Corrientes, viernes 26 de abril de 2024

Cultura Corrientes

El tambor de Tacuarí, nuestro joven héroe, por Conrado Rudy Perez*

01-03-2021
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Estas líneas sobre nuestro Joven Héroe, el Tambor de Tacuarí, al cumplirse este 9 de Marzo de 2021, 210 años de su heroica muerte en combate (9 de Marzo de 1811), solo tienen la pretensión de motivar a los jóvenes a conocer más sobre su vida llena de nobleza y coraje.

“Escuchen al Tambor”, de Teresita González Ocantos, Artista visual, propietaria del espacio de arte “Galería Jacarandá”, de Goya, Corrientes.-

I.- INTRODUCCIÓN

Estas líneas sobre nuestro Joven Héroe, el Tambor de Tacuarí, al cumplirse este 9 de Marzo de 2021, 210 años de su heroica muerte en combate (9 de Marzo de 1811), solo tienen la pretensión de motivar a los jóvenes a conocer más sobre su vida llena de nobleza y coraje.

Corrientes no es solo la cuna del Padre de la Patria General San Martín (nacido en Yapeyú), ni solo la cuna del Sargento Juan Bautista Cabral (nacido en Saladas); sino también la del Súper Héroe Nacional más joven, Pedrito Ríos, que digo Pedrito, Pedrazo Ríos, más conocido como el Tambor de Tacuarí (nacido en Concepción), quien le insistió a Belgrano cuando pasó por Corrientes, que lo lleve en su expedición al Paraguay, y fue a sus 12 años recién cumplidos Tambor guía de la infantería, en las batallas de Paraguarí y Tacuarí, muriendo en este su segundo y último combate el 9 de Marzo de 1811, tal lo cuento brevemente a continuación.

Repudiando naturalmente el hecho de que niños participen en conflictos armados, pero que eso no nos impida recordar y valorar el enorme coraje de este Pibe Correntino, que luchó hasta perder su vida por una Patria Libre y Digna; y porque no, por un mundo más justo para el piberío correntino y argentino.

También como nos enseña el Historiador Argentino Jorge Enrique Deniri, desde su generosas enseñanzas, para entender y valorar justamente esta gesta heroica, es necesario ubicarnos en el contexto histórico, ya que no es lo mismo un niño de 12 años de la actualidad, que de esa época, en que no era tan raro que los adolescentes que ya adquirían cierta destreza física, acompañen y colaboren con los ejércitos, y eventualmente participen de una u otra manera en las batallas, muchos de ellos como Tambores; incluso en esa época la expectativa de vida era muy inferior a la actual.

Cabe sin embargo aclarar que actualmente en nuestro País, como en la mayoría de los Países del mundo respetuosos de los Derechos Humanos, está absolutamente prohibido que los niños que no hayan cumplido los 18 años de edad, intervengan en conflictos armados. En efecto, nuestro País aprobó por Ley 23.849, B.O. 22/10/90, la Convención sobre los Derechos del Niño (Naciones Unidas 1989 y entro en vigor en 1990) -y adquiere jerarquía constitucional en la reforma de 1994, por el art. 75, inc. 22, de la Constitución Nacional-, y en una de las cuatro reservas hechas, específicamente la última con relación al art. 38, que establece que: “… 2.- Los Estados partes adoptarán todas la medidas posibles para asegurar que las personas que aún no hayan cumplido los 15 años de edad no participen directamente en las hostilidades. 3.- Los Estados partes se abstendrán de reclutar en las fuerzas armadas a las personas que aún no hayan cumplido los 15 años de edad…”, la República Argentina: “declara que es su deseo que la Convención hubiese prohibido terminantemente la utilización de niños en conflictos armados, tal como lo estipula su derecho interno el cual, en virtud del art. 41, continuará aplicando en la materia”. (El art. 41 establece que: “Nada de lo dispuesto en la presente Convención afectarán a las disposiciones que sean más conducentes a la realización de los derechos del niño y que puedan estar recogidas en: a) El derecho de un Estado parte; o b) El derecho internacional vigente con respecto a dicho Estado”).

II.- CONTEXTO HISTÓRICO. REVOLUCIÓN ARGENTINA DE MAYO DE 1810. IDEAS REVOLUCIONARIAS DE AUTOGOBIERNO. MANUEL BELGRANO PREPARA SU EXPEDICIÓN AL PARAGUAY EN LA PROVINCIA DE CORRIENTES

Solo para refrescar la memoria, recordamos que tanto el territorio Argentino como el Paraguayo, fueron colonias del Imperio Español, ya desde el Siglo XVI. Gran parte de nuestro territorio Argentino fue colonia española ya desde 1516, a escasos 24 años del descubrimiento de América (1492), lo que en el último período de la Colonia fue el Virreinato del Río de la Plata (Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia).

Siguiendo las ideas Revolucionarias de América y del mundo (Revolución Norteamericana concretada en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776, que pasa al autogobierno descolonizándose del Imperio Británico; y la Revolución Francesa de 1789, donde el pueblo consagra la Libertad e Igualdad, terminando con los privilegios de la monarquía), y aprovechado de que el Imperio Español estaba distraído luchando contra las tropas de Napoleón, se gestaba la Revolución Argentina, formándose en Buenos Aires en Mayo de 1810, una Junta de Autogobierno, que depuso al Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, que pretendía gobernar el Virreinato del Río de la Plata, lo que fue comunicado a las demás ciudades del Virreinato solicitando sus adhesiones a la Revolución de Mayo y el envío de Diputados para la formación de un Gobierno más amplio y representativo, a lo que la mayoría de las ciudades se adhirieron formándose la Junta Grande en Diciembre de 1810.

En Asunción (Capital de la Intendencia del Paraguay) se reunió el 24 de Julio de 1810, un Congreso de Funcionarios y Vecinos, que resolvieron no adherirse a la Revolución. En represalia, la Junta de Buenos Aires, cortó las comunicaciones con el Paraguay e incentivó a los grupos Paraguayos Revolucionarios.
La Junta Revolucionaria de Buenos Aires, en base a información errónea suministrada por el Agente Revolucionario José Espindola, creía que bastaba una pequeña ofensiva para remover al Gobierno Realista de Asunción, por lo que se formó un improvisado ejército, y destinó al Abogado Manuel Belgrano -Vocal de la Junta- a dirigirlo.

Fue así que el entonces Coronel Manuel Belgrano, al mando del Ejército de las Provincias Unidas del Río de la Plata, cumpliendo órdenes de la Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata (Junta de Mayo), con la misión de convencer o someter al Paraguay para que se adhiera a la Revolución gestada en Buenos Aires en contra de la dependencia Española y someterlos a su autoridad; pasó por la Provincia de Corrientes a fines del año 1810, para luego dirigirse al Paraguay.

La finalidad era instalar en Paraguay un Gobierno Revolucionario amigo. El 23 de Septiembre de 1810, Manuel Belgrano tomó el mando de su Ejército Libertador, en San Nicolás de los Arroyos, donde se encontró solamente con 160 hombres, que siguiendo el curso del Río Paraná llegaron a Santa Fe y La Bajada (hoy ciudad de Paraná). En su camino por Santa Fe, Belgrano y su ejército, descansaron en varias estancias; en ese trayecto desertaron dos soldados, que luego fueron fusilados en Curuzú Cuatiá, Provincia de Corrientes.

El 2 de Octubre de 1810, Manuel Belgrano, desde Santa Fe, proclama su misión, en los siguientes términos: “Dése la noticia de mi ejército de 1.500 hombres que con tren expectable de artillería va a proteger a los pueblos, restituirlos a sus derechos, quitarles la opresión de los mandones, darles libertad, separar las trabas que los tienen abatidos y desterrar de esa rica Provincia (Paraguay) el estanco de tabaco dejándola en franqueza de poder comercial con ese fruto y demás que posee, sin experimentar los vejámenes que el sistema antiguo les ha causado”.

Desde Santa Fe fueron por el interior de la Mesopotamia, evitando las costas del Río Uruguay, porque Montevideo que tampoco había adherido a la gesta Revolucionaria, tenía una flota de guerra realista que patrullaba el Río Uruguay.

En Asunción el Gobernador Español Velasco, tuvo noticias de las movilizaciones revolucionarias y ordenó reforzar los pasos sobre el Río Paraná de acceso al Paraguay.

Nuestros Revolucionarios Argentinos querían confundir al Ejército Realista Paraguayo, acerca del lugar por donde cruzarían el Río Paraná para entrar al Paraguay.

Belgrano ordenó al Teniente Gobernador de Corrientes Elías Galván concentrar las milicias en San Roque -Provincia de Corrientes- y aguardar allí la llegada de sus tropas.

El 2 de Noviembre de 1810, Galván ya tiene reunidos 4 mil caballos, carretas, carros y embarcaciones para que Belgrano pueda cruzar el Río Paraná. Días después el Comandante José Andrés Casco espera a Belgrano sobre el Río Guayquiraró, con sus milicias y numerosa caballada.

El 8 de Noviembre de 1810, Belgrano al mando de la Expedición Libertadora al Paraguay enviada por la Junta Revolucionaria, llega con su ejército libertador al sureste de la Provincia de Corrientes; y el 16 de Noviembre de 1810, fundó el poblado de Curuzú Cuatiá (en guaraní cruz escrita), donde hizo construir carretas para transportar el material bélico pesado; y al sur del Río Mocoretá en Entre Ríos fundó el pueblo de Mandisoví. Por eso el primer “pueblo de Mayo” fue Curuzú Cuatiá, de la Provincia de Corrientes, la primera localidad fundada por el Gobierno Revolucionario.

El 19 de Noviembre de 1810, Belgrano sale de Curuzú Cuatiá, ingresando al Partido o Distrito rural de Paiubre (1), actualmente Departamento de Mercedes, Provincia de Corrientes, haciendo un alto con su ejército donde actualmente se halla la ciudad de Mercedes, luego sigue su marcha hacia la margen izquierda del Río Corriente (sin ese final es el nombre original del Río), cruzando el mismo en Capitá Miní (un paso que se encuentra al norte del campo llamado Caá Guasú -en guaraní monte grande-), y una vez estando ya con su ejército en la margen derecha de dicho Río que le llevó tres días cruzar, envió una comunicación al Gobernador de Corrientes Elías Galván, fechada en Caá Guasú, el día 21 de Noviembre de 1810, por la cual le solicitaba que las milicias de la Villa de San Roque se incorporen a su ejército, el envío de dos mil caballos mansos para movilidad de las tropas y que esperaran en el Paso de Ipucú -en guaraní agua larga-, estero situado entre los actuales Departamentos de San Miguel e Ituzaingó, de la Provincia de Corrientes.

(1) PAY UBRE o PAIUBRE, era antes el nombre que le dieron los Guaraníes a lo que desde 1864 es el Departamento de Mercedes, Provincia de Corrientes. Su significado es controvertido. Algún desprevenido si hace un análisis muy literal de esa palabra puede decir que PAI (en Guaraní significa Entrañas) y que UBRE (en Castellano es la Teta de las Hembras), y sostener que PAIUBRE significa “Teta de Entrañas”.

El Doctor Manuel Florencio Mantilla, en “Crónica Histórica de la Provincia de Corrientes”, dice que antes de la llegada de los conquistadores, los Guaraníes llamaban PAIUBÉ al Río que bañaba su territorio, porque era el que mayor caudal de agua extraía del actual Río Corriente. PAI (significa en Guaraní Entrañas), U (significa en Guaraní Comer y a veces Beber), y BÉ (más), entonces PAIUBÉ sería algo así como “El que más traga las entrañas”.

Sin embargo, el Licenciado José Miguel Irigoyen, en “Toponimia Guaraní de Corrientes”, no está de acuerdo con Mantilla, y explica que sus estudios se basan en una profunda investigación realizada por él en la zona, donde pudo observar Arroyos de aguas claras con lechos bien oscuros, que dejan ver la gran cantidad de Basalto existente en la zona. Por ello sostiene que la zona era llamada originariamente PAY HURY; PAY (significa en Guaraní Lecho), HU (significa en Guaraní negro u oscuro), Y (significa en Guaraní Arroyo), y la R (es un auxilio fónico del idioma, contando que existen muchísimos arroyos en que en sus nombres se ve la R, antes de la Y final).

En fin, abierta está la polémica al lector, ya que no existen definiciones al respecto.

III.- MANUEL BELGRANO Y SU EJERCITO ENTRAN A YAGUARETÉ-CORÁ (ACTUAL CONCEPCIÓN), PROVINCIA DE CORRIENTES. EL NIÑO PEDRO RÍOS SE INCORPORA AL EJERCITO LIBERTADOR

El 26 de Noviembre de 1810, Belgrano con su Ejército Libertador, siguiendo la misma trayectoria del actual camino que conduce a la localidad de Chavarría, entra al pueblo de Yaguareté-Corá (actual ciudad de Concepción), Provincia de Corrientes.

Según lo cuenta un destacado profesional correntino, nacido en Concepción en 1879, el Doctor Francisco Atenodoro Benítez, en su libro: “Homenaje Justiciero, la estatua al Tambor de Tacuarí”, de 1930, habiendo recogido la tradición oral de su Padre, quien a su vez había recogido la tradición oral de su Abuelo materno Don Salustiano Valenzuela, quien decía tener en la época en que Belgrano pasó por Corrientes en su campaña al Paraguay, la edad de 10 años y era alumno de la escuela de primeras letras de Yaguareté-Corá: “El pueblo de Concepción que en esa época se denominaba Yaguareté-Corá, era un pequeño vecindario de unas cincuenta casas, casi todas con aleros, techos de paja y tejas de barro cocido o de palma, ubicadas en su mayoría alrededor de la plaza. El resto de los habitantes del Departamento vivían en la campaña dedicados a la agricultura y a la ganadería, en medio de una vida apacible, silenciosa y rutinaria, que crean el aislamiento y la falta de comunicación. Serían aproximadamente las nueve de la mañana del día 26 de Noviembre de 1810, cuando la vanguardia del ejército patriota se divisaba… Al arribar el ejército, el eco de los clarines de guerra y el redoble de los tambores, rompían no solo el silencio y la quietud clásica de estas regiones, sino también de llegar hasta las almas de los buenos y pacíficos moradores de este pueblo, las vibraciones eléctricas de los arrebatos y de los nobles, entusiasmados por la santa causa de la nueva Patria que nacía vigorosa… Unos minutos después, el General Belgrano acompañado de parte de su plana mayor, penetró por las calles del pueblo, yendo primeramente a orar al oratorio, arrodillado ante el Patrono de Yaguareté-Corá, que era entonces San Francisco de Asís. Luego de elevar sus plegarias, el General Belgrano abandonó el Oratorio de San Francisco de Asís para ir a visitar la escuela de primeras letras del pueblo; al salir, se encontró en el atrio de la capilla con algunos paisanos, quienes le solicitaban incorporarse a las filas del Ejército Patriota y que entre éstos, apareció un niño de doce años de edad, lleno de decisión y cuyo nombre era Pedro Ríos, quien pedía insistentemente ingresar al ejército, para ponerse al servicio de la revolución, en fervor de sus entusiasmos juveniles. El General Belgrano dudó al principio sobre la conciencia de llevar a ese niño a sufrir los azares de una expedición tan ardua, cuando el padre del valiente paisanito allí presente, llamado Antonio Ríos y que en otro tiempo había sido maestro de una escuela rural, dijo: “no solo doy mi consentimiento, sino también ruego que lo acepte, porque yo, con mis 65 años de existencia, soy un hombre anciano y la entrega de mi hijo es la única ofrenda que puedo hacer a la Patria”. Entonces, el comandante Celestino Vidal, quien llegó a ser mas tarde general, hombre cegatón que veía a muy poca distancia y más los fuertes soles de noviembre en esta zona le reagravaron su dolencia, pidió a Belgrano que lo aceptara al niño para servirle de guía y compañero en la Campaña Libertadora del Paraguay y el futuro héroe, fue incorporado a las filas del Ejército Patriota”.

Propongo en este punto al lector, detenernos para tratar de ponernos por unos instantes en la piel y en el alma de este niño de 12 años, que decidió sostenidamente incorporarse a un Ejército; cuantas sensaciones habrán pasado por su piel y cuantas dudas habrán pasado por su alma. Por un lado según cuenta una anécdota estaba impresionado por la estampa marcial del joven sargento santafesino Estanislao López; y sin dudas, como muchos, habrá estado enfervorizado por el eco de los clarines de guerra y el redoble de los tambores, por la gente agitando ideas de libertad, pero la mayoría de ellos se quedó con ese fervor en la tranquilidad de su rutina. Nuestro niño héroe tuvo además el coraje de hacer suyos los ideales de Libertad, y estaba decidido a forjar su destino haciendo con su vida algo bueno, virtuoso y digno. Ya había tomado su decisión y ya lo habían aceptado; que emoción habrá sentido al ver a su padre ya anciano inflado de orgullo al ver el coraje de su hijo, que padre no se sentiría así feliz y dichoso; cuantas sensaciones nuevas habrán recorrido por su cuerpo, tener a los soldados tan cerca al alcance de sus manos, conectarse con ese nuevo mundo desconocido de armas y tambores. Lo menos que nos produce es un enorme orgullo de que este niño sea Argentino y Correntino.

Allí en Yaguareté-Corá, Belgrano y su ejército, permanecieron unos días e incorporaron más soldados, entre ellos nuestro niño héroe.

IV.- DONDE NACIÓ Y QUIEN FUE NUESTRO JOVEN HÉROE PEDRITO RÍOS “EL TAMBORCITO DE TACUARÍ

Pedro Ríos, más conocido como el Tambor de Tacuarí, nació en Septiembre de 1798, en el actual Departamento de Concepción, del Paraje Lomas de Verón, a 2 Kilómetros al noreste de la planta urbana de la ciudad cabecera entonces llamada Yaguareté-Corá (que significa Corral de Tigres, porque en esa época allí abundaban estos animales salvajes), de la Provincia de Corrientes, que fue fundada en 1796, con una base de 58 pobladores, integrados por 32 españoles y 26 nativos, quienes se hallaban avecinados desde hacía varios años alrededor del Oratorio de San Francisco de Asís, que dependía del curato del pueblo de San Roque, Provincia de Corrientes.

Luego en el año 1870, a esta ciudad le cambiaron su nombre por el de Concepción, en honor a la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Sin embargo cuando comenzó a escribirse la historia del Tamborcito, hubo dudas sobre su lugar de nacimiento, que se fueron despejando con el paso del tiempo.

El primer historiador que identifica al Tamborcito, es Bartolomé Mitre en su obra sobre Belgrano del año 1857, quien narra pormenorizadamente la batalla de Tacuarí, y apenas menciona la presencia de este Tamborcito, sin aportar datos de su conducta. Durante un largo tiempo se ignora sobre su filiación. Otros historiadores, lo mencionan como un niño desconocido.

“Se llegó al extremo de falsificar la historia en la película “El Tambor de Tacuarí”, filmada en 1948, donde se lo llama Gregorio o Goyo, incorporado en Buenos Aires al ejército de Belgrano y en un diálogo afirma haber nacido en dicha ciudad, aunque llevado desde muy niño a Corrientes. Hubo una polémica de años respecto a su nacimiento, a la que mucho contribuyeron autores de prestigio que omitiendo o tal vez ignorando… la rica tradición que sobre él existe en Concepción su cuna real y concreta, divulgaron la leyenda de un niño desconocido…”. Juan Carlos Díaz Ocanto, “El Niño Héroe era Correntino”, 1991.

De la Tradición oral -fuente inagotable de la historia-, surge en forma clara que Celestino Vidal, quien fue el militar que más contacto tuvo con nuestro Héroe y sobrevivió a los combates, en 1820 aproximadamente aportó una serie de datos sobre la vida y actuación en las batallas de nuestro Tamborcito, refiriendo puntualmente que a poco de incorporarse, el Niño le contó que hacía dos meses había cumplido 12 años, de modo que su nacimiento fue en Septiembre de 1798.

No caben dudas que el Tamborcito de Tacuarí, nació en Concepción, Provincia de Corrientes, en Septiembre de 1798, y concurría a la Escuela de Primeras Letras del pueblo, ya que su propio padre había sido maestro de una escuela rural; y que considerando la conformación de la población de ese lugar y momento, debió haber sido un Correntino criollo de tez entre blanca y trigueña, propia del mestizaje Español-Guaraní, como lo son la mayoría de los correntinos actualmente.

V.- BELGRANO Y SU EJÉRCITO LLEGAN A PARAGUAY

Luego de haber estado unos días en Yaguareté-Corá, Belgrano y su Ejército Libertador, siguieron su camino hacia el Norte en territorio Correntino por una zona sin caminos ni senderos, muy difícil de atravesar por sus ríos, arroyos, lagunas, esteros y bosques, pasando por la zona donde surgirían los centros urbanos de San Miguel y Loreto, de la Provincia de Corrientes. Actualmente a mitad de camino entre ambas localidades, se halla el paraje llamado “Curuzú Laurel”, en donde existe una antiquísima cruz de troncos de Laurel, que según la tradición fue emplazada allí por Belgrano, donde se enterraron algunos soldados de su tropa que fueron víctimas de una peste.

Belgrano eligió el camino más difícil, para poder llegar a las proximidades del Alto Paraná, sin ser divisados por el Ejército Realista Paraguayo.

El Ejército Patriota acampó en el lugar donde actualmente se encuentra la ciudad de Loreto, y luego se dirigieron hasta el Paso Ipucú, en donde recibió los armamentos, la pólvora, los caballos y los efectivos que se le enviaban desde Corrientes, conforme lo que le había solicitado al Teniente Gobernador de Corrientes Don Elías Galván, desde Caá Guasú.

Desde fines de Noviembre hasta primeros días de Diciembre de 1810, Belgrano y su ejército concentran en Ensenadas. A raíz de informes del Gobernador de Corrientes Elías Galván sobre la caballada y armamentos entregados a Belgrano, éste protesta por diversos Oficios de la flacura de los animales, de que carecen de canoas y hasta de hachas para abrir picadas y fabricar elementos de franqueo, y de la desconfianza del pueblo que daba como inevitable su derrota.

El 4 de Diciembre de 1810, la gesta patriótica llegó a San Gerónimo sobre el Río Paraná, frente a la Isla Apipé Grande, en donde Belgrano emitió una proclama a los pueblos de Misiones: “La Excelentísima Junta Gubernativa a nombre de Fernando VII, me manda a restituirlos a vuestros Derechos de Libertad, Propiedad y Seguridad, de que habéis estado privados por tantas generaciones, sirviendo como esclavos a los que han tratado únicamente de enriquecerse a costa de vuestros sudores y aun de vuestra propia sangre”.

El 6 de Diciembre de 1810, Belgrano y su ejército llegaron a una antigua reducción jesuítica situada en la margen izquierda del Alto Paraná, llamada Santa María de la Candelaria, actual ciudad de Candelaria, de la Provincia de Misiones.

Allí en Candelaria se construyeron varias embarcaciones como ser una balsa grande, un bote de cuero y varias canoas, para poder cruzar el caudaloso Alto Paraná; y llegaron por tierra en carretas las canoas fabricadas por un joven Pedro Juan Ferré -militar y político Correntino que fuera luego cuatro veces Gobernador de Corrientes y convencional de la Constitución Argentina de 1853-, que había aprendido el Oficio de Carpintero de su padre y se especializó en la construcción y reparación de barcos y botes. Las tropas realistas se hallaban apostadas frente a Candelaria, en un descampado llamado Campichuelo.

Desde Candelaria, Belgrano mandó un Oficio al Gobernador Español Velasco de Asunción (Paraguay), al Cabildo y al Obispo de Asunción, pidiendo un acuerdo para evitar un derramamiento de sangre. Esto fue llevado por el Capitán Ignacio Warnes (Secretario de Belgrano), quien fue arrestado por el Jefe del destacamento paraguayo de 500 hombres, situado en la margen opuesta del Río Paraná, y enviado engrillado a Asunción y de ahí a Montevideo. Belgrano insistió y mandó un nuevo parlamento, esta vez destinado al Jefe del destacamento paraguayo Comandante Pablo Thompson, en los siguientes términos: “Traigo la paz, la unión, la amistad en mis manos para los que me reciban como deben; del mismo modo traigo la guerra y la desolación para los que no aceptaren aquellos bienes”.

El 12 de Diciembre de 1810, Thompson respondió aceptando una tregua local hasta que el Gobernador de Asunción Velasco decidiera sobre la propuesta de Acuerdo de Belgrano, pero ese mismo día soldados paraguayos cruzaron el Río Paraná y dispararon contra el Ejército Revolucionario Argentino.

El 17 de Diciembre de 1810, Belgrano declaró rota la tregua y se dispuso a cruzar el Río Paraná. El 18 de Diciembre de 1810, Belgrano anunció a los Paraguayos su intención de cruzar el Río Paraná, y simuló hacerlo al anochecer.

Belgrano no ha esperado a tener reunidas todos los efectivos de milicias correntinas (la columna de Yapeyú a las órdenes de Tomás de Rocamora, Gobernador de Misiones; y los 500 milicianos de la Capital y Saladas que comandan José de Silva y el Capitán Carlos de Arenosa -Español Patriota-). Solo 120 milicianos con Arenosa, lo acompañan como vanguardia.

El día 19 de Diciembre de 1810, a la madrugada, sin aguardar los refuerzos de las milicias correntinas y misioneras, Belgrano y su ejército cruzan el Alto Paraná y hacen costa en la margen opuesta, donde derrotan a una guardia de 500 hombres, quienes huyen en forma desordenada hacia el interior, yendo algunos Patriotas en su persecución. Luego de esta victoria, el Ejército Libertador se interna en territorio paraguayo tomando Itapúa (actualmente Encarnación, Paraguay), sin tomar precauciones en caso de una retirada de emergencia, descuidando sus canoas al margen del Río que son tomadas por los realistas, cortándoles las comunicaciones. Por lo que cuando llegaron los refuerzos no pudieron cruzar el Río Paraná.

VI.- BATALLA DE PARAGUARÍ. PRIMERA ACTUACIÓN EN BATALLA DEL “TAMBOR DE TACUARÍ”

Los Paraguayos al mando del Gobernador realista Velasco, montaron una defensa de seis mil hombres y 16 cañones, sobre el Arroyo Yuquerí, cerca de Paraguarí, 55 kilómetros al Sur de Asunción del Paraguay.
El 19 de Enero de 1811, en la madrugada, Belgrano que solo tenía 700 hombres y 6 cañones, sin aguardar los refuerzos, decidió atacarlos por sorpresa asumiendo la inferioridad numérica y logra romper el centro enemigo, pero las alas paraguayas lo envuelven y lo derrotan.

El mismísimo Celestino Vidal en 1816, había revelado que: “… para el ataque al campamento enemigo de Yuquerí, el 19 de Enero de 1811, que desembocó en la Batalla de Paraguarí, el niño tuvo la misión junto a 70 soldados y 14 peones, de fortificar las carretas del parque de armas, como así también el hospital de campaña…”.

El Ejército Patriota sufre la primera gran derrota en suelo Paraguayo, perdiendo 150 hombres, pero pudiendo retirarse en buen orden, adoptando una posición defensiva en el Río Tacuarí -al sur del Paraguay-.

Allí Belgrano advierte que 120 de sus hombres, habían quedado encerrados en la Capilla de Paraguary, y ordenó ir a auxiliarlos; fue aquí en ocasión de que el Tambor titular tuvo que tomar la posición del soldado que estaba en la Capilla, que nuestro Niño Héroe Pedrito Ríos quedó encargado del Tambor sumándose al combate como Tambor guía de la infantería y alentando a la tropa.

VII.- BATALLA DE TACUARÍ. SEGUNDA Y MORTAL ACTUACIÓN EN BATALLA DEL “TAMBOR DE TACUARÍ”

El Ejército Patriota se hallaba fortificado en la margen del Río Tacuarí, con los 400 hombres y 6 cañones que le quedaban, esperando refuerzos, reorganizando las tropas; y el General Belgrano se dispuso a difundir los principios sociales de la Revolución de Mayo, restituyendo a los aborígenes sus Derechos de Libertad y de Propiedad, y dictando un Reglamento para la Administración de las Misiones, en cuyos artículos se establecía que los aborígenes misioneros podrían disponer libremente de sus bienes, se los eximía del pago de los tributos, y se los igualaba civil y políticamente a los demás ciudadanos, mandando formar una escuela de primeras letras.

El 9 de Marzo de 1811, al rayar la aurora, mientras Belgrano se hallaba abocado a estas tareas, fueron atacados por sorpresa por unos 2.500 paraguayos al mando de Cabañas, desde tres puntos diferentes; por el frente y por la derecha (por las fuerzas terrestres realistas), y por la izquierda (por una flotilla de botes artillados realistas).

Belgrano encomendó al Comandante Celestino Vidal, la misión de defender el flanco izquierdo, el cual se veía azotado por 4 botes y varias canoas tripuladas y armadas; quien con fuego de mosquetería logró contener a la fusilería enemiga, rechazando a la flotilla con fuertes pérdidas.

El flanco derecho fue defendido por el Mayor Machain, con 150 hombres y 10 piezas de artillería, y fueron prácticamente aniquilados por los realistas. El frente fue defendido por el General Belgrano, con 250 soldados y 4 cañones, donde se destacó la heroica defensa del Sargento Raigada. Los realistas, mayores en números, constantemente se renovaban, por lo que los Patriotas no tuvieron otro remedio que ceder. Cabañas, al mando de la fuerzas realistas, intimó a Belgrano a deponer las armas si no quería ser pasado a degüello, y cuando todos creían que no había otra salida que rendirse, el Jefe Patriota respondió: “Por primera y segunda vez he contestado ya, que las armas del Rey no se rinden a nuestras manos, dígale Usted, a su Jefe, que avance a quitarlas cuando guste”.

Con esta respuesta, los realistas avanzaron, y Belgrano y su ejército ya con solo 135 soldados de infantería, 100 jinetes de caballería (de sus soldados apenas 18 eran veteranos) y 2 cañones, se dispuso a contraatacarlos. El Capitán patriota Pedro Ibáñez, en su calidad de Oficial con más antigüedad, solicitó a Belgrano marchar al frente de la columna y así lo hizo, y Belgrano pasó a ocupar su lugar en retaguardia.

Ese momento fue tan crítico que Belgrano encomendó a su Secretario Mila de la Roca que quemara los Archivos y le dijo montado a caballo: “Aún confío que se nos abrirá un camino que nos saque con honor de este apuro y al fin lo mismo es morir de cuatro que de sesenta”.
Las fuerzas patriotas se lanzaron sobre los realistas que eran 2.000 hombres y 6 cañones; nuestra infantería con abundante armamento en ala y dividida en pequeños grupos, y nuestra caballería se dividió en dos escuadrones de 50 jinetes que empuñaban sus sables. Nuestros cañones eran transportados en brazos de los artilleros.

Así dispuestas las tropas del Ejército Libertador avanzaron sin abrir fuego hasta el momento de encontrarse frente a frente con la línea realista paraguaya; y una vez allí recién entraron en acción.

“Al frente, cubriendo el Río, queda el Mayor Celestino Vidal, corto de vista o ciego por un cañonazo, que usa como lazarillo al Tambor Pedro Ríos. El Tamborcito toca, anima a los soldados, transmite órdenes, hasta que dos disparos ponen fin a su vida. Con el tiempo se convierte en una leyenda militar argentina”. Jorge Enrique Deniri.

“En el transcurso de la titánica lucha de siete horas de duración, se destacó la figura de un valiente niño de doce años de edad, oriundo de Corrientes y cuyo nombre era Pedro Ríos. Este era guía y compañero del Comandante Celestino Vidal, que poco veía; y al mismo tiempo con el afanoso batir de parches de su Tambor por el campo de batalla, más fuerte que las explosiones de la metralla y los ayes de los heridos, parecía que sus palillos al caer sobre el parche, dijeran: “¡Adelante soldados!, ¡Viva la Patria!”. En cumplimiento de esas funciones en pleno desarrollo de las operaciones bélicas, fue alcanzado por dos proyectiles de fusil en el pecho, cayendo herido de gravedad y falleciendo minutos después, con heroísmo en el campo de batalla…”. Juan Carlos Díaz Ocanto, “El Niño Héroe era Correntino”, 1991.

Celestino Vidal que sobrevivió a la guerra, ya ascendido a General, había dicho: “Lo recuerdo y me estremezco. Me parece estar viéndolo impasible avanzar a mi lado. Yo le he visto caer y abandoné la lucha para socorrerlo. Murió de dos disparos en el pecho. Estoy seguro que su muerte fue mi salvación, porque al detenerme, no caí como cayeron casi todos los del ala donde estábamos nosotros”.

Fue así, que en este su segundo y último combate, en la batalla de Tacuarí -el 9 de Marzo de 1811-, Pedro Ríos, un niño correntino de 12 años, continuó guiando al Mayor Vidal y tocando el Tambor, resultando herido en el pecho por dos balas de fusil, perdiendo su vida, haciéndose un mártir de la Campaña Libertadora al Paraguay.

“Pedrito tenía alma de héroe y corazón de soldado, pagando con su vida el honor de servir a la Patria. Esta muestra de patriotismo, debe servir de ejemplo a la niñez y a la juventud argentina de esta nueva generación. En nuestra Historia Patria, se inmortalizó como “Tambor de Tacuarí”, el niño que con su valentía junto al ímpetu avasallador de su fanatismo infantil, alentó a ese puñado de bravos criollos, que supieron defender la causa de esa marcha militar que llevaba deseos de libertad al suelo paraguayo”. Juan Carlos Díaz Ocanto, “El Niño Héroe era Correntino”, 1991.

Finalmente los Paraguayos abandonan sus cañones y se refugian en el monte, y Belgrano logra parlamentar en condiciones ventajosas, firmándose el “Pacto de Tacuarí”, retirándose del Paraguay con todos los honores.

La campaña revolucionaria de Belgrano al Paraguay, puede decirse que fracasó militarmente, pero sirvió para la formación de un Gobierno Revolucionario Paraguayo meses después.

Belgrano luego de entregar el Ejercito del Norte al Gral. San Martín, el 30 de Enero de 1814 (cumpliendo órdenes del 2do. Triunvirato), en la Posta de Yatasto; estando ya muy enfermo descansando en Córdoba, mientras lo trasladaban de Tucumán a Buenos Aires, recordó que: “… el niño de Tacuarí había adquirido una destreza aceptable tocando el Tambor y lo considero junto a las Niñas de Ayohúma, los recuerdos más hermosos de mi vida militar, puesto que fueron niños que en circunstancias adversas no claudicaron…”.

Recordamos así además, que en la Última Campaña de Belgrano al mando del Ejercito del Norte en 1813, al Alto Perú, en las derrotas de Vilcapugio y Ayohúma (que significa en Quechua “cabeza de muerto”); en esta última participó un grupo de mujeres y niñas que algunas combatían y otras estaban en el campo de batalla dando de beber y auxiliando a los soldados, destacándose una mujer llamada la Parda (de origen Afro) -que era la mujer de un soldado- y sus dos hijas. Belgrano se refirió a ellas como las Niñas de Ayohúma.

VIII.- HOMENAJES AL TAMBOR DE TACUARÍ (ESTATUAS, LEYES, ETC)

En 1912, J. M. Ramos Mejía, Presidente del Consejo Nacional de Educación, estableció que se conmemore el 9 de Marzo en honor al Niño Héroe.

En 1924, Hernán Gómez, habla de Pedro Ríos y gesta su monumento.

La primer estatua del Tamborcito de Tacuarí realizada por el Escultor Luis Perlotti, fue fundida en el Arsenal de Guerra y se halla en el Colegio Militar de la Nación. Está montada sobre un pedestal de mampostería y tiene una sola placa homenaje del Círculo Militar, que dice: “El Círculo Militar al Tambor Pedro Ríos, Muerto en el Combate de Tacuarí - 9 de marzo de 1811”.

Otra Estatua del Tamborcito de Tacuarí, réplica de la primera, se encuentra en el centro de la Plaza 25 de Mayo de la ciudad de Concepción, Provincia de Corrientes, y dice: “Estatua al Niño Héroe, el Tambor de Tacuarí, Pedro Ríos”. Esta Estatua fue donada por el personal directivo y docente de la Escuela Graduada “J. Alfredo Ferreyra” de dicha localidad correntina, a iniciativa del maestro José Homero Reboratti, y fue inaugurada en 1929, por el Gobernador de Corrientes Benjamín S. González. Frente a dicha Plaza se conserva un árbol de Timbó de más de 200 años, bajo el cual según es tradición, se instaló el campamento de la plana mayor del Ejército Patriota.

En la Escuela Normal de la ciudad de Corrientes, en la entrada por calle Belgrano, existe otra estatua de nuestro Tamborcito, réplica de la primera, por cierto muy descuidada y poco promocionada, cuya data me fue inaccesible.

En 1930, el Doctor Francisco Atenodoro Benítez, publica su libro: “Homenaje Justiciero, la estatua al Tambor de Tacuarí”, aportando datos fundamentales para reconstruir la historia del Tambor de Tacuarí, habiendo recogido la tradición oral de su Padre, quien a su vez la recibiera de su Abuelo materno Don Salustiano Valenzuela, quien decía tener en la época en que Belgrano paso por Corrientes en su campaña al Paraguay, la edad de 10 años y ser alumno de la escuela de primeras letras de Yaguareté-Corá.

En 1972, la Dirección de Educación del Adulto, alza un Monolito en su lugar de nacimiento, Paraje Lomas de Verón, a 2 kilómetros del casco urbano de la ciudad de Concepción, Provincia de Corrientes.

Asimismo Libros de Lectura escolares en distintas épocas, y múltiples revistas destinadas a los chicos, han tenido Ilustraciones y Lecturas, en homenaje a nuestro querido Tamborcito de Tacuarí.

En el año 2011, por Ley de la Provincia de Corrientes Nro. 5.988, en conmemoración de los 200 años de la batalla de Tacuarí, fue declarado el 9 de Marzo de 1811, como Día del Niño Correntino, estableciendo que se difunda su historia en los Colegios, incorporándola a sus programas de estudios.

Esta lectura puede ampliarse en el “MANUAL DE DERECHOS HUMANOS PARA JOVENES” de Conrado Rudy Perez.

*Abogado Especialista en Derecho Penal y Docente de la Catedra Libre de Derechos Humanos y Participación Ciudadana (CES, UNNE)