Corrientes, jueves 28 de marzo de 2024

Opinión Corrientes

Las y los mojigatos del sexo, por Norberto Alayón

08-09-2021
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A raíz de una expresión sobre la sexualidad realizada por Victoria Tolosa Paz, precandidata a diputada nacional por el Frente de Todos (FdT), se desató un cúmulo de comentarios críticos, aparentando asombro e indignación, por parte de distintos dirigentes y candidat@s que representan a los sectores conservadores, neoliberales, libertarios, “socialistas”, que operan en nuestra sociedad y que gobernaron (y gobiernan en varios distritos) malsanamente en contra de los intereses de las mayorías nacionales.

De este modo aparecieron en el candelero, para rasguñar alguna ventaja electoral ante las próximas elecciones, personajes del macrismo y sus aliados como María Eugenia Vidal, Ricardo López Murphy, Pablo Avelluto, Beatriz Sarlo, Luis Petri, Ricardo Buryaile, entre otros, simulando beatitud casi infinita.

Se presentan como escandalizados, ante los dichos de Tolosa Paz, que en rigor se refieren a modos de expresión cotidianos, especialmente entre los jóvenes, como si vivieran en un limbo angelical o en algún otro extraño planeta. Nada novedoso, como no sea para los cultores de la más evidente y abyecta hipocresía.

Por supuesto no corresponde, ni nos interesa, opinar sobre la sexualidad de María Eugenia Vidal o de López Murphy, o de qué palabras utilizan para referirse a cómo la ejercitan. Cada cual tiene absoluto derecho a asumir su sexualidad como quiera (o como pueda), con una sola limitación: que no implique violar o abusar de otros.

Todas las personas, de cualquier partido político, que sean madres o padres habrán desplegado obviamente su sexualidad para el acto de procreación. Cómo lo hicieron, cómo se refieren al mismo, cómo lo denominan, cómo se lo comunican a sus hijos, forma parte de su intimidad y de su derecho incuestionable.

No conocemos que Vidal, o López Murphy, o Avelluto, o Sarlo, o Petri, o Buryaile se hayan expresado críticamente cuando Macri dijo públicamente aquello de “que a todas las mujeres les gusta que les digan qué lindo culo que tenés”. O cuando el retrógrado médico Abel Albino, subsidiado económicamente por el gobierno neoliberal macrista, manifestaba que “la mujer debe esforzarse por ofrecer al hombre su virginidad tanto física como moral”.

Hacerse hipócritamente la o el santurrón, para capitalizar electoreramente la temática de la sexualidad, no sólo revela impudicia, sino que genera un objetivo perjuicio al conjunto de la comunidad en su necesaria aspiración de consolidar una sociedad madura y racional. La barbarización que evidencia este tipo de posturas, de significativa pobreza argumentativa, caracteriza a estos personajes, del arco fanáticamente opositor, como una suerte de fundamentalistas talibanes argentinos.

*Trabajador Social. Ex Vicedecano Facultad de Ciencias Sociales-UBA.