Corrientes, jueves 28 de marzo de 2024

Opinión Corrientes
17 DE OCTUBRE DE 1945 - 17 DE OCTUBRE DE 2020

17 de octubre de 1945: el día que el pueblo torció el rumbo de la argentina oligárquica

17-10-2020
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(Por miembros de la Comisión Directiva Centro de Estudios y de Investigaciones Históricas “Juan Domingo Perón”)* El 17 de octubre, el Peronismo celebra el septuagésimo quinto aniversario de un hecho histórico, el que se ha convertido en el punto de inflexión entre dos Argentinas:

Una, aquella signada por la democracia formal del liberalismo decimonónico viciada por el fraude, la corrupción, la entrega del patrimonio nacional al capital extranjero y por la explotación inhumana de los trabajadores por un capitalismo expoliador; y la otra, la Argentina de los sumergidos que, desde el fondo de la historia, pugnaban por la democracia real, la liberación nacional y la justicia social, para los cuales no tenía respuesta alguna el decadente sistema partidocrático liberal de la época.

Para comprender las razones de la movilización de masas del 17 de octubre de 1945 y el origen histórico del Movimiento Peronista, necesariamente hay que remitirse a la historia, al breve relato de los hechos que signaron a aquella Argentina decadente de la “década infame” y del “estatuto legal del coloniaje” al decir de nuestro querido y olvidado Arturo Jauretche. Eran los tiempos del Pacto Roca-Runciman, de la Ley de Coordinación del Transporte, de las leoninas concesiones a la CADE y a la CIAE y del Banco Central mixto según el modelo de Sir Otto Niemeyer, y por fin, la Argentina de la democracia del fraude, la del pueblo ausente, aquella en que los personeros de la oligarquía (Agustín P. Justo, Marcelo T. de Alvear, Roberto M Ortiz y Ramón S. Castillo) se pasaban el poder por acuerdos espurios y cuyo colofón sería ya próximo a concluir la década del 40, el continuismo oligárquico a través de la proclamación para la presidencia de la Nación del rico terrateniente norteño Robustiano Patrón Costa. Es en ese momento histórico que, se produce el 4 de junio de 1943, el único golpe de estado que, las fuerzas armadas y en particular el Ejército (del cual era parte el GOU), sellaría la suerte de la oligarquía para convertir al pueblo en protagonista activo de su destino, abriendo los cauces hacia la democracia real, legitimada más tarde por el voto libérrimo del 24 de febrero de 1946.

El entonces Coronel Perón (miembro del GOU) desde la Secretaría de Trabajo y Previsión –cuya jurisdicción se extendió a lo largo del territorio nacional-, llevó adelante una política coincidente con el movimiento obrero sindicalizado a través del reconocimiento de derechos conculcados y negados por la oligarquía, tales como el Estatuto del Peón Rural, el aguinaldo, el salario mínimo vital y móvil, el Instituto Nacional de las Remuneraciones, el fuero y el procedimiento laboral, y por fin, el Decreto-Ley de Asociaciones Sindicales por el cual se legalizó a los sindicatos históricamente declarados asociaciones ilícitas por la Corte Suprema. Así, se fue produciendo la simbiosis política del Cnel. Perón con la clase trabajadora, esto es, con el naciente proletariado industrial en su mayoría provenientes del interior provinciano. En síntesis, la clase trabajadora y el sindicalismo –con pocas excepciones- se hacía peronista y a la postre, se convertiría en la columna vertebral del movimiento peronista.

Naturalmente, el giro que había tomado la Secretaría de Trabajo y Previsión hacia la clase trabajadora provocó la airada reacción de los personeros de la oligarquía nucleados en la Unión Cívica Radical, el Partido Conservador, el Partido Socialista y el Partido Demócrata Progresista (Nicolás Repeto, Ernesto Sanmartino, Alfredo Palacio, Federico Pinedo y los Hnos. Américo y Rodolfo Ghioldi), con el reclamo unánime de: “EL GOBIERNO A LA CORTE” y la remoción del Cnel. Perón de la Secretaría de Trabajo y Previsión. No obstante que, por presión de sus pares (el Alte. Vernengo Lima y el Gral. Eduardo Avalos) Perón presentó su renuncia a todos los cargos que detentaba y en particular el de Secretario de Trabajo y Previsión, fue encarcelado por presión de los personeros de la oligarquía en la Isla Martín García. Tal fue el detonante político para que, miles de trabajadores a lo largo y a lo ancho del territorio nacional y en particular en las calles de Buenos Aires, salieran espontáneamente para protagonizar la única movilización popular que, con las consignas: ¡Patria sí colonia no! y ¡Perón sí otro no!, torció el rumbo de la historia sepultando la vieja y caduca partidocracia liberal que, había convertido a nuestra Patria en una colonia sin honra ni dignidad. Nadie como Raúl Scalabrini Ortiz, supo relatar con su veraz protagonismo lo que fue el 17 de octubre de 1945: “El sol caía a plomo sobre la Plaza de Mayo cuando las primeras columnas de obreros comenzaron a llegar. Venían con su traje de fajina, porque acudían directamente desde sus fábricas y talleres. No era esa muchedumbre un poco envarada que los domingos invade los parques de diversiones con hábitos de burgués barato. Frente a mis ojos desfilaban rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras escasas cubiertas de pringues, de restos de brea, grasas y aceites. Llegaban cantando y vociferando, unidos en la impetración de un solo nombre: Perón…. Venían de las usinas de Puerto Nuevo, de los talleres de Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones y acerías de Riachuelo, de las hilanderías de Barracas. Brotaban de los pantanos de Gerli y Avellaneda o descendían de las Lomas de Zamora…. Era el subsuelo de la Patria sublevada…Aquel día yo vi el rostro de la historia en toda su esplendorosa plenitud. Yo era uno cualquiera que sabía que era uno cualquiera y, sin embargo, como un tremendo vendaval, me sacudía el orgullo de estar abriendo el cauce de los tiempos venideros”.

Libre de la cárcel de Martín García y ante una multitud de más de un millón de trabajadores, ya entrada la noche del 17 de octubre, desde los balcones de la Casa de Gobierno, Perón entraba a la galería de los grandes de la historia con un célebre discurso: “Hoy a la tarde, el Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del Ejército. Con ello he renunciado voluntariamente al más insigne honor que puede aspirar un soldado…Lo he hecho porque quiero seguir siendo el Coronel Perón y ponerme con este nombre al servicio integral del auténtico pueblo argentino…Siempre he sentido una enorme satisfacción, pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Nación”.

Aquella histórica movilización popular, que no solo significó la irrupción política del naciente proletariado industrial sino también el acta de nacimiento del movimiento justicialista, fue cabalmente interpretado por una intelectualidad comprometida con la causa de la liberación nacional y social, de la cual fueron parte Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Juan José Hernández Arregui, Leopoldo Marechal, Arturo E. Sampay, Rodolfo Puiggros y Norberto Galasso entre otros. Para ellos nuestro homenaje y nuestro eterno reconocimiento, porque fueron y son la correa de trasmisión cultural de aquella gesta patriótica del 17 de octubre y forjadores de la conciencia nacional de nuestro pueblo.

Meses después, el 24 de febrero de 1946 legitimado por el voto popular, el entonces Coronel Perón ingresaba a la Casa Rosada ya convertido en Presidente de todos los argentinos para llevar adelante la revolución justicialista, cuya proyección política e ideológica sigue vigente con la impronta revolucionaria que supo imprimir a todos los actos de una vida pública prolífica, al servicio de los supremos intereses del pueblo y de su Patria.

Aquel pueblo anónimo y sus herederos de hoy –sumergidos por la explotación del sistema liberal-capitalista y por un modelo neoliberal que privilegia la usura del capital a la dignidad del trabajo- exige del liderazgo de los que hacen de la lealtad una cultura y el paso al costado de los timoratos y de los genuflexos, para convertir al Peronismo en la vanguardia revolucionaria de una Argentina socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana. TAL LA CONSIGNA DE NUESTROS DIAS.

*Miembros de la Comisión Directiva Centro de Estudios y de Investigaciones Históricas “Juan Domingo Perón”:
Norberto S. Soto: abogado Laboralista, miembro titular de la FAES. Ex asesor de la CGT-Delegación Corrientes, actual; asesor de organizaciones sindicales.
Héctor O. Castillo: ex secretario Gral. de la Asociación Bancaria-Ctes.
Ramón A. Salazar Peleato: abogado – ex juez en lo Penal.
Ramón A. Gómez: abogado Laboralista- ex director Dpto. Pcial. Ex director Diario Corrientes y ex director IOSAP
Daniel A. Bordón: abogado –docente universitario (UNNE)
Juan M. Roldan: abogado
Germán Wiens: ex funcionario Poder Judicial de la Nación
Carlos A. Cassarino: docente e historiador