ninguna repartición pública. Pueden buscar mi nombre en el listado de empleados públicos hasta de Tumbuctú, que nunca me encontrarán en ninguna repartición oficial como empleado, ni asesor, ni con sueldos ocultos. A mí me dan de comer dos cosas: mi capacidad intelectual y mis manos. No recibo ayuda de nadie ni aceptaría prebendas que me humillarían porque, si puedo trabajar para ganarme la vida ¿por qué aceptaría una sinecura que además me condicionaría para opinar? Por suerte siempre tengo trabajo, me recibí de psiquiatra con 9 (nueve) en la UBA y no necesito que nadie me salga de padrino ni compadre para obtener un trabajo.

Gracias doy a la gente de buena fe que no se adhirió a esas habladurías que tratan de empañar mi opinión como si fuese pagada.

*BUENOS AIRES, ABRIL 2024