Corrientes, martes 19 de marzo de 2024

Cultura Corrientes
#QUEDATEENCASA

#POEMASQUENOSACOMPAÑAN: esos pájaros en un sombrero, esos girasoles del alma

09-10-2020
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La docente y escritora entrerriana Griselda Passadore comparte con nosotros uno de esos poemas que siempre la acompañan, Pájaros sobre el sombrero de Vincent Van Gogh, de otra escritora entrerriana, de Victoria, Marta Zamarripa. Leamos…


“Al pensar en poetas predilectos, vienen muchos y muchas a mi mente. La primera que me apareció en este momento fue Alejandra Pizarnik, quien siempre me atraviesa con su poesía descarnada y bella. Pero, de inmediato se impuso en mi mente otra gran poeta, con un estilo que me eriza cada vez como la primera, y es Marta Zamarripa, oriunda de Victoria, Entre Ríos, donde yo nací. De esta querida gran poeta y docente, comparto en esta ocasión, la siguiente poesía: Pájaros sobre el sombrero de Vincent Van Gogh”, nos comenta Griselda, y agrega: “Espero lo disfruten como yo y recorran el camino de su poesía maravillosa”.

Ah, no me olvido,
no olvidaré jamás.

Pero miro estos campos
este fulgor sobre los trigos
este terrón de sorgo
esta sonrisa de agua que oculta el mar.

Aquí en la patria,
digo, esta provincia,
la eternidad
se mueve como el mundo.

Yo he visto a Van Gogh
sembrando en estos surcos.
He visto su sombrero campesino
entre los girasoles de Victoria
y su oreja ardida en el atardecer
convocando el vuelo de los pájaros.
Aquí lo he visto.
Lo veo todavía.

Ah, no me olvido,
no olvidaré jamás
aquella tarde de Berlín
cuando me suicidé en el canto de un mirlo
sin saber que los caballos azules de Frank Marc
estaban para salvarme
de un naufragio en tus ojos
lejanos ya perdidos para siempre.

Ah, no me olvido,
no olvidaré jamás
aquel estanque,
intimidad azul de la belleza
agua dormida de Monet
donde me ahogué de inocencia y delirio.

Ah, no me olvido,
no olvidaré jamás
aquel portal, aquella aldaba,
aquel cielo de siglos de Toledo
precipitado por el Greco.

Ah, no me olvido,
no olvidaré jamás.
Pero Van Gogh
no estaba en los museos.

Yo lo he visto flotar
sobre los girasoles de Victoria.
Liviano más que el aire.
Reconciliado con la dicha.
Definitivo de fulgores.

Lo he visto entre los sorgos.
Lo he visto entre los trigales.
Y el viento levitaba su sombrero
y cardenales amarillos de las islas
cantaban sobre su cabeza
y miles de pájaros
picoteaban los granos de oro de su corazón.



(Marta Zamarripa, del libro Azul de frío, Ediciones Ríos al Mar, 2006)