Corrientes, viernes 26 de abril de 2024

Opinión Corrientes

Lo señaló Rosa Luxemburgo: ¿Socialismo o Barbarie?

13-09-2020
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Rosa Luxemburgo, destacada  revolucionaria del siglo XX

( Por Arturo Zamudio Barrios, para momarandu).Como afirmaba Tucídides, cuando más extiendas los límites imperiales, más debilitado quedas; un milenio más tarde, cierto proverbio cristiano habría de repetirlo a su modo: “Dios ciega a quien quiere perder…


Cabría aplicar ambos adagios, estrictamente, a los Estados Unidos, aunque tengamos también que asignar su cuota al itinerario casi inevitable del capitalismo, acrecentado en un cierto período por las derrotas políticas ocasionadas por las dificultades del socialismo tras el desastre de la aventura fascista. No se puede ignorar, tampoco, que la existencia de los países capitalistas nunca ha sido unívoca y que tarde o temprano, alguno de ellos iba a ganar la delantera a los otros, mediante, sobre todo, la sucesión de guerras. Y tal lo ocurrido tras la última contienda mundial, cuyo desenlace pone en primer plano a la potencia que ganó posiciones ya antes de la primera: la asociación de algunas químicas (I Farber con Dow Chemical), la Banca Morgan y el Deutsche Bank y, finalmente, Rockfeller y las petroleras, no sólo impulsan la nueva Guerra, sino que apresuran el resultado ya divisable en los días de la “Folle epoque”.

Naturalmente, la alternativa de un conjunto de naciones y comarcas cuya dirección, falta de debate por la inminente agresión, frustraba el rango expansivo con que había nacido en 1917, burocratizando su labor una unidad política de nuevo tipo, la URSS, cuya victoria sobre el fascismo agotó, si se quiere, a la etapa staliniana. Tampoco dejó de producir tensiones la creación allí donde ayer no había siquiera alfabeto, como en el caso del Kirguistan. Mientras tanto, en el área capitalista el deslinde proseguía, apoyándose sobre todo en la persecución del pensamiento norteamericano (democrático, avanzado y a veces, pensamiento a secas) desde fines del siglo anterior.

Pasada la Primera Contienda Mundial, cuya resistencia al Presupuesto guerrero fue intenso (¿es casual la fascinación de los socialistas de nuestros días por Lenin?) la lucha obrera en su seno, dejó huellas intencionalmente oscurecidas para mostrar la complicidad y el desclasamiento de los trabajadores con el capitalismo en crecimiento a costa de pueblos y naciones. Mientras que ninguna duda ofrece Eugenie Debs, desde la mazmorra que lo encierra cuando escribe: “Dije antes y digo ahora, que mientras haya una clase baja, yo estoy en ella; y mientras haya un elemento criminal, yo estoy con él, y mientras haya un alma en la cárcel, no soy libre…” (The Jacobin, 09/20) (Recordemos que el asesinato de obreros ante “el crimen de la huelga”, dejó unos cuantos testimonios en el Siglo XIX estadounidense).


Vale, pues, recordar que los descendientes de Jenny Marx y Edward Aveling han ofrecido siempre una fisonomía política imposible de confundir. Por eso, la sedicente aceptación obrera de los monopolios y sus fechorías, ya desmentida tiempo atrás por “L’Humanité”, no pasa de la lectura mal hecha de economistas y sociólogos.

Por el contrario… aunque el desclasamiento haya cundido entre los llamados “demócratas”, aquejadas además sus espaldas por la antigua defensa de la Confederación esclavista, la convicción de ponerle la marca, en nuestros días, al ciclo capitalista caracteriza no pocas de sus luchas, donde el movimiento obrero agranda sus filas... y hace valer una ventaja: recordar la sentencia de Rosa Luxemburgo: “o Socialismo o Barbarie”, ostenta, como en la Alemania de 1918, la prueba estadounidense de que el viejo Orden no dispone ya de alternativa, salvo la auto-destrucción neo liberal. Pues… la victoria sobre la Unión Soviética tuvo mucho de eso, de canto de cisne, y no sólo por la acumulación del oro “occidental” al concluir la última Guerra Mundial.

Basta con mirar un poco hacia atrás para percibirlo, al margen, claro está de los errores que, sin duda, el estalinismo cometió; en algún momento se habló de “la Guerra de la Cocina” e inclusive, sumada a la oferta a técnicos, científicos y especialistas cosechados en todas partes, la tensión estadounidense iba a costar lo indecible.

La industria habría de dedicarse a proveer al consumidor norteamericano de todo tipo de enseres, unos necesarios, válidos y otros superficiales, popularizando lo que desde entonces se bautizó como “Sociedad de Consumo”. Lo que, por supuesto, es inválido cuando implica un cierto tipo de “irracionalidad”: sacrificar un departamento a causa del crédito bancario, para mantener dos autos –lo observó Fidel en alguna ocasión- , giro “consumista” que solía ser común hace mucho, ya no importa la disponibilidad del bien necesario, perfectamente entendible. En la California de nuestros días la pérdida constante, por ejemplo, de “Apartamentos” por créditos impagos cuyas tasas no dejan de subir, se ha convertido en espejo del “consumismo del capitalismo actual”.

¿Podemos dudar la influencia que tal “riqueza” estadounidense tendría que mostrar sobre el resto del mundo, cuando durante la década del 90 el “poderío” residía en sólo un sitio, justificando hasta la agresión a un país –Libia, Irak-por pretender una moneda que dejara fuera, en ciertos círculos, a la tiranía del dólar, aquel signo que el Imperio español – “conquistador del Nuevo Mundo”- había legado a las fuerzas imperiales de nuestros días. Entretanto, con cuarenta y tres millones de desocupados a cuestas y muchos confiados en que el subsidio por este rango, provea de algunos pesos más que permitan comer y pagar la vivienda, no muestra, precisamente, el “destino americano” predicado por sus congéneres.
Al mismo tiempo, en ciertas esferas se arrastra –lo insinuaba recientemente el “Washington Post- la acusación ante la Corte de Justicia de Trump y de uno de sus periodistas selectos (Woordward) por el crimen de “lesa Humanidad” de ocultar durante un tiempo valioso la realidad del COVID 19, a cuyo impacto se deben bastante sus 200 mil muertos. ¿Motivo…? ¡El uno para ganar una elección; el otro, para facilitar en ferias y librerías, la venta de su último libro! (David Sirota, El Jacobino/10/09)

La degradación por ende del Coloso del Norte sobrepasa limpiamente la hazaña televisiva o la estupidez de “las redes llamadas sociales”; el discurso invariable de sociólogos y economistas ya no puede ocultar lo ahora inocultable , cuando la fascinación con Lenin equivale a sólo una cosa: hallar una alternativa social consiste en aquello que Trump trata con retraso de expulsar de la cabeza de los trabajadores: el Socialismo, con nuevas formas, con nuevos estudios y un fuerte estado crítico –como el que preconizaba Lenin- es el que puede empezar a resolver las conmociones de la feroz crisis que padecemos.